"(...) Fuera de Europa, la Renta Básica está logrando apoyos en otros países
industrializados, incluyendo Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva
Zelanda y Japón. Alaska es
un ejemplo destacado, ya que desde 1982 ha tenido su propia forma
particular de Renta Básica, un dividendo incondicional anual pagado de
forma individual a todas las personas que han vivido allí durante al
menos doce meses (excepto los condenados por un delito grave en el
último año).
El Fondo Permanente de Alaska (FPA), que consiste en 25%
del capital obtenido por la venta o regalías de minerales (petróleo y
gas) por parte del Estado, paga la factura. El pago anual se basa en un
promedio de los ingresos del FPA de cinco años y ha variado desde los
331,29 dólares de 1984 a los 3.269 dólares en el año 2008, si bien,
dadas las particulares características de este fondo, hay años cuya
cantidad es menor que la del año precedente.
A pesar de que esta «Renta
Básica» no implica una reforma fiscal (como proponemos en el Reino de España), sus beneficios son innegables. Alaska es uno de los estados con las tasas más bajas de pobreza en los Estados Unidos y uno de los menos desiguales.
En 2009, el beneficio añadió unos 900 millones al poder adquisitivo de
los habitantes de Alaska, el equivalente a 10.000 nuevos puestos de
trabajo.
La idea de la Renta Básica ha echado raíces en los países del Sur
como una medida contra la pobreza, por ejemplo en Brasil, en Namibia y
en Sudáfrica. Brasil es el primer país del mundo que ha adoptado una ley
(2003) que pide la introducción de una Renta Básica. En Sudáfrica, los
sindicatos, algunas iglesias y muchas ONG reivindican lo mismo y, en
Namibia, la Coalición del Subsidio de la Renta Básica (dirigido por el
Consejo de Iglesias, la Unión Nacional de Trabajadores de Namibia, el
Foro de ONG de Namibia, el Consejo Nacional de la Juventud y la Red de
Namibia de Organizaciones para el Servicio frente al SIDA) llevaron a
cabo un proyecto piloto de dos años (2007-2009) en Otjivero-Omitara, una
zona rural de ingresos bajos, donde los 930 habitantes recibieron un
pago mensual de 100 dólares namibios cada uno (unos 12,4 dólares
estadounidenses).
El pago era pequeño, pero los resultados fueron
sorprendentes: el número de niños con bajo peso pasó del 42% al 10%; las
tasas de abandono escolar se redujeron del 40% a casi el 0%; el número
de pequeñas empresas aumentó, al igual que el poder adquisitivo de los
habitantes, creando así un mercado para los nuevos productos.
Sin
embargo, el gobierno de Namibia hasta ahora se ha resistido a introducir
una Renta Básica a escala nacional. En Ciudad de México una
pensión pagada como un derecho para todas las personas de 68 y más años
(unas 410.000) también ha logrado beneficios sociales: aumento de la
autonomía y la libertad de las personas de edad avanzada, más respeto en
el ámbito familiar, una mayor visibilidad pública, la mejora de la
autoestima, una mejor nutrición y salud, y una disminución de la
desigualdad social.
En 2010, se introdujo una Renta Básica parcial en la
India como parte de un proyecto piloto apoyado por UNICEF y
desarrollado por el sindicato de mujeres Asociación de Trabajadoras
Autónomas (SEWA).
Durante un año, 6.000 personas de las zonas rurales de Madhya Pradesh
recibieron un pago incondicional, que equivalía a alrededor de 24
dólares estadounidenses al mes para una familia promedio. El proyecto
logró una mejor alimentación, salud, educación, vivienda e
infraestructura, actividad económica y, sobre todo, nivel de
instrucción.
Otras iniciativas,
relacionadas con la Renta Básica en la medida en que son «programas de
dinero gratuito», han ofrecido pagos únicos a las personas sin hogar en
Londres, a los habitantes pobres de un pueblo en el oeste de Kenia, y a
niñas y mujeres en Malawi.
Todos ellos muestran correlaciones claras
entre estos pagos y menores tasas de delincuencia, un descenso de la
desigualdad, menos desnutrición, baja mortalidad infantil y menores
tasas de embarazo adolescente, menos absentismo escolar, mejores tasas
de finalización de la escuela, mayor crecimiento económico o mayores
tasas de emancipación.
También tenemos el interesante caso de Cherokee, Carolina del Norte (con
una población actual de 8.000 personas), donde la Eastern Band of the
Cherokee Nation es la propietaria del casino. En 1996, el consejo de la
tribu votó para distribuir la mitad de las ganancias del casino de
manera uniforme entre sus cerca de 15.000 miembros con el fin de dar a
la comunidad una parte de la riqueza conseguida gracias al juego.
Los
pagos han aumentado de 500 dólares hasta alrededor de 10.000 dólares por
persona al año. Jane Costello, un investigador de la Universidad de
Duke que ha estado estudiando los
efectos de estos pagos en 1.420 niños Cherokee del área durante los
últimos veinte años, comparando la vida de los niños pobres que
recibieron los pagos con los que no lo hicieron, encontró que, en
algunos años, los que recibieron los pagos estaban un grado por delante
en la escuela en comparación con aquellos que no lo hicieron, tenían una
mejor salud mental en general, y los problemas de conducta de este
grupo disminuyeron en un 40% y las tasas de criminalidad en un 22%.
Los programas de Renta Básica «parciales» y las iniciativas de pago
único de «dinero gratis» son instructivos porque demuestran que estos
pequeños pagos incondicionales pueden lograr grandes cambios en la salud
social y mental. Si un pago único no universal puede lograr efectos tan
positivos, ¿qué no podría lograr una «verdadera» Renta Básica? (...)
Una Renta Básica no es difícil de financiar, tal y como ha demostrado un exhaustivo estudio reciente para Cataluña.
Otra investigación desarrollada recientemente para el conjunto del
Reino de España con una metodología muy parecida y a partir de una
muestra de casi 2.000.000 de ejemplares del Impuesto de la Renta de las
Personas Físicas, demostró que una Renta Básica de
casi 7.500€ al año (y una quinta parte para los menores de dieciocho
años) podría financiarse sin tocar ningún servicio social y, además, se
ahorraría una gran cantidad de los costes administrativos y las
prestaciones sociales con costes menores, las cuales serían eliminadas.
Más concretamente, una persona que recibe una pensión de 1.500€ al mes
recibiría la misma cantidad (650€ de Renta Básica y 850€ en concepto de
pensión), pero la persona que actualmente recibe una asignación pública
monetaria de 400€ recibiría 650€, más de un 60% adicional.
Estos dos
estudios se basan en un sistema de redistribución de impuestos
progresivos sobre la renta donde el 20% más rico financiaría
fundamentalmente la Renta Básica, aunque también la recibirían. ¡Los
ricos reciben la Renta Básica, pero no ganan, repetimos de nuevo! El 70%
de la población con las rentas más bajas ganaría; un giro radical de la
situación actual. La introducción de una Renta Básica no es un problema
económico, sino político. (...)" (Daniel Raventós / Julie Wark - www.sinpermiso.info, , en Attac España, 12/04/2015)
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