"Hace unos días se desarrolló un debate interesantísimo en el
Parlamento británico (y creo que impensable en el nuestro) sobre
creación de dinero y sociedad.
Lo inició el diputado conservador Steve Baker recordando a Henry Ford
cuando dijo que si la gente supiera lo que hacen los bancos con su
dinero habría una revolución al día siguiente.(...)
Como ha analizado con toda crudeza un reciente informe del Banco de
Inglaterra, aunque los bancos no creen dinero legal desde entonces, sí
que crean desde la nada el llamado dinero bancario, es decir medios de
pago, cada vez que conceden un crédito. (...)
Es realmente significativo el amplísimo acuerdo que se manifestó en
ese debate entre diputados de todas las tendencias al reconocer que ese
privilegio es ya insoportable.
Prácticamente todos coincidieron en
denunciar que el desorbitado endeudamiento y las sucesivas burbujas que
han provocado las crisis financieras y, en especial, la última que
estamos viviendo, son el resultado de la exagerada creación de dinero
que llevan a cabo los bancos para multiplicar su beneficio.
Varios de
los parlamentarios intervinientes en el debate presentaron datos que
demuestran como la deuda generada por la banca privada es ya mucho mayor
que el volumen total de dinero en circulación, algo que, de seguir así,
solo puede llevar a un cataclismo financiero.
Del debate se deduce un amplio consenso sobre la conveniencia ya
inexcusable de acabar con ese privilegio. Incluso la secretaria
económica del Tesoro, Andrea Leadsom, se preguntó si caben las reformas o
si no es ya hora de tirar el sistema a la basura y empezar de nuevo.
El debate dejó claro, por ejemplo, que poner en manos de los bancos
privados la creación de casi el 95% del dinero en circulación no solo
provoca crisis, sino que también beneficia a los más ricos y produce una
gran ineficiencia. El laborista Michael Meacher indicó que sólo el 16%
del crédito se destina a financiar a empresas productivas y al consumo;
mientras que el resto financia la compra y venta de activos, en la
mayoría de los casos con carácter especulativo.
A la hora de dar alternativas hubo más diferencias. Unos propusieron
que el Estado controle la cantidad de dinero circulante y no la banca
privada. Otros son partidarios de obligar a que los bancos mantengan en
reserva el 100% de los depósitos.
Y también se defendió la utilización
de monedas electrónicas como el bitcoin, el establecimiento de
tasas sobre la creación de dinero bancario, o el impulso de los bancos
que no cobran intereses, medidas que hace muy poco tiempo hubieran
parecido utópicas.
Lo relevante es que la discusión está abierta. La banca que conocemos
tiene ya las horas contadas y lo curioso es que mientras en Reino Unido
sus señorías discuten cómo sustituirla, aquí se tacha de locos o
castristas a quienes plantean el debate." (
Juan Torres López , El País ,
30 NOV 2014)
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