"(...) ¿A qué se refiere cuando dice que la economía en su conjunto paga un alto precio por la desigualdad?
Crece más despacio y de manera menos sostenible. Incluso al 1% más
pudiente debería preocuparle la desigualdad, por su propio interés. El
periodo posterior a la segunda Guerra Mundial fue el de más rápido
crecimiento económico y el de crecimiento más igualitario.
Existe un un
amplio consenso en torno a que ambos hechos estaban relacionados. Es
decir, que fue el periodo de crecimiento económico más rápido
precisamente porque las ganancias se compartieron.
Eso parece desacreditar la teoría del derrame económico...
Exacto. El ‘Trickle-down economics,’ o la economía del derrame,
claramente no funciona. Nadie en su sano juicio defiende ya esos
postulados. La pregunta es: ¿Cómo de mala es la desigualdad para la
economía? Obviamente depende de su magnitud y de cómo se genera.
Esto
incluye la desigualdad creada por el poder monopolístico, o la
desigualdad generada cuando los de abajo no tienen acceso a la
educación, y por tanto la sociedad no utiliza todo el potencial de sus
recursos humanos. Este tipo de desigualdades, características de Estados
Unidos y, cada vez más, de Europa, constituyen un lastre para la
economía. (...)
Volviendo a la educación, usted describe cómo la desigualdad
se perpetúa desde la guardería hasta la universidad. ¿Puede explicarlo?
Es fácil entenderlo pensado en un sitio como Columbia, una de las
universidades de élite de este país. Como la mayoría de las
universidades de élite, en el proceso de admisión no nos fijamos en la
situación financiera del candidato.
Se admite a estudiantes
independientemente de su situación económica, y tenemos un fondo de
dotación lo suficientemente grande como para compensar la diferencia
entre el coste, que es de 70.000 dólares, y lo que la familia puede
pagar. Muy generoso, en teoría. Pero cuando uno analiza las
universidades de élite, donde el dinero no debería suponer una barrera,
resulta que el porcentaje de la mitad más pobre de la población es de un
8% o 9%.
¿Cómo es posible? Estas universidades son una ganga. Si
perteneces a la mitad más pobre, pueden darte 70.000 dólares al año.
¿Por qué la gente no acude en masa? La respuesta es que no han ido a los
institutos que les preparan para entrar en estas universidades, y no
han ido porque antes no fueron a los colegios adecuados.
Y no fueron a
esos colegios porque antes no fueron a preescolar y tampoco a las
guarderías necesarias. Todo esto está relacionado con la segregación
geográfica, y lo irónico de la llamada meritocracia es que se basa en
que la gente adquiera las competencias necesarias para tener éxito en
esa meritocracia, y los padres ricos pueden dar grandes ventajas a sus
hijos.
También habla de las prácticas rentistas y la “financiarización” como motores de la desigualdad. ¿Por qué señala estas dos?
La rama de la teoría económica inspirada en los mercados competitivos
--que lo explica todo a través de factores de oferta y demanda-- no es
un buen marco de referencia. En nuestra sociedad, hay mucha explotación,
de diversos tipos –racial, de género, del poder monopolístico, en forma
explotación de los trabajadores, los problemas de la gobernanza
corporativa... Esto pone de relieve todos los fracasos del mercado.
Una
estadística que ilustra este hecho es que la productividad laboral ha
seguido creciendo de forma bastante continua, pero hasta 1973 los
sueldos y la productividad se movían en paralelo. Esto es lo que cabría
esperar. Sin embargo, desde mediados de los años setenta la
productividad sigue creciendo al mismo ritmo, pero los salarios se han
estancado. ¿Por qué?
¿Cuál es su respuesta?
El poder de los monopolios aumenta los precios y por tanto baja los
sueldos reales, y el eliminar la negociación colectiva los reduce aún
más, lo que asfixia a los trabajadores. Así es cómo se debilita a los
sindicatos. Dirigimos la globalización para que los trabajadores
compitan con los trabajadores en China. Hay un sinfín de maneras en las
que las reglas de juego han cambiado en perjuicio de los trabajadores, y
el rentismo es uno de esos componentes.
¿La “financiarización” es otro?
El sector financiero ha crecido de un 2,5% a un 8% del PIB, y no hay
ninguna prueba de que esto haya mejorado el rendimiento de la economía.
Estos tipos son los maestros de la extracción de rentas, y han
perfeccionado sus habilidades para quitar el dinero a la gente sin
contribuir al progreso social. Crean riqueza arriba, pero también crean
miseria abajo.
¿Cómo lo hacen?
Mediante préstamos abusivos, discriminando a las minorías, con las
prácticas abusivas de las tarjetas de crédito, la usura… Cambian las
leyes en su propio beneficio. En Estados Unidos, si pides un crédito de
estudiante, no puedes cancelar la deuda aún estando en bancarrota casi
en ningún caso. ¿Quién sería capaz de diseñar una estructura legal así?
Los bancos.
Eso es oprimir a los de abajo, y el dinero está yendo de
abajo arriba. Además, han cometido innumerables fraudes. No terminaría
nunca con la letanía de las cosas que han hecho. Jugaron un papel
crucial al cambiar el marco económico entero para impulsar el
cortoplacismo y la extracción de rentas rápidas en vez de invertir en la
gente.
Usted ha analizado el modo en que funciona el sistema fiscal
contra la reducción de la desigualdad. ¿Qué propone para combatir la
evasión?
Los paraísos fiscales no son un acto de la naturaleza. De hecho, los
crea el Congreso. Hemos creado un marco legal para que los ricos y las
empresas, dentro de la ley, no paguen impuestos. Pero esto se puede
cambiar. Se podría decidir que a aquellos que tienen el dinero en un
territorio que huele mal se les impongan unos impuestos disuasorios.
Por
ejemplo, puedes decirle a cada americano que tiene que declarar toda su
riqueza a nivel global, también la que tenga en las Islas Caimán. Ya
que estas no están sujetas a los principios de transparencia, vais a
pagar un sobreimpuesto del 80%. Así acabaríamos con los paraísos
fiscales en una noche. (...)
Usted defiende que la desigualdad de ingresos está
relacionada con la desigualdad de oportunidades. ¿Cuál es la prueba? Le
pregunto esto porque algunos afirman que la desigualdad no supone un
problema, siempre que haya igualdad de oportunidades.
Cuando uno compara los datos de diversos países, aquellos que tienen
un nivel alto de desigualdad tienen un bajo nivel de igualdad de
oportunidades, medido de cualquier manera estándar. Eso es un hallazgo
empírico.
¿Con igualdad de oportunidades, quiere decir...?
Movilidad social. La medida estándar es la correlación entre los
ingresos y la educación de los padres y los hijos. Hay otras maneras de
hacerlo, por ejemplo, ¿cuál es la proporción de aquellos que están en el
cuartil de abajo que consiguen llegar al cuartil de arriba? Ahí tenemos
un patrón sistemático.
¿Por qué pasa eso?
Los padres que tienen dinero pueden dar a sus hijos más oportunidades
educativas. Las sociedades que reducen la desigualdad de oportunidades
han hecho más esfuerzos para convertir la educación pública en una
herramienta igualitaria, empezando por la educación preescolar.
Ha mencionado el movimiento Black Lives Matter. Hay
mucho debate sobre las injusticias del sistema judicial en EEUU. Usted
opina que también están conectadas a la desigualdad...
Sí, de muchas formas. Si eres rico en este país, tienes un sistema de
justicia. Si eres pobre, tienes otro sistema de justicia bien
diferente. Si tienes una onza de marihuana –te caen cinco años de
cárcel.
Si robas dinero de manera deshonesta en el sistema bancario, lo
que es un robo, un fraude masivo --nadie ha sido condenado. Tenemos un
sistema legal que protege a los ricos y manda a la cárcel a los pobres.
La pregunta es ¿cómo toleramos esto y qué podemos hacer para cambiarlo? (...)
Considera que la propia crisis de 2008 tuvo su origen en la desigualdad. ¿Por qué?
Porque el crecimiento de la desigualdad supuso que el dinero iba
hacia los de arriba. Y los que están arriba no gastan tanto como los que
están abajo. La demanda bajó. En vez de atacar la raíz del problema y
hacer algo sobre la desigualdad, Bernanke y Greenspan dijeron “tenemos
una economía débil, resolvamos el problema creando una burbuja
inmobiliaria insostenible”.
Cuando dice que la burbuja fue la respuesta a la desigualdad, ¿ve alguna señal de que algo así pueda estar pasando ahora?
Sí. Deberíamos haber atacado directamente la desigualdad, y en el
peor de los casos, haber usado la política fiscal para estimular la
economía. Construir carreteras, colegios... En vez de eso, confiamos en
la política monetaria para estimular la economía. Ahora tampoco estamos
haciendo mucho en términos de igualdad. No estamos haciendo política
fiscal, sino política monetaria.
¿Qué hace la política monetaria? Tipos
de interés bajos, lo que crea burbujas. Ahora, unas buenas políticas
monetarias dirían “voy a crear liquidez, pero voy a asegurarme de que el
dinero va a parar a inversiones nuevas y productivas”. Esto se podría
usar para crear trabajos, para crear empleo, para crear inversión real,
para modernizar la economía global…
A través del Estado. El Estado debería involucrarse...
O, por ejemplo, la Reserva Federal podría decir “solo vamos a prestar
dinero a los bancos que presten a las pequeñas y medianas empresas que
estén creando puestos de trabajo. No vamos a prestar dinero a los bancos
que presten a otros países para crear burbujas o a fondos de capital
riesgo”.
¿Y ahora nadie pone esas condiciones?
No hay condiciones, así que el dinero va hacia quienes están
dispuestos a pagar más, y ahí es donde están las burbujas. Pero esta es
una burbuja “mejor”. La burbuja inmobiliaria fue la peor posible – todos
estaban dentro, y por eso cuando se rompe, hace daño a todos. Esta es
una nueva burbuja tecnológica, así que va a hacer daño a muchos ricos.
¿Pero no tanto a la sociedad?
La sociedad saldrá dañada, pero no tanto como con la burbuja inmobiliaria.
Usted sostiene que la desigualdad llevó a la crisis y que hay
más desigualdad después de esta. ¿No hemos aprendido de Piketty que eso
es una tendencia natural del capitalismo, salvo en casos excepcionales,
como después de una guerra?
Sí, y ahí es dónde no estoy de acuerdo con él. Todo tiene que ver con
la aprobación de leyes. No tenemos porqué discriminar a los
afroamericanos. No tenemos porqué tener leyes que digan que los
banqueros que cometen fraude pueden salir libres, o que toleran el poder
de los monopolios, y abusos como que un consejero delegado pueda robar
todo el dinero a su empresa.
Yo diría que eso es un sucedáneo del
capitalismo, un capitalismo falso. Creo que donde Piketty y yo
estaríamos de acuerdo es en que hay una tendencia en el capitalismo
político, en un mundo en el que hay tanta desigualdad, de crear leyes
donde...
Las desigualdades económicas nos llevan a…
…las desigualdades políticas, que a su vez nos llevan a otras leyes
que hacen crecer este tipo de abusos. Eso es una violación de una
economía de mercado. Es la perversión del capitalismo, causada por esa
desigualdad política.
¿Qué le hace pensar que un candidato como Bernie Sanders
abogue por muchas de las cosas que usted defiende, desde la financiación
de las campañas a la educación pública?
Sí, y su política hacia los bancos y todo eso… Me siento levemente
esperanzado. La magnitud del apoyo que ha suscitado entre la gente joven
es espectacular. Creen que hay una alternativa viable, y saben que el
dinero importa, pero tal vez… el poder de la gente importa más.
Va a ser
una batalla dura, y puede que todavía no hayamos llegado al punto de
indignación que necesitamos para conseguirlo. La situación actual es
insostenible, pero el peligro es la reacción que ofrece Trump por el
otro lado. Aunque está claro que para grandes grupos de americanos el
sistema actual no está funcionando.
Menciona la indignación. ¿Cree que la única manera de romper
el círculo de desigualdad política que alimenta la desigualdad económica
y viceversa es la movilización desde abajo?
Sí, la indignación. En las elecciones de 2012 hubo una gran
desafección. Mucha gente estaba tan enfadada con la manera en la que
Bush y Obama habían gestionado la crisis que se desvincularon de la
política. En 2016 creo que el enfado ha crecido todavía más, y que la
figura adecuada ha aparecido.
¿La figura adecuada?
Quiero decir Bernie Sanders, para capturar eso (la indignación). Puede que no sea suficiente. (...)" (Entrevista a Joseph Stigliz, CTXT, 11/05/16)
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