24/5/16

El Mercado funciona como un dispositivo que se nutre de una permanente presión que impacta sobre las vidas marcándolas con el deber de construir una vida feliz

"(...) El capitalismo se comporta cómo una fuerza acéfala, que se expande ilimitadamente hasta el último confín de la vida. Esta es precisamente la novedad del neoliberalismo, la capacidad de producir subjetividades que se configuran según un paradigma empresarial, competitivo y gerencial de la propia existencia. (...)

Desde muy temprano las vidas deben pasar por la prueba de si van a ser o no aceptadas, si van a tener lugar o no, en el nuevo orden simbólico del Mercado. El Mercado funciona como un dispositivo que se nutre de una permanente presión que impacta sobre las vidas marcándolas con el deber de construir una vida feliz y realizada, la creciente expansión del fenómeno de la autoayuda da testimonio de ello, construcción imposible ya que lo “ilimitado” de las exigencias del Capital está hecho para impedir la realización plena que se demanda. Es una explotación sistemática del “sentimiento de culpabilidad” que formalizó Freud en el Malestar en la Cultura.

De este modo, las epidemias de depresión, el consumo adictivo de fármacos, el hedonismo depresivo de los adolescentes, las patologías de responsabilidad desmedida, el sentimiento irremediable de “estar en falta”, el “no dar la talla”, la asunción como “problema personal” de aquello que es un hecho estructural del sistema de dominación, no son más que las señales de que el capitalismo contemporáneo nace tal como lo confirma la cultura norteamericana con la primacía del yo y los distintos relatos de autorrealización formulados para sostenerla. (...)

Ya no se trata de la clásica alienación, esa parte extrañada de uno mismo. Ahora el Neoliberalismo se propone fabricar un “hombre nuevo”, sin legados simbólicos, sin historias por descifrar, sin interrogantes por lo singular e incurable que habita en cada uno.

 Toda esta dimensión de la experiencia humana debe ser abolida al servicio de un rendimiento, que esta por encima de las posibilidades simbólicas con las que los hombres y mujeres ingresan al lazo social.  (...)

Cabe preguntarse qué tipo de Santidad laica debe abrirse ante nosotros para salir del circuito culpabilizante de la “salud mental” neoliberal y no ceder a los designios del “consumidor consumido” con las que se regodea el tiempo histórico que nos toca vivir. Aunque sea metafóricamente, intentamos hablar aquí de un nuevo tipo de militancia."           (Jorge Alemán, Cuarto Poder, 20/05/16)

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