"(...) P. En La guitarra azul el arte crea vida: Su
protagonista, Olly, cuando se enamora de Polly parece crear a su
personaje amado, en lugar de amar exactamente a la que es.
R. De todos los monstruos que he creado, Olly es el mayor monstruo,
tengo un amigo que es muy tartamudo (lo imita) y me dice: te he leído,
es el peor tipo, miente a todos, sobre todo miente al lector, ¿a que es
bueno?
P. Cuando el protagonista se enamora de Polly…
R. ¿Se enamora? ¿Cree que se enamora de verdad?
P. Bueno, es lo que dice: enamorado otra vez.
R. Creo que solo está enamorado de sí mismo.
P. Pero lo dice: de nuevo enamorado. Y crea su propia imagen
de Polly a su imagen y semejanza. Y cuando se estropea todo y ella viene
llorando esta imagen se desvanece.
R. Ella cambia todo el rato, es lo que está tocando la guitarra azul.
De eso va el libro: de cómo el arte crea vida pero distorsiona la vida
también. Crea belleza de lo ordinario. Si te enamoras, la persona se
convierte en dios. Estás obsesionado. Todo lo que hace te interesa.
El
artista se concentra en el objeto mientras el amante se concentra en el
amor. Me acuerdo una vez acostado con una chica, ella me dijo: Lo hago
por llevarte la contraria, pero sabes que te quiero mucho, ¿verdad?
P. Usted presenta el amor como egoísta, narcisista.
R. Todo amor es narcisista, y luego se convierte en otra cosa.
P. ¿Es posible el amor sin herir? Él hiere a su mujer, a su amigo, a su amante, a todos.
R. Lo pondré así. Cada mujer que he conocido ha sido encantadora,
amable, todo lo que he aprendido en la vida lo he aprendido de las
mujeres, las mujeres me parecen completamente diferentes de los hombres,
no puedo imaginar una cena con 12 hombres, toda esa testosterona… toda
mujer que he amado de alguna manera me ha seguido queriendo.
P. ¿Pero es posible amar sin daños?
R. He intentado hacerlo sin daños. El amor del que hablamos solo dura
poco tiempo. El enamoramiento. Luego cambia a otra cosa más importante,
gustar es una palabra débil, pero es bueno gustar.
P. Puedo preguntarle algo personal, si no quiere no conteste. ¿Es cierto que tiene dos esposas?
R. Sí, las tengo. Tengo una mujer y una compañera y las quiero a las
dos. Pero amo a todas las mujeres que he amado. Me enamoré por primera
vez a los 11 años, con una chica de Liverpool que venía con su familia
en verano. Teníamos 11 años y nos veíamos dos o tres semanas al año. Y
así hasta los 17 años. Entonces fui a pasar la navidad con ellos y en
Nochebuena rompió conmigo.
P. En su novela, ¿quién inspiró este Olly, este personaje?
R. Probablemente es como me veo a mí mismo, este horrible hombrecillo.
P. Pero él hiere a la gente.
R. Sí…
P. Él está bloqueado, no logra pintar de nuevo. ¿También es usted?
R. Pero creo que Olly volverá a pintar. Mire Picasso. Antipático,
brutal y bajito. El artista es despiadado, éste y todos los artistas,
son caníbales.
Una vez, hace muchos años, estábamos mi mujer y yo en el
coche y tuvimos una de estas discusiones, me dijo algo que sonaba bien y
le dije: ¿puedo usar eso? Eres un monstruo, dijo. Lo sé, pero ¿puedo
usarlo? Pero ella es la mujer de un artista y sabe el coste. Es una
mujer maravillosa.
P. ¿Es escritora?
R. No, es lectora.
P: ¿Le entiende?
R. Sí. Rara vez pierde la paciencia. Cuando le digo que la quiero, me
responde que ella también pero que no se lo pongo fácil. Y entonces yo
le respondo que se aburriría si se lo pusiera fácil. Cuento esto, pero
no quiero ni pensar en el dolor que he ocasionado. (...)
El escritor, ya en el café, enseña las fotos de esas hijas y un nieto.
R. Tengo dos hijos con mi mujer, que parecen mayores, más maduros que
yo, ahora en sus cuarenta, y dos hijas con mi pareja, de 26 y 19 años.P. ¿Y lo llevan bien? ¿Se conocen?
R. ¡Oh, no! Mi mujer me mataría…
P. Pero ella lo sabe.
R. Oh, claro. Paso la mitad de la semana con mi mujer y la otra con mi pareja
P. ¿Y ella está de acuerdo?
R. No.
P. O sea que el amor duele.
R. Claro que duele. Mucho. Pero no soy Olly, no tengo su egoísmo." (
Berna González Harbour , El País,
2 ENE 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario