9/2/22

La humanidad primero conquistó la “ciudadanía civil” con las revoluciones americana y francesa en el siglo XVIII (libertad de expresión, derechos del hombre y del ciudadano). En el siglo siguiente se logró la “ciudadanía política” que reguló la participación ciudadana en el ejercicio del poder político... en el siglo XX, con la aparición del Estado de bienestar, se desarrolló la “ciudadanía social y económica”... frente a estos tres grandes avances aparecieron otras tantas tesis reaccionarias. Son las tesis de la perversidad, la inutilidad y la peligrosidad

 "Siguiendo al sociólogo T. H. Marshall, la humanidad primero conquistó la “ciudadanía civil” con las revoluciones americana y francesa en el siglo XVIII (libertad de expresión, derechos del hombre y del ciudadano).

 En el siglo siguiente se logró la “ciudadanía política” que reguló la participación ciudadana en el ejercicio del poder político, extendiendo el derecho de voto a grupos cada vez más amplios. En el siglo XX, con la aparición del Estado de bienestar, se desarrolló la “ciudadanía social y económica” que suponía el reconocimiento de los derechos sociales como la educación, la salud, el bienestar económico y la vivienda, básicos para la vida de un ser civilizado.

En base a este esquema, el economista Albert O. Hirschman expuso en una relevante conferencia Doscientos años de retórica reaccionaria: la tesis de la inutilidad, recogida en Vivir como iguales (1996), las duras respuestas a estas tres oleadas progresistas. Explicó cómo frente a estos tres grandes avances aparecieron otras tantas tesis reaccionarias, que desmenuza y ridiculiza con sutileza. 

Son las tesis de la perversidad, la inutilidad y la peligrosidad. 

La primera sostenía que las políticas públicas tenían un efecto contraproducente porque los programas de bienestar social crearían más y no menos pobreza. 

La tesis de la inutilidad afirmaba que todo intento de cambiar algo sería superficial y, por lo tanto, ilusorio “en la medida que las estructuras profundas de la sociedad permanecen completamente intocadas”. 

La tesis del peligro aseguraba que la ampliación de derechos que suponía el Estado de bienestar pondría en peligro las conquistas previas en libertad individual. (...)"             (Andreu Missé, El País, 07/02/22)

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