"(...) El capitalismo se comporta cómo una fuerza acéfala, que se expande
ilimitadamente hasta el último confín de la vida. Esta es precisamente
la novedad del neoliberalismo, la capacidad de producir subjetividades
que se configuran según un paradigma empresarial, competitivo y
gerencial de la propia existencia. (...)
Desde muy temprano las vidas deben pasar por la prueba de si van a
ser o no aceptadas, si van a tener lugar o no, en el nuevo orden
simbólico del Mercado. El Mercado funciona como un dispositivo que se
nutre de una permanente presión que impacta sobre las vidas marcándolas
con el deber de construir una vida feliz y realizada, la creciente
expansión del fenómeno de la autoayuda da testimonio de ello,
construcción imposible ya que lo “ilimitado” de las exigencias del
Capital está hecho para impedir la realización plena que se demanda. Es
una explotación sistemática del “sentimiento de culpabilidad” que
formalizó Freud en el Malestar en la Cultura.
De este modo, las epidemias de depresión, el consumo adictivo de
fármacos, el hedonismo depresivo de los adolescentes, las patologías de
responsabilidad desmedida, el sentimiento irremediable de “estar en
falta”, el “no dar la talla”, la asunción como “problema personal” de
aquello que es un hecho estructural del sistema de dominación, no son
más que las señales de que el capitalismo contemporáneo nace tal como lo
confirma la cultura norteamericana con la primacía del yo y los
distintos relatos de autorrealización formulados para sostenerla. (...)
Ya no se trata de la clásica alienación, esa parte extrañada de uno
mismo. Ahora el Neoliberalismo se propone fabricar un “hombre nuevo”,
sin legados simbólicos, sin historias por descifrar, sin interrogantes
por lo singular e incurable que habita en cada uno.
Toda esta dimensión
de la experiencia humana debe ser abolida al servicio de un rendimiento,
que esta por encima de las posibilidades simbólicas con las que los
hombres y mujeres ingresan al lazo social. (...)
Cabe preguntarse qué tipo de Santidad laica debe abrirse ante nosotros
para salir del circuito culpabilizante de la “salud mental” neoliberal y
no ceder a los designios del “consumidor consumido” con las que se
regodea el tiempo histórico que nos toca vivir. Aunque sea
metafóricamente, intentamos hablar aquí de un nuevo tipo de militancia." (Jorge Alemán, Cuarto Poder, 20/05/16)
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