"Las borrascas atlánticas han dejado de pasar por la
Península Ibérica y las lluvias en la cuenca atlántica escasean. Por el
contrario, en la costa del Mediterráneo las lluvias son abundantes y
estamos viviendo un cambio en las precipitaciones desde el comienzo del
año hidrológico, el pasado 1 de octubre. La España húmeda y seca, del
norte y el sur peninsular, que estudiamos en los libros de pequeños, ha
cambiado en el pasado otoño y lo que llevamos de invierno: ahora la
España seca está en el Oeste peninsular, y la húmeda en el Este. ¿A qué
se debe?
A una gota fría con lluvias torrenciales en la cuenca
Mediterránea que hace una década que no sucedía, y a un anticiclón de
bloqueo que ha dejado la vertiente Atlántica sin lluvias durante un mes y
medio, provocando una sequía meteorológica.
España tiene un déficit de precipitaciones en lo que
va de año hidrológico, es decir, los últimos tres meses y medio. Desde
el 1 de octubre al 22 de enero lo normal es que lluevan 283 litros por
metro cuadrado, pero este año se han recogido 252, un 11% menos que la
media, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
“Hay una clara diferencia entre la cuenca Mediterránea
y la vertiente Atlántica y Cantábrica”, explica Rubén del Campo,
portavoz de la AEMET. Mientras en las comunidades mediterráneas, como
Cataluña, Aragón, Baleares y Comunidad Valenciana ha llovido más de lo
normal, con una importante gota fría en octubre y noviembre, en la
vertiente Atlántica y Cantábrica, las lluvias no llegan a alcanzar el 75
% de su valor normal.
Esta escasez de precipitaciones se registra en una
franja que va de Cantabria hasta el oeste del País Vasco, áreas del
noroeste de Castilla y León y norte de Burgos, en el Pirineo navarro y
oscense, a lo largo del sistema Central, en el oeste de Cáceres y sur de
Badajoz, en zonas del norte y oeste de Andalucía y en gran parte de las
islas Canarias, a excepción de Fuerteventura.
El mapa de la península ha cambiado y ahora los
valores más secos están en el Este, cuando antes Cantabria, País Vasco y
norte de Castilla y León registraban valores con altas precipitaciones.
¿Dónde están esas lluvias del Cantábrico y el Atlántico?
Inicio de año: lluvias, la cuarta parte de lo normal
Diciembre fue un mes muy seco, con lluvias que
supusieron la tercera parte de lo habitual; y en la primera mitad de
enero, por ejemplo, había llovido la cuarta parte de lo normal, explica
Del Campo.
Hemos vivido una sequía meteorológica, aunque España no sufre
en la actualidad sequía porque la primavera de 2018 fue la más lluviosa
desde que hay registros en 1965. El año pasado fue el segundo año del
siglo XXI con más lluvias.
Durante un mes y medio apenas se han registrado
precipitaciones debido a que un anticiclón de bloqueo se ha quedado
estable impidiendo llegar a las borrascas. No es raro que en invierno
aparezcan estos anticiclones, explica Del Campo, porque el aire frío es
más denso y actúan como una barrera. De hecho, 2015 fue el primer año en
el que se activaron los protocolos anticontaminación con restricciones
del tráfico en grandes ciudades, debido a una situación similar de
escasez de precipitaciones en invierno.
El meteorólogo Martín Barreiro señala que el
anticiclón sigue activo impidiendo la entrada de borrascas por el Este,
por lo que, a finales de enero/comienzos de febrero, las borrascas
entraron en la Península por el Norte, dejando lluvias torrenciales. La
configuración ha cambiado un poco, porque lo normal es que el anticiclón
estuviera un poco más bajo y hubiera entrada de borrascas atlánticas.
“En el oeste peninsular siguen sin entrar las borrascas atlánticas”,
añade.
Por el contrario, la cantidad de lluvia recogida se
duplica en Castellón, en la mitad este de Teruel, en el litoral oriental
de Almería, en puntos del norte de Granada y de la costa de Tarragona y
de Valencia, respecto a los valores normales del periodo de referencia
1981-2010.
Así, los meses de octubre y noviembre fueron
especialmente lluviosos en el este peninsular, con un superávit de más
del doble de lo normal en Castellón y el este de Teruel. En Vinaroz, el
19 de octubre se registró el récord de la mayor cantidad de lluvia caída
en una hora en España: 159,2 litros por metro cuadrado, una auténtica
tromba de agua. El anterior récord eran los 129,9 litros caídos en una
hora el 31 de marzo de 2002 en Santa Cruz de Tenerife.
Una década sin gota fría
Estas fuertes lluvias en la Cuenca Mediterránea en
otoño no se registraban desde hace 10 años, cuando en 2008 se produjo la
última gota fría, señala el portavoz de la AEMET. Hay un cambio
respecto a la última década, que no se había registrado ningún episodio
de gota fría, y este otoño ha vuelto.
Del Campo indica que en España, por el clima
mediterráneo, las lluvias son muy irregulares y no hay una tendencia
clara, al contrario que con las temperaturas, con las que sí se aprecia
un ascenso.
Barreiro explica que la temperatura del agua del mar
en el Mediterráneo es más alta, fenómeno asociado al cambio climático, y
eso provoca un aumento de las precipitaciones y que haya lluvias
torrenciales y gota fría. La gota fría no es un elemento nuevo en la
cuenta Mediterránea, añade, pero ahora los eventos con mayores.
Los patrones de distribución de lluvias están
cambiando, indica Barreiro, y donde antes siempre llovía, ahora ya no lo
hace igual, o cuando llueve es de forma torrencial. “Cualquier zona de
la Península es vulnerable y puede registrar lluvias torrenciales y
épocas de escasez”, apunta el meteorólogo, por lo que hay que tomar
conciencia de la importancia de cuidar el agua que consumimos y no
derrochar. Como gallego, Barreiro llama la atención de que en zonas
donde siempre ha habido abundancia de lluvias, como en su tierra,
también hay que hacer un consumo responsable del agua porque se puede
pasar de lluvias torrenciales a épocas de escasez, y estos patrones
pueden cambiar en cuestión de poco, pero los hábitos de consumo tardan
más en modificarse.
De la misma forma, Barreiro recuerda la importancia
de otro hábitos que todos podemos aplicar en casa, como separar los
residuos en la cocina para reciclar y que los ciudadanos tomemos
conciencia de la importancia de este gesto, ya que se reduce el consumo
de materias primas, agua incluida." (Mª García de la Fuente, El Asombrario, Público, 19/02/19)
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