"(...) Al problema del envejecimiento de la población se le añade otro menos
acuciante, pero que también supone una amenaza para la sostenibilidad de
nuestra socioeconomía del futuro; este otro problema viene de la mano de la robotización masiva que se espera en las próximas décadas
que tenga lugar en los puestos de trabajo.
La robotización es un
problema menos presente en nuestras mentes, pero igual de relevante que
el envejecimiento, puesto que traerá la destrucción masiva de puestos de
trabajo que suponían hasta ahora el reducto para los trabajadores
humanos. (...)
Los grandes avances en tecnología, y más en concreto en robótica
industrial y doméstica así como en Big Data e Inteligencia Artificial,
harán que dentro de poco los robots copen nuestros puestos de trabajo.
La cuestión es que ya no es que puedan sustituirnos, sino que tendrán la
capacidad de hacer nuestro trabajo mucho mejor y de forma más eficiente
que nosotros.
La mente humana, pese a su fascinante complejidad y
perfección, tiene sus limitaciones, mientras que las limitaciones de las mentes sintéticas se van difuminando conforme pasa el tiempo y la tecnología avanza.
Dentro de unas décadas, los últimos reductos que quedarán para los
humanos serán trabajos de perfil altamente creativo, el último campo en
el que los robots nos batirán, y acabará cayendo también porque el
progreso tecnológico ha demostrado ser un proceso exponencial, al menos
por el momento. (...)
¿Qué haremos entonces los humanos en el largo plazo para ganarnos la
vida? He aquí la cuestión. Lo mismo que los pensionistas en el medio
plazo para poder seguir cobrando la pensión.
La solución es precisamente
el nexo de unión entre la robotización de nuestra sociedad y el problema de las pensiones,
porque además la interrelación entre ambos problemas es impactante, ya
que la robótica además va a sustituir a preciados cotizantes de un
sistema socioeconómico cuyo principal problema a futuro, recordemos, es
que va a haber pocos cotizantes jóvenes. (...)
En la robotización de la industria y del sector servicios confluye
otro factor que se vuelve transcendental para que pueda hacerles esta
propuesta que les traigo hoy: el progresivo y extremo abaratamiento de la tecnología, y más concretamente de la robótica. Efectivamente, los robots son cada vez más capaces y más baratos.
Por ejemplo, ya hay hoteles en Tokio sin un solo humano, pues están atendidos íntegramente por robots, según pueden leer en esta futurista noticia.
Tenemos unos robots que abaratan los costes, que van a hacer
desaparecer cada vez más cotizantes, y un sistema que sin cotizantes se
vendrá abajo. (...)
¿Por qué no puede ser un robot un cotizante? Que un robot elimine un
puesto de trabajo humano no tiene por qué implicar que ese robot no
cotice al sistema de pensiones y la Seguridad Social. La diferencia conceptual que discrimina entre un trabajador humano y uno sintético es algo arcaico que deberemos borrar en el futuro conforme nuestra sociedad progrese.
(...) soy consciente de que algunos me acusarán de querer fiscalizar
innecesariamente el tejido productivo. Véanlo de otra manera, estas
cotizaciones sociales robóticas serían un claro win-win puesto que, bien
planteadas, al empresario le saldrá el ROI igualmente
puesto que la robótica le va a abaratar ya de por si enormemente los
costes de personal y de producción.
A los que les parezca que este
artículo peca de ser demasiado futurista, simplemente les recuerdo que
la realidad siempre supera a la ficción, y muchas veces mucho más rápido
de lo que se presupone; además un servidor entiende la economía y la
socioeconomía como la ciencia para anticipar y paliar problemas futuros,
y no como la ciencia que te explica a posteriori por qué pasó lo que
pasó. (...)" (DerBlaueMond, El blog salmón, 10/06/16)
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