"(...) En el libro habla sobre el precariado y, aunque no inventa el
término, sí desarrolla el concepto. Actualmente, ¿podríamos considerar
como parte del precariado a los hijos de la clase media que fueron a la
universidad pero no encuentran trabajo acorde a sus capacidades?
Creo que no, no estarían en el precariado. Una de las clases de las
que hablamos en el libro es la que llamamos “trabajadores de servicios
emergentes”. Son personas que, en muchos casos, han ido a la
universidad, que están bastante capacitados, pero no tienen todavía una
carrera profesional asegurada, y por tanto van cambiando de trabajo.
Pero quienes están en el precariado están realmente en la parte más baja
de la sociedad, trabajando en tiendas, en trabajos de seguridad y
vigilancia, y en general no tienen estudios universitarios. Es un tipo
distinto de precariedad.
Nosotros utilizamos términos distintos para
diferenciar entre quienes vienen de clase media, con estudios
universitarios probablemente, y el precariado, que va pasando de trabajo
temporal en trabajo temporal, empleo informal, lo que llamamos
contratos “de cero horas”, con pocas capacidades y pocas perspectivas de
desarrollar una carrera profesional.
Y son distintos, yo creo, de
quienes han ido a la universidad, que puede que estén encadenando
trabajos temporales ahora, pero tienen expectativas de moverse hacia
unos puestos de trabajo más afianzados para desarrollar una carrera
profesional más adelante.
¿Estamos viviendo el fin de una tendencia en la que las
nuevas generaciones solían vivir, como mínimo, igual de bien que las
anteriores?
Sin duda. Los jóvenes están experimentando muchas dificultades en
Reino Unido; la diferencia entre jóvenes y mayores se está ampliando
mucho. Si eres un joven en la veintena ahora, puedes esperar tener un
modo de vida peor que tus padres hace 30 años.
Es una de las
contradicciones de la desigualdad contemporánea: la diferencia
generacional. Los pensionistas de una determinada edad tienen sus planes
de pensiones, y ya pagaron sus casas. Pero los jóvenes tienen
dificultades para comprar una casa o incluso para pagar un alquiler y
han sido desplazados del mercado inmobiliario. Es un gran problema.
¿Cuál es la inclinación política del precariado?
En nuestro estudio, el precariado estaba bastante desilusionado, era
bastante escéptico respecto a la política. Sin duda lo era respecto a la
política oficial del Partido Laborista y del Partido Conservador.
Tenemos la imagen de un cambio hacia una política más populista, que se
ha podido ver en el Brexit.
Mucha gente del precariado no se
sentía atraída por vivir en Europa porque no veía qué ventajas le
ofrecía personalmente el hecho de quedarse en Europa, y también había
preocupación por la inmigración. El precariado no es particularmente de
izquierdas, tiene mucho más que ver con una visión cortoplacista, se
siente más atraído hacia políticas y líderes anti-establishment.
¿Diría que el Brexit fue un voto de clase?
No sólo de clase, pero sí que la clase fue uno de los elementos,
junto con el miedo a la inmigración, la raza… Los resultados del
referéndum muestran que fueron quienes vivían en zonas pobres los que se
inclinaron por abandonar la UE. Las personas que vivían en zonas con
más inmigrantes y un nivel de estudios superior tendieron a votar a
favor de permanecer.
Comenta que la mayoría del precariado no ve ventajas en ser
parte de la UE pero, al mismo tiempo, depende del sistema público del
bienestar, que difícilmente no se verá afectado por esta decisión.
Tenemos esta imagen de gente que vive de las prestaciones del Estado,
pero la mayoría de los que están en paro y cobran la prestación por
desempleo lo hacen solo un par de meses mientras buscan otro trabajo. En
realidad, la mayoría del precariado trabaja, pero lo hace en
condiciones inestables. Una pequeña parte sí vive de estas prestaciones,
pero la mayoría de la gente pobre o precaria sobrevive con trabajos
temporales y mal pagados.
¿Cree que los resultados hallados en su investigación podrían generalizarse al resto de Europa?
Creo que hay diferencias entre países. El caso británico es
probablemente extremo, pero hay un patrón común: a la clase dominante le
va bien y está muy separada del resto, sobre todo de los pobres, del
precariado. Imagino que en España el precariado es probablemente más
grande que en Reino Unido porque el desempleo es mayor, pero esa
diferencia cada vez mayor entre el precariado y las élites es bastante
común en muchos países de la UE.
En medio, según la estructura de
clases, se ven grupos sociales bastante complejos y fragmentados. Así
que, aunque los detalles pueden variar, el modelo general de una mayor
división entre la parte más alta y la más baja de la sociedad está
bastante extendido.
¿El aumento del precariado explicaría el auge del populismo en Europa en general?
Sí, sin duda. El populismo también está rechazando las élites. Creo
que en muchos países, conforme la élite ha ido decepcionando a la gente,
muchos se han inclinado por opciones más populistas. Se vio claramente
en la política italiana, por ejemplo, con el Movimiento 5 estrellas. Es
una cuestión bastante vigorosa.
En su obra menciona las políticas conservadoras de Margaret
Thatcher y cómo cambiaron la mentalidad hacia el “si eres pobre, es
porque no haces lo suficiente para no serlo, por tanto, es culpa tuya”.
¿Dónde estaba el Partido Laborista cuando los conservadores estaban
haciendo todo este trabajo mental para convencer a la gente de que es
culpa suya ser pobres?
El Partido Laborista gobernó durante la mayor parte de los setenta, y
era un partido bastante de izquierdas --según los estándares actuales,
sin duda--. En cierto modo, Thatcher tenía mucho que ver con derrotar
esa visión del Partido Laborista.
Y lo que pasó en el corto plazo es un
poco lo que está pasando ahora con Jeremy Corbyn: el partido se movió
hacia la izquierda a principios de los años ochenta, y ese giro no
atrajo al votante de centro, así que en las elecciones de 1983 los
laboristas sufrieron una seria derrota frente al Partido Conservador.
A
finales de los noventa, Tony Blair trató de relanzar el Partido
Laborista con el movimiento New Labour, posicionando el partido en un
terreno más centrista. Es discutible si no lo movieron incluso demasiado
hacia la derecha.
Creo que en los noventa los laboristas podrían haber
tenido políticas más socialdemócratas, pero Blair era un político muy
eficaz. Lo que ha pasado ahora es que Jeremy Corbyn ha vuelto a inclinar
el partido hacia la izquierda, rechazando esa visión de Tony Blair,
pero ese tipo de visión izquierdista de los ochenta no es ya tan
atractiva para el electorado, en parte porque es difícil volver a un
modelo de país manufacturero. (...)
¿Hay alternativa para la izquierda?
Creo que sí, creo que hay una sensación entre el electorado de que
debería haber más redistribución, que defiende que las personas
pudientes paguen más impuestos. Plantearlo de esta forma podría atraer
más votantes. El gasto en bienestar, en cambio, es más controvertido.
Ed
Miliband, el líder laborista tras Gordon Brown, desplazó el partido un
poco hacia la izquierda, y presentó elementos de redistribución sin
perder de vista las identidades populares, pero perdió las elecciones.
Creo que la cuestión de Europa ha sido muy controvertida en la política
británica por razones obvias.
El Partido Laborista bajo Jeremy Corbyn no
ha hecho de este tema un “gran tema”, lo que yo considero que es un
error. Me parece que si el líder del partido hubiera dicho claramente
que creía que Reino Unido debía quedarse en Europa, podría haber
obtenido un apoyo significativo, porque la mayoría de los partidarios
del Partido Laborista son europeístas. " (Entrevista a Mike Savage / Autor de ‘Social Class in the 21st Century’, CTXT, Irene G. Pérez, 07/04/17)
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