"(...) Lo que el economista del MIT David Autor señalaba en 2010
está siendo confirmado por los hechos: el mercado laboral se esta
“ahuecando” en las economías de la OCDE.
Las oportunidades se concentran
cada vez más, por un lado, en unos pocos empleos de alta calificación y
salarios muy altos dedicados a tareas abstractas y, por otro, en una
mayoría de perfiles de baja calificación, principalmente puestos de
trabajo de la industria de servicios en el escalón peor remunerado
(preparadores de alimentos, ayudantes de cuidados en el hogar y otros
asociados a las diferentes formas de venta). Los roles funcionales se
redefinen y el empleo se polariza.
Lo novedoso es que son los puestos de trabajo intermedios
los que empiezan a desaparecer, lo que significa que están en peligro
una buena parte de los empleos más cualificados ocupados por licenciados
que hasta ahora representaban a las profesiones liberales
independientes, como arquitectos, médicos, abogados o profesores. Los
mismos que sustentaban las clases medias tradicionales.
Ellos, y otros
como ellos, se verán afectados en la medida que realizan trabajos de los
que se pueden segregar funciones rutinarias o en los que nuevas aplicaciones
puedan aprovechar, por ejemplo, su capacidad para analizar imágenes o
comprender el lenguaje en contextos complejos.
Obviamente, los puestos
de trabajo que los sustituyen requerirán solo las capacidades
suficientes para operar esas aplicaciones estandarizadas. Justo lo
contrario que lo que vislumbraba la Sociedad del Conocimiento.
Dos conclusiones son destacadas por los expertos incorporados al panel del Pew Research: por un lado, seguirá ensanchándose el abanico salarial entre los diferentes tipos de trabajadores; por otro, muchos de los empleos perdidos en los últimos años no van a volver.
Cambios en la naturaleza del trabajo y el “contrato social”
Si esa nueva forma de producir acarrea profundas implicaciones en la organización del trabajo, también lo tendrá en la naturaleza del contrato social.
La
industrialización acelerada de los servicios dará lugar, de un lado, a
nuevos espacios de concentración de efectivos humanos, con sueldos base,
potencialmente propensos a reivindicaciones colectivas, y, de otro
lado, a la explosión de un nuevo perfil de autónomos, asociadas a la
figura de lo que John Moravec denomina knowmads, nuevos profesionales nómadas, personas disponibles para trabajar a cualquier hora, en cualquier lugar.
Los think tank y otros centros de pensamiento estratégico se están ocupando ya de ensalzar el papel de esos freelance globales considerados modelo y ejemplo de la libertad del “nuevo trabajador” como la más adecuada a los nuevos tiempos.
Con ello, empiezan a dibujar un nuevo
modelo social que hace evolucionar el paradigma neoliberal con nuevos
mitos: en el futuro, la estabilidad en los ingresos familiares requerirá
a los miembros activos asumir, “en plena libertad”, diferentes trabajos
“a tiempo parcial”, con horarios dispersos y retribuciones variables,
complementados con ingresos marginales obtenidos de compartir activos
(casas, coches, tiempo) siguiendo las pautas de la denominada sharing economy. Con el resultado de una “más fácil conciliación de la vida familiar y laboral”.
¿Le preocupa el diagnóstico? Pues
confiemos en que la sociedad, (o sea, nosotros mismos), encuentre el
camino para que se repartan adecuadamente los incrementos de
productividad generados por el cambio tecnológico, desde luego
suficientes para mejorar los niveles de bienestar heredados siempre que
su reparto entre capital y trabajo sea el adecuado." (Ignacio Muro, Economistas frente a la crisis, 29/10/15)
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