"(...)El FMI mira con buenos ojos la renta básica. ¿Es una buena noticia
o una señal de aviso ante los “usos torticeros” de la renta básica de
los que alertó en alguna ocasión?
El año pasado me invitaron a
hablar en el Club Bilderberg, una organización internacional de derechas
en la que se reúnen las personas más poderosas del mundo, y pensé que
era un chiste.
Después me llamaron a casa y me preguntaron que por qué
no había respondido a la invitación y les contesté que pensaba que era
una broma de mis amigos, pero me dijeron que no, que iba muy en serio y
que querían que fuera. Les pregunté a varios de mis amigos y todos y
cada uno de ellos me dijeron que sí, que debía ir y hablarles del
precariado.
Así que fui y en la primera fila, a pocos metros, tenía a
Henry Kissinger y al lado estaba Christine Lagarde, la directora gerente
del FMI. Allí estaban, tomando notas. Al final, durante la comida,
Lagarde vino a comentarme lo interesante que era toda la cuestión del
precariado y que debían ponerse a pensar seriamente sobre la renta
básica.
Más tarde, me invitaron al Foro Económico Mundial, y allí
había dos ponentes: Christine Lagarde y yo. Al finalizar, le expresé a
Lagarde mis condolencias por tener que escucharme dos veces y me
contestó que, al contrario, que tras lo que había escuchado, apoyaba la
renta básica.
Y, efectivamente, el FMI acaba de emitir un comunicado de
apoyo a la renta básica. No soy ingenuo, no pienso que el FMI de repente
va a ser un agente revolucionario, pero es una de las grandes cosas que
ha sucedido en los últimos dos años.
Como escribía en 2011 “a menos que
se intente poner remedio con carácter urgente a las inseguridades y
desigualdades a las que se enfrenta el precariado, surgirá un monstruo
político”, y el año pasado muchos lectores me escribieron diciéndome que
“tu monstruo político ha llegado y es Donald Trump”.
Lo
que ha pasado es que mucha de esta gente, incluyendo el FMI, quieren
una sociedad de mercado, que las grandes corporaciones sigan haciendo
beneficios, pero ahora están asustados por la posibilidad de que el
fascismo vuelva a ser una realidad. Este fascismo podría llegar de Francia, del Brexit,
está llegando con Trump, ya que día a día se supera y es peor de lo que
pudiéramos imaginar.
El peligro es que si creas una sociedad donde
millones y millones de personas están enfrentándose a la inseguridad y
miran a esta plutocracia que gana billones y billones, no es
sorprendente que apoye a Trump.
La parte más estudiada del precariado no
está haciendo eso, pero la otra parte, la que se da cuenta de que fue
más fácil para sus padres, que creen que pueden conseguir más seguridad y
más respeto, miran atrás y apoyan a Trump o apoyaron el Brexit.
¿Tiene entonces la izquierda algo en común con el FMI?
El FMI
se ha dado cuenta de que la desigualdad es demasiado grande, que hace el
sistema económico insostenible, y entiende que a medida que el
precariado crece y los problemas de deuda crecen, deudas estudiantiles,
deuda privada, deudas por la casa... vamos a una nueva crisis. Se han
dado cuenta de que la grotesca desigualdad frena el crecimiento
económico.
No voy a esperar que el FMI se vuelva una institución
ecologista que quiere una sociedad diferente e igualitaria. No podemos
esperar eso, es el FMI, pero el hecho es que ahora son un aliado en este
punto. Eric Schmidt, uno de los directivos de Google, o Mark
Zuckerberg, de Facebook, vinieron en aquella reunión a decirme que
estaban a favor de la renta básica. (...)
¿Hay una solución contra los “monstruos políticos” que surgen de la situación actual?
Soy optimista en el largo plazo. La parte del precariado que mira atrás ha llegado a su límite, mientras que el precariado que ha estudiado más, que sale de la universidad y ve que no tiene un futuro, está creciendo día a día. Simbólicamente se puede ver un cambio en la balanza. Estamos en un punto de inflexión, en un momento decisivo.
Es cierto que el
precariado no existe como un grupo, pero la historia va muy rápido en
los últimos años y va cambiando su percepción. En vez de ver fracaso
cuando se miran en el espejo, ven cómo toda su generación es parte del
precariado. “¿Por qué debería avergonzarme?, podría estar enfadado”, se
dicen.
Surge un sentido de la identidad y, si tienes un sentido de la
identidad, empiezas a tomar conciencia de tu protagonismo, de que puedes
hacer algo. Se está extendiendo esa visión progresista y por eso la
renta básica es una obviedad para parte de ese precariado. Hace diez
años cuando hablaba de la renta básica me miraban con escepticismo, y
ahora no es que digan que es imposible, es que dicen que deberíamos
implantarla ya.
La pregunta recurrente respecto a la renta
básica es su financiación, pero se suele dejar de lado su impacto
psicológico. ¿Qué efectos podría tener en la vida de la gente?
Los efectos psicológicos los pudimos comprobar en un proyecto piloto en India. Tras dos años con la renta básica, les preguntamos qué había hecho la renta básica por ellos y ellas. Una respuesta en la que coincidieron fue que les había dado el sentimiento de tener control sobre su vida.
Había una mujer en aquel proyecto piloto que había
perdido las piernas y era muy pobre, no podía permitirse tener un sari. A
partir de que entró en el proyecto de renta básica pudo comprar una
máquina de coser, se convirtió en la modista del pueblo y, por fin, pudo
tener su sari. La renta básica es dar dignidad a las personas.
Lo peor
para el precariado es que pierde derechos y te conviertes en un
pedigüeño, todo el día tienes que pedir favores a la burocracia, a la
familia, pedir trabajo... Alguien me escribió que estar en el precariado
es como intentar correr en arenas movedizas, te hundes constantemente
y, por mucho que corras, sigues hundiéndote. Eso es psicológicamente
destructor."
(Entrevista a Guy Standing, economista y analista social, cofundador de la Red Mundial
de la Renta Básica y profesor en la Universidad de Londres, Beatriz Viado, El Salto, 27/11/17)
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