"Tariq Ali (Lahore, Pakistán, 1943) es uno de los grandes pensadores de
la izquierda del siglo XX y de lo que llevamos de XXI. Historiador,
periodista, escritor, cineasta y activista, (...) Ahora suma, también con Alianza Editorial en España, Winston Churchill: sus tiempos, sus crímenes,
un análisis histórico de quien fue dos veces primer ministro de Gran
Bretaña. Nos atiende por videoconferencia desde su casa en Londres,
rodeado de mesas y sillas atestadas de libros y papeles.(...)
En los últimos años, se han estrenado numerosas películas y series de televisión que retratan a Winston Churchill como un demócrata ejemplar y un estadista al que prácticamente le debemos la derrota de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, cada vez más activistas han realizado protestas para denunciar el racismo del líder británico que, incluso, llegó a proponer el eslogan Keep England White (“Mantener Inglaterra blanca”, en español). ¿De dónde bebía ese racismo genético del que habla usted en su ensayo?
La pasión de Churchill era ser militar, pero como no triunfó en el campo de batalla se dedicó a su segunda opción, la política. Procedía de una familia poderosa y de tradición castrense. Antes de ser primer ministro, Churchill trabajó en varios gobiernos y su prioridad fue siempre defender el Imperio Británico, lo que instrumentalizó para ascender en su carrera. Ese racismo era un sentimiento compartido por la clase dominante de su tiempo, que no pensaba en el punto de vista de los países ocupados, de las personas que habían sido torturadas y asesinadas.
Pero todo el culto del que goza en la actualidad Churchill es bastante
reciente. Mientras estaba vivo, recibía numerosas críticas y se
publicaron libros sobre lo que realmente era, un líder político muy
derechista. Claro que hizo algunas cosas útiles durante la Segunda
Guerra Mundial, pero por aquel entonces estaba claro que la habían
ganado quienes fueron al campo de batalla y, sobre todo, el Ejército
Rojo, que aplastó a los nazis en Stalingrado y que había librado las
batallas más determinantes en territorio de la Unión Soviética.
Finalmente, hay que sumar el espaldarazo de la ayuda militar de Estados
Unidos.
Churchill también se dedicó con ahínco a destruir a las organizaciones obreras en Inglaterra.
Era la política del Partido conservador. Los sindicalistas y socialistas estaban muy orgullosos de su imperio, y esa contradicción fue la que les debilitó. El imperio británico y el colonialismo infectó a grandes sectores de la población. De hecho, cuando los movimientos obreros atacaron a los políticos, defendieron a la monarquía, que desempeña un papel político muy importante, no es apolítica en absoluto. Lenin dijo que las grandes debilidades de Churchill eran que no era demócrata y que dependía demasiado de la monarquía y del Ejército, sus dos instituciones predilectas. Fue una evaluación muy precisa.
En el libro, explica que Churchill apoyó siempre a Franco
porque consideraba que era lo mejor para el Imperio Británico y porque
prefería el fascismo a los judíos y a los comunistas. ¿Cómo fue la
relación entre ambos?
Todo comenzó con la Revolución rusa de 1917. Churchill temía que si se extendía y triunfaba en Europa y en el resto del mundo, sería el fin de los británicos. Por eso siempre apoyó a los bandos de la derecha para impedirlo. En este sentido, Franco era perfecto porque había acabado con un gobierno electo de socialistas, comunistas y anarquistas, de los que Churchill siempre defendió que había que deshacerse. De hecho, declaró que de haber sido español habría luchado con los franquistas y en el caso de haber sido italiano, con Mussolini. Fue muy sincero sobre su orientación política. La tragedia no fueron sus palabras, sino las consecuencias de sus políticas. Imagínese qué habría pasado si tras la Segunda Guerra Mundial Franco y la Falange hubiesen sido expulsados y se hubieran celebrado elecciones democráticas. Estoy seguro de que se habría restaurado un gobierno republicano y habría sido una España muy diferente.
Churchill era una figura profundamente reaccionaria y tuvo mucha responsabilidad de que la dictadura franquista durase tanto. Su influencia también supuso una verdadera tragedia para otras zonas de Europa. De hecho, aunque le dijo a De Gaulle y a otros líderes europeos que apoyaba la unión del continente, también aclaró que si había un enfrentamiento con Estados Unidos, siempre estaría del lado de estos últimos. (...)" (Entrevista a Tariq Alí, Patricia Simón, La Marea, 26/10/23)
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