"(...) DIAGONAL: ¿Podrías definirnos las ideas que, junto a Michael Albert, has desarrollado en el modelo de la Economía Participativa?
ROBIN HAHNEL:
Es una alternativa al capitalismo y al socialismo de mercado, porque es
un sistema de planificación participativa bastante completo, ya que
permite analizar cómo se toman las decisiones. Refleja las posiciones
del socialismo libertario desde hace años y en sus diversas tradiciones.
Tiene varias partes: con respecto al trabajo, hay un consejo de
trabajadores, donde cada persona tiene un voto de cara a la toma de
decisiones.
También se propone que los consumidores se organicen
formando consejos en sus barrios. Proponemos que
los consejos de trabajadores y los consejos de consumidores, en sus
barrios, realicen sus propuestas de lo que quieren hacer, desde el punto
de vista de producir o consumir, y ellos mismos negocien cómo van a
unir eso en un plan anual factible.
Desde mi punto de vista,
esta idea de planificación enfatiza que los trabajadores y consumidores
participen en la formulación de sus propias actividades. Esto se
distingue de otras concepciones de planificación mediante representantes
que van a reuniones de planificación a gran escala.
En
nuestra opinión esto no da suficiente autonomía a los trabajadores en
sus propias empresas y a los consumidores en sus barrios.
D.: Y en los consejos de trabajadores, ¿cómo se reparten los frutos y ganancias del trabajo?
R.H.:
Esto también es parte de nuestra propuesta, en la que se remunera a los
trabajadores según su esfuerzo. Esto se decide por los propios
trabajadores dentro del consejo, en función, por ejemplo de las horas
trabajadas. A veces las horas de unos no suponen lo mismo que las horas
de otros: nadie mejor que el propio consejo y las personas con las que
uno trabaja para evaluar esto. Es necesario reconsiderar cómo se organiza el trabajo para construir una economía socialista libertaria.
Algunas tareas aumentan el poder de la persona para participar en la
toma de decisiones. Hay que reorganizar el trabajo para que todos tengan
acceso a tareas que dan el poder de participar. Hay que alternar las
tareas para que no haya personas que siempre tengan que asistir a
reuniones y evaluar situaciones mientras otras están siempre trabajando
con las manos.
Si
dejamos la organización de esta manera, llegamos a la forma tradicional
tanto del capitalismo como del socialismo soviético del siglo XX,
donde, aunque cada trabajador tenga su voto, se da una democracia
formal, pero no real. Hay que transformar el trabajo si queremos una
situación en la que se dé una participación efectiva para que cada
persona tenga acceso y oportunidades en la toma de decisiones.
D.: ¿Qué estrategias de transición pueden establecer los movimientos sociales para avanzar hacia este modelo?
R.H.:
Depende mucho de los países y las condiciones de sus movimientos
sociales. Desde mi punto de vista, esta sociedad socialista libertaria
que proponemos es una sociedad democrática, por tanto la mayoría de la
gente tiene que estar a favor de este sistema. Tenemos que buscar la
manera de hablar, comunicar y convencer a la mayoría de que este sistema
es preferible al capitalismo. Desde mi punto de vista, hay que aumentar los movimientos reformistas pero populares.
El movimiento sindical, el movimiento de consumidores, el movimiento de
mujeres, el movimiento contra la guerra... necesitamos que estos
crezcan, aunque pienso que esto, realizado de forma aislada, nos
llevaría al fracaso, como sucedió con el movimiento que dio lugar a la
socialdemocracia en el siglo XX, que se limitó a su carácter reformista y
nada más.
Yo pienso que al mismo tiempo que se fortalecen estos
movimientos reformistas dentro del capitalismo se fortalecen las ideas
de cambio, pero a la vez tenemos que potenciar experimentos de
cooperación equitativa, organizando cooperativas de consumidores,
cooperativas de productores y una larga variedad de instituciones no
capitalistas. Hay que ir en una vía paralela, ya que una vez que una
parte importante de la población entienda que sería mucho mejor
organizar la economía de una forma totalmente diferente a la del
capitalismo, se deben empezar a organizar los consejos en los centros de
trabajo y en los barrios.
Creo que no es realista
en la mayoría de países, especialmente en EE UU, pensar que podemos
empezar a construir ahora los consejos que un día nos permitirán
organizar la economía y la sociedad de una forma nueva. Tenemos mucho trabajo que hacer antes de llegar a la situación donde pueda empezarse este proceso.
En otros países puede ser muy distinto.
Por ejemplo, en Venezuela lo pueden hacer y lo hacen ahora. En Cuba
podrían hacer un cambio en el sistema de planificación que sería
magnífico y que podría hacerse bastante rápido. Pero en la mayoría de
los países capitalistas todavía tenemos mucho trabajo para aumentar la
influencia de este tipo de propuestas.
Robin Hahnel, creador de la ‘parecon’
La
economía política de la economía participativa es el título de una
investigación que Robin Hahnel y su colega Michael Albert publicaron en
1991. Este libro fue visto, en pleno derrumbe del modelo soviético, como
una alternativa al centralismo socialista, al socialismo de mercado y
al capitalismo contemporáneo. Hahnel, junto a Albert, es el creador del
modelo económico denominado ‘economía participativa’ (llamada parecon
en inglés), una teoría de raigambre libertaria que se basa en un tipo
de gestión común, ya que, en palabras de Hahnel, “la gente aborrece los
vacíos de gestión”.
Esta propuesta se basa en los principios de equidad, solidaridad, diversidad y autogestión participativa." (Entrevista a ROBIN HAHNEL, Jon Bernat Zubiri-Rey , Diagonal, 15/06/10)
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