"Quienes osan poner en duda el actual sistema de gobernanza actual, el neoliberalismo, tarde o temprano serán etiquetados de populistas.
Sus opiniones y propuestas serán ninguneadas, pero si empiezan a calar
entre la ciudadanía, el poder utilizará todos los medios a su alcance
para descreditarlas.
Eso es lo que le está pasando exactamente al
senador estadounidense Bernie Sanders y su propuesta estrella de Trabajo Garantizado, surgida de la mano de economistas postkeynesianos, encuadrados dentro de la Teoría Monetaria Moderna (TMM), la mayoría de ellos pertenecientes al influyente think tank de política pública The Levy Economics Intitute of Bard College.
Un breve inciso, el análisis que algunos
economistas españoles hacen de la TMM no pasa la prueba del algodón, el
someterse a su discusión en cualquier congreso académico medianamente
serio. Estos análisis rozan el esperpento y suponen no entender
absolutamente nada sobre la naturaleza endógena del dinero, ni haber
echado una ojeada al balance de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, o el Banco de Inglaterra…
Pero vayamos a lo nuestro, la propuesta de Trabajo Garantizado.
Cuáles son sus fundamentos; qué objetivos persigue; cuáles son los
beneficios esperados; cómo incluirla en una agenda política más amplia;
y, finalmente, cómo se diseña e implementa. Para ello me remito al
documento de trabajo número 902 del Levy Economics Institute “The Job Guarantee: Design, Jobs, and Implementation”, publicado en abril de este año, cuya autora es Pavlina Tcherneva, y que nos servirá de guía.
Ya saben nuestro diagnóstico. La economía global
se encuentra exactamente en una situación parecida a 2007-2008.
Occidente solo sabe crecer vía inflaciones de activos, alimentada por
una deuda total que no para
de crecer; la inversión productiva ni está ni se le espera; los
salarios no aumentan; la productividad de los factores continúa cayendo;
el sistema bancario mundial es profundamente frágil; y la inestabilidad
financiera elevada.
La mayoría de las economías desarrolladas se han
vaciado, mantienen enormes déficits comerciales, y todo lo que producen
son trabajadores desempleados y ciudadanos insatisfechos. Como
resultado, se ha producido un aumento de la pobreza, y el mayor proceso
de acumulación y adquisición de riquezas por todo el globo en favor de
unos pocos.
Tal como explican James Montier y Philip Pilkington en dos piezas básicas, “Six Impossible Things Before Breakfast”, y sobre todo, “The Deep Causes of Secular Stagnation and the Rise of Populism”
hemos llegado hasta aquí como consecuencia de la implementación de un
sistema de gobernanza económico que hoy se encuentra completamente roto,
el neoliberalismo. Sus
cuatro políticas económicas más significativas han fracasado.
Nos
referimos, por un lado, al abandono del pleno empleo como objetivo
político deseable y su reemplazo por objetivos de inflación. En segundo
lugar, al aumento de la globalización de flujos de personas, capital, y
comercio. En tercer lugar, a un enfoque empresarial basado
exclusivamente en la maximización del valor para los accionistas, en
lugar de la reinversión y el crecimiento económico.
Finalmente, a la
búsqueda de mercados laborales flexibles con la disrupción de sindicatos
y trabajadores. Es un proyecto que beneficia a unos pocos a expensas de
la mayoría. Esto se refleja en una clase mimada de individuos de altos
ingresos.
La solución óptima pasa por revertir cada
una de estas 4 políticas económicas. La pregunta es cómo. Lanzamos
desde estas líneas dos propuestas. Primero, recuperemos el objetivo de
pleno empleo utilizando como herramienta el programa de Trabajo
Garantizado.
Analizaremos detenidamente esta propuesta en varios blogs.
Segundo, impulsemos un nuevo sistema impositivo encaminado, por un lado,
a terminar con aquellos que extraen rentas privadas a partir del uso de
bienes públicos; y, por otro, a establecer de verdad un impuesto mínimo para las grandes empresas, apoyando e impulsando el proyecto de Directiva Accis. De esto último ya hemos hablado largo y tendido.
Por eso todos aquellos que proponen una renta básica universal
sin tocar ninguno de los cuatro pilares del neoliberalismo, en realidad
están asumiendo que sus efectos más perniciosos perdurarán en el
tiempo. Es una propuesta meramente cosmética para que todo continúe
igual: salarios miserables, empleo precario, jóvenes sin futuro…
En
definitiva, supone la aceptación y consolidación de posiblemente el
mayor proceso neo-feudal de acumulación y adquisición de riquezas por
todo el globo en favor de unos pocos de la historia. (...)
El crecimiento del trabajo a tiempo parcial
en la Eurozona y la caída del empleo a tiempo completo implican que el
crecimiento económico está inclinado hacia trabajos de peor calidad.
Bank of America elabora una serie histórica de la "tasa básica de
empleo", es decir, excluyendo contratos parciales y temporales del
empleo total. Pues bien, la casi totalidad del rebote de la tasa de
empleo global desde 2013 se atribuye a empleos de "baja calidad".
Por
eso no hay recuperación sostenida. Y, ¿qué ocurrirá si como algunos
economistas prevemos nos adentramos en la Segunda Fase de la Gran
Recesión? No hace falta que diga que, bajo la actual radiografía del
mercado laboral, el desempleo se expandirá en un tiempo récord." (Juan Laborda, Vox Populi, 07/08/18)
"La economía global, y muy especialmente la nuestra, se encuentra exactamente en una situación parecida a 2007-2008.
La radiografía de Occidente
muestra un sistema de gobernanza completamente agotado. Sobrevive
generando inflaciones de activos, alimentadas por una deuda total que no
para de crecer. Pero hay que proponer alternativas. Y ese va a ser
nuestro objetivo en los próximos blogs.
Vamos a presentar la propuesta de Trabajo Garantizado:
cuáles son sus fundamentos; qué objetivos persigue; cuáles son los
beneficios esperados; cómo incluirla en una agenda política más amplia;
y, finalmente, cómo diseñarla e implementarla. Me remito al documento de
trabajo número 902 del Levy Economics Institute “The Job Guarantee: Design, Jobs, and Implementation”, publicado en abril de este año, cuya autora es Pavlina Tcherneva, y que nos servirá de guía.
Pavlina Tcherneva
define el pleno empleo como una situación en la que cualquier persona
en edad de trabajar, y que desea hacerlo, puede obtener un empleo con un
salario y condiciones de trabajo dignas. (...)
A nivel macroeconómico, el desempleo
tiene múltiples aristas. Por un lado, se entiende como un problema
monetario, es decir, es una consecuencia de la dinámica de los ciclos
económicos y del comportamiento de las empresas que buscan beneficios,
así como de la administración inadecuada por parte del gobierno tanto de
la moneda como del sistema monetario.
En segundo lugar, es una
situación que no puede ser remediada por las empresas privadas: el
sector privado no puede producir y mantener un pleno empleo permanente
en el largo plazo.
En tercer lugar, es un problema que se entiende mejor
como una epidemia silenciosa:
hay un patrón geográfico discernible y un mecanismo de propagación del
desempleo que imita el comportamiento de un virus o contagio masivo
(véase número 895 del Levy Economics Institute “Unemployment: The Silent Epidemic”
también de Pavlina Tcherneva).
El desempleo se comporta como una
enfermedad y genera grandes costes sociales, de salud y económicos.
Pero el desempleo es mucho más. Refleja un problema de diseño y un fallo del sector público:
el desempleo es un problema creado por medidas políticas concretas. Los
gobiernos abandonaron el pleno empleo como opción de política
económica. Prefirieron establecer objetivos de inflación e inventaron
ciertas ficciones como la NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de la
inflación), todo ello aderezado con políticas de austeridad.
Los
gobiernos eligieron una política explícita para mantener un porcentaje
de la población en desempleo involuntario.
Todo obedeció a una evaluación incorrecta
por parte de la profesión económica del repunte de la inflación a
finales de los 70, cuyas teorías les dijeron que eran las políticas de
pleno empleo las que estaban generando la inflación, por lo que
alentaron a los encargados de formular políticas a abandonarlas y, en
cambio, intentaron controlar la inflación a través del uso de la
política monetaria.
El problema es que la inflación fue en realidad
generada por las crisis petroleras impuestas por el cártel de la OPEP en
respuesta a la política exterior de Estados Unidos en el Medio Oriente,
combinada con las malas relaciones laborales en los países de habla
inglesa que llevaron al conflicto de clases y a huelgas alrededor de quién debería soportar el peso de estos precios más altos del petróleo.
Pero por encima de todo, el desempleo es una falla moral. El desempleo se ha utilizado como el principal baluarte contra la inflación y la inestabilidad económica
y se considera un "mal necesario". La idea de que algunas personas
necesariamente perderán sus empleos y sus medios de subsistencia en la
lucha contra otros males económicos es un profundo fracaso moral de la
profesión económica.
Frente a ello, como señala la propia
Pavlina “la propuesta de Trabajo Garantizado ofrece una opción de
política superior al enfoque actual. Vale la pena emplear a los
desempleados, prevenir y reducir los costes desmesurados del desempleo,
apoyar la producción de bienes públicos valiosos e invertir y empoderar a
las personas, a el planeta y a la comunidad”.
Objetivos del Trabajo Garantizado
El objetivo principal de la política de Trabajo Garantizado es proporcionar empleos decentes con un salario digno
a todas las personas en edad laboral legal que quieran trabajar,
independientemente de su estatus en el mercado laboral, raza, sexo,
color o credo.
La propuesta de Trabajo Garantizado presenta además una serie de objetivos adicionales.
Garantizará un derecho humano básico, tal como se describe en la Declaración de las Naciones Unidas de Derechos Humanos y la llamada de Franklin D. Roosevelt
para una Declaración de Derechos Económicos. Instituirá una opción
pública para el trabajo, es decir, una red de seguridad laboral.
Creará
oportunidades de trabajo cerca de los desempleados, y adecuadas para
personas con diversos niveles de habilidad. Establecerá un salario
mínimo efectivo para la economía en general.
Operará como un ejército de
reserva de empleo para estabilizar el ciclo económico.
Mejorará la
estabilidad de los precios, utilizando para ello el ejército de reserva
de empleo, y el salario mínimo. Servirá como una política preventiva que se inoculará contra el brutal coste económico, social y político
asociado al desempleo.
Podrá ser utilizado como un vehículo
institucional para abordar otras necesidades sociales, tales como
problemas medio-ambientales, necesidades del cuidado de las personas,
despoblación rural y un largo etcétera.
En definitiva, tal como
explicita Tcherneva “se trata de poner a las personas y sus necesidades a
la vanguardia de las políticas públicas, para empoderarlos y
apoyarlos”. (Juan Laborda, Vox Populi, 14/08/18)
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