"Hay un entusiasmo creciente en la izquierda actual sobre la denominada
renta básica universal (RBU) o lo que alternativamente se conoce como
renta básica garantizada. Bajo este sistema se supone que el Gobierno
proveerá a cada persona de una paga regular y lo hará sin requerirle que
participe en ninguna forma particular de trabajo social.
La idea, como argumentan Nick Srnicek y Alex Williams en su libro de próxima aparición Inventing the Future: Post-capitalism and a World without Work
(Verso, 2015), es crear un nuevo mecanismo de redistribución que
“transformará la precariedad”, “reconocerá la labor social”, “facilitará
que el poder de clase se organice” y “ampliará el espacio en el cual
experimentar cómo nos organizamos las comunidades y las familias”. (...)
¿Cuál es la meta final de este nuevo orden? El fin del trabajo
remunerado y el principio de la era poscapitalista. Como respuesta a la
plaga de recuperaciones sin empleo y a la ofensiva de las nuevas
técnicas de automatización, Srnicek y Williams concluyen que todas las
señales apuntan a una inminente “sociedad postrabajo” y que la “demanda
de la socialdemocracia por el pleno empleo debería ser reemplazada por
la demanda de pleno desempleo”.
En manos de Srnicek y Williams la renta básica universal asciende de su estatus marginal en los think tanks
y las redes sociales a las alturas del rigor intelectual y la sabiduría
asociada con la crítica teórica.
Teóricos como Steven Shaviro ya han
empezado a debatir las posibilidades y límites de la revolución de la
RBU de Srnicek y Williams y sin duda continuarán haciéndolo por algún
tiempo. Pero antes de sumergirnos en este precipitado futuro de la RBU
ofrezco una pocas palabras de cautela que parecerán palos en las ruedas.
Lo que digo aquí es que Inventing the future de Srnicek
y Williams yerra en la forma de tratar el problema del desempleo bajo
el neoliberalismo y que su formulación confusa genera un deseo por la
RBU que no solo es políticamente perverso, sino que además contradice el
fin explícito del libro de una transformación sistémica. La RBU puede
aportar ayuda para algunos males contemporáneos. Pero sugiero que no
cargue con el peso de la transformación total que Srnicek y Williams
pretenden.
Argumento que en el núcleo del error analítico de
Srnicek y Williams subyace una visión liberal sobre el dinero y el
desempleo no percibida. De acuerdo con el imaginario liberal el dinero
aparece como una cosa finita que pertenece al volátil dominio de los
capitales privados y las finanzas.
Entonces, sobre la base de esa imagen
convencional del dinero, Srnicek y Williams presuponen otro de los
grandes mitos del liberalismo: que el desempleo es el resultado directo
de los caprichos del mercado y la creciente automatización.(...9
Desde el punto de vista de la TMM el desempleo no es una
consecuencia de los mercados ni de la automatización. Más bien el
desempleo resulta del funcionamiento normal del Gobierno creador de
moneda. Por esta razón, concluye la Modern Money Network de Raúl
Carrillo en The Nation, “tu Gobierno te debe un empleo.
Con esta frase, Carrillo revela la respuesta alternativa a la
devastación neoliberal que la concepción no ortodoxa de la TMM sobre el
dinero y el empleo muestra a la vista. Las soluciones de la TMM:
1)
Implementar un programa público de empleo garantizado (trabajo
garantizado) que cubra el coste de la vida, el cual sitúa el nivel
mínimo para el trabajo social y asegura el derecho de todos a participar
con pleno sentido en dar forma a la totalidad social y del
medioambiente y
2) extender el sector publico vía el trabajo garantizado
y otros programas públicos con el objetivo de resolver necesidades
urgentes sociales y medioambientales.
“La respuesta al problema del
desempleo son más empleos”, escribe Randall L. Wray. Y dado que un
Gobierno emisor de moneda no puede nunca quebrar, dice Wray, siempre
puede asumir contratar a todo aquel que quiera y sea capaz de participar
en la construcción de un mundo mejor.
Encarándolo desde esta
perspectiva, el problema del desempleo delineado por Srnicek y Williams
cambia desde una crisis capitalista que señala el fin del trabajo y que
requiere una RBU hacia una crisis de gobernanza y potencialmente un
proyecto socialista a gran escala. Ese proyecto reside en poner los
medios de producción en manos comunitarias para reevaluar activamente la
naturaleza y el significado del trabajo remunerado y en última
instancia transformar la totalidad ecológica y social.
De hecho, desde
ese punto de vista, la contracción del sector privado puede convertirse
en la bonanza del interés público. Cuanto más prescindan los mercados y
las tecnologías de la automatización del trabajo humano, mejor podrá el
Gobierno emplear directamente a más personas para servir fines públicos y
medioambientales.
El trabajo garantizado de la TMM, mientras
tanto, es más que un remedio dirigido al desempleo y subempleo de hoy
día. Se muestra para reconfigurar todas las relaciones sociales por
definir de forma activa los términos mínimos de retribución, atención
sanitaria, condiciones de trabajo, permisos retribuidos, etc.
Empoderando a los privados de derechos involucrará a los trabajadores en
dar forma a los valores que dirigen la producción económica y la
distribución en su conjunto. Pero sobre todo el trabajo garantizado de
la TMM promete convertirse en una institución social fundacional sobre
la cual otras puedan demandarse y desarrollarse.
Cuidado socializado de
niños y ancianos, educación accesible para todas las edades, banca
postal de bajo coste, sociedades de tenencia de tierras comunitarias,
modernización mantenimiento y sostenibilidad ecológica de edificios,
infraestructura pública cultural y artística, esas instituciones pueden
ser más fácilmente reclamadas y obtenidas cuando se lanzan desde el
lugar del empoderamiento, la solidaridad y la reciprocidad que el
trabajo garantizado promete crear. Por estas razones argumento que es el
trabajo garantizado de la TMM, más que la renta básica universal, la
clave de todos los objetivos políticos.
Al final, encuentro que
la llamada de Srnicek y Williams por una sociedad de renta básica
universal se parece un poco a las soluciones parciales y localistas
sobre las que su libro previene. La RBU sin duda es una mejora sobre el
orden neoliberal. Muy bien puede ayudar a transformar la precariedad,
reconocer el trabajo social, facilitar que se organice el poder de clase
y ampliar el espacio en el cual experimentar cómo nos organizamos las
comunidades y las familias, como sugieren Srnicek y Williams.
Sin
embargo, dado el hecho que la RBU sería una institución descentralizada,
no planificada y sin participación activa, temo que encaja fácilmente
con las fantasías neoliberales de inmanente autoorganización y que por
sí sola es estructuralmente incapaz de llevar a cabo el tipo de amplias y
duraderas transformaciones que Srnicke y Williams desean.
Sin un trabajo público garantizado, la Renta Básica Universal es simplemente asistencia social con otro nombre, una solución laissez-faire
a la crisis social y ecológica contemporánea.
La RBU dice, elige, cuida
de ti mismo y deja a los dioses de la autoorganización que se encarguen
de la totalidad. El comunitarismo directo es vital en cualquier orden
social. Pero el viejo sueño del Gemeinshaft será inadecuado para
establecer y mantener la transformación total que tan desesperadamente
necesitamos." (Scott Ferguson , Counter Punch, en Rebelión, 11/12/15)
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