"Después de haberse autoproclamado Papa y de haber protagonizado mil y
una situaciones cómicas y perturbadoras –según los gustos–, Leo Bassi (Nueva York, 1952) vuelve a la carga metiéndose en la piel nada menos que del Duce. Yo, Mussolini, se estrena este viernes 5 de abril en el teatro TNT de Sevilla [ya no hay entradas] (...)
¿Por qué volver sobre Mussolini, justo ahora? Para Bassi,
la respuesta es evidente: "En todos los países, España, Italia, Brasil,
hay un auge de la extrema derecha y del fascismo. ¿Qué está pasando, cuál es el significado de esta epidemia, por qué se transmite a continentes enteros?
Como dije antes, mis espectáculos son viscerales, y este nace de una
pregunta visceral. Mussolini fue el primer fascista, y tocaba
preguntarse quién fue, y el porqué de esta vuelta".
Y los porqués han ido apareciendo en el proceso creador.
"Hay muchas razones, evidentemente. Una ha sido la incapacidad total de
la izquierda para asumir la caída del muro
y de la Unión Soviética. En política, los procesos a veces se extienden
a lo largo de 30 años, y en este caso tenemos a una generación que
sigue presa del pasado.
Por otro lado, hay un aburrimiento general de
estas vidas virtuales que llevamos hoy día, una necesidad de algo más
fuerte y excitante. Y eso es lo que les promete la extrema derecha".
La idea de un cómico encarnando a un dictador nos remite de inmediato a Chaplin y El gran dictador,
pero Bassi se apresura a advertir de que "lo que yo quiero hacer no
tiene nada que ver. No es una sátira. Chaplin ridiculizaba, yo no. Yo
quiero desmontar el fascismo y ver cómo podemos superarlo. Da miedo,
pero es más frágil de lo que parece". Eso, aunque ya no queden
dictadores como los de entonces: "Esta es una segunda generación",
comenta.
"La primera, como suele decirse, era una tragedia, esta es una
farsa. Mussolini, Franco, Stalin, vienen de una enorme conflagración.
Eran soldados, muchos habían visto morir a miles de personas por
voluntad de los banqueros en la I Guerra Mundial, y había nacido en
ellos un odio al sistema. Es gente que ha aprendido a matar a otros,
hasta que se convierte en algo tan sencillo como matar un conejo.
Los de hoy, en cambio, son los hijos de los vídeojuegos. Son tiranos de pacotilla, pero hay que vigilarles. El fascismo es una caja de Pandora de los instintos: cuando se abre, es muy difícil devolverlos a su lugar".
Tampoco
olvida el payaso que detrás de cada dictador hay intereses económicos,
también hoy. "No podemos olvidar que en los años 30, Mussolini y Hitler
eran los héroes de los banqueros, del poder económico, frente al
comunismo. Todas las grandes riquezas tenían miedo de los bolcheviques,
de que la Revolución Rusa lo infectara todo.
Ahora los dictadores son
los malos de la película, y los banqueros los que reescriben la
Historia. Y hay mucha censura, ¿quién controla esa censura? Los mismos
poderosos de antes, que utilizan a los dictadores como títeres". (...)
“Muchos de sus votantes son chicos hipsters. Creo que a la gente en
general le falta exaltación. Si toda tu vida consiste en exaltar a tu
equipo de fútbol, te aburres. Entonces Vox habla y asusta, y llama la
atención. Pero creo que Vox es también un fruto de la frustración
machista, del modo en que el feminismo está poniendo en duda la
masculinidad clásica.
Y de problemas como la inmigración, Cataluña,
donde no dudan en echar gasolina al fuego. Se mezcla la idea de la
Reconquista, la lucha contra el islam, que toca fantasmas interiores muy
arraigados. Y si la izquierda trata de luchar con argumentos racionales, ha perdido. Hay que combatirlos con otros argumentos radicales. Y el humor es uno". (...)
Últimamente hemos vuelto a ver en el banquillo a gente acusada de ofender los sentimientos religiosos, como las chicas que pasearon una vulva como si fuera un paso de Semana Santa, y
a las que Bassi no dudó en apoyar. "Sí, Willy Toledo convocó un acto de
apoyo, y yo lo respaldé.
El mundo es así, todo está cambiando
radicalmente, la sexualidad femenina está cuestionando miles de años de
machismo, reivindicando la igualdad, pero la resistencia es dura y para
que esto cambie a veces hay que sentarse en el banquillo. Hay que
arriesgar para que las cosas cambien, es lógico, nada se hace
fácilmente. Pero a veces la factura es cara". (Entrevista a Leo Bassi, Alejandro Luque, eldiario.es, 04/04/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario