"(...) El colapso de la URSS y los economistas neoliberales que asesoraron el gobierno de transición, tales como Jeffrey Sachs
Un grupo de economistas de Harvard,
liderados por Larry Summers y Jeffrey Sachs, jugaron un papel muy
importante en cómo realizar el cambio de lo que llamaban “socialismo
real” al capitalismo. La victoria de Yeltsin les abrió las puertas y se
convirtieron en los asesores del gobierno soviético. Y se aplicaron sus
políticas de “Shock Therapy” (terapia de choque).
Su Biblia fue el
informe escrito de Jeffrey Sachs, que cogió como título (en una clara
provocación) el mismo título que había dado Lenin a un escrito publicado
en 1902 sobre cómo establecer el régimen comunista.
Se llamaba “¿Qué es
lo que debe hacerse?” (“What is to be done?”, en inglés). Sus recetas
de “Shock Therapy” consistían en alcanzar la privatización masiva de
todas las empresas económicas de la Unión Soviética y desregular todos
los precios (hasta entonces regulados por el Estado).
Como consecuencia
de ello se privatizaron más de 200.000 empresas públicas en menos de 500
días. Para hacerse una idea de lo que ello significa, es importante
recordar que la Sra. Thatcher (otra ultraliberal) privatizó 20 empresas
públicas británicas en 11 años.
El desastre del programa liberal
Lo que ocurrió no puede definirse de
cualquier otra manera que como un desastre humano. El desempleo
(inexistente durante la URSS) pasó a ser de más de un 30% como promedio.
La pobreza pasó de un 2% en 1987 a un 40% en 1995. Los ingresos per
cápita bajaron un 30% en el periodo 1990-1996.
Y el bienestar y la
calidad de vida disminuyeron en un periodo de tiempo muy corto, en unas
proporciones no conocidas antes (ni siquiera durante la Gran Depresión
en EEUU). La esperanza de vida de los hombres descendió, solo en tres
años (1991-1994), de los 64 a los 57 años. En realidad, la población en
edad de trabajar, que se había previsto que subiría de 149 millones en
1985 a 164 millones en 1998, bajó a 144 millones en 1998.
El grupo más
afectado fue el de los hombres jóvenes que se encontraron sin trabajo,
incrementándose de una manera muy notable la mortalidad por alcoholismo
tóxico, suicidios, accidentes mortales y domiciliarios, con una
ampliación masiva de enfermedades debidas al estrés, la ansiedad y la
depresión.
Todos estos son indicadores de lo que se ha llamado un
“genocidio económico” (ver “The Post-Communist Mortality Crisis” en The
Body Economic, David Stuckler y Sanjay Basu).
Es importante señalar que Jefrey Sachs,
Larry Summers y otros académicos de la Universidad de Harvard
reconocieron que sus medidas de “Shock Therapy” causarían un estrés
generalizado, pero asumieron que era un dolor necesario que se
transformaría pronto en una recuperación. Pero los datos muestran que el
daño fue mucho mayor de lo que preveían, y que la recuperación nunca
apareció.
En realidad, la que fue la potencia económica en tiempos de la
Unión Soviética, que había vencido a la Alemania nazi, se convirtió en
una potencia económica menor, cuyo PIB pasó a ser solo el 40% del de
Alemania y poco más del 50% del de Francia, con una esperanza de vida
que se situó en la 153ª del mundo después de Honduras y Kazajistán.
Y el país –Rusia- es ahora un régimen
autoritario, casi dictatorial, con una clase dominante que son los
componentes de la élite que dirigía el Partido Comunista, que fue la
mayor beneficiaria de las privatizaciones (élite dirigida por Putin, que
fue nada menos que el jefe del Servicio Federal de Seguridad, los
servicios secretos sucesores del KGB de la URSS). (...)"
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 20 de abril de 2017, en www.vnavarro.org, 20/04/17)
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