31/1/08

"eficacia colectiva" contra el SIDA en Uganda

“La bióloga e investigadora Helen Epstein, en su libro 'El remedio invisible' (Alba Editorial), viaja por todo el continente africano para dar una respuesta exhaustiva a una de las más terribles enfermedades de nuestro tiempo, el sida. (…)

Entonces ocurrió algo sorprendente. A finales de la década de 1980 o principios de la de 1990 comenzó a disminuir la tasa de infección por VIH en toda la región. (…)

Me parecía que lo más importante era algo para lo que los expertos en salud pública no tenían un nombre ni un programa. Podríamos describirlo como un movimiento social basado en un sentido compartido de humanidad, acción colectiva y ayuda mutua imposible de cuantificar o medir. Lo más parecido podría ser el concepto de "eficacia colectiva" -la capacidad de los individuos para reunirse y ayudar a otros individuos desconocidos- del sociólogo Felton Earls, de Harvard. Earls ha relacionado esta capacidad con los índices de criminalidad de ciertas ciudades estadounidenses, y podría tratarse de algo esencial a la hora de combatir el sida.

En la década de 1980 y principios de la de 1990, mientras los habitantes de la mayor parte de los países africanos ignoraban la crisis, cientos de pequeños grupos comunitarios de lucha contra el sida habían surgido en Uganda y en Kagera con el objetivo de consolar a los enfermos, cuidar de los huérfanos, advertir a la gente de los peligros del sexo ocasional y enfrentarse a la particular vulnerabilidad a la infección de las mujeres y las chicas. El Gobierno de Yoweri Museveni emprendió sus propias campañas de prevención, y la Organización Mundial de la Salud aportó financiación, pero mucho dinero había salido también de los bolsillos de los propios pobres. Su compasión y sus esfuerzos sacaron a la luz la enfermedad, hicieron que la gente hablara de ella, redujo el estigma y la negación, y condujo a una profunda transformación de las normas sexuales. Se trataba de un proceso fuertemente africano, pero en muchos aspectos era similar a la respuesta compasiva, visible y enérgica de la comunidad homosexual de los países occidentales en la década de 1980, en que la incidencia del VIH en este grupo también disminuyó sostenidamente.

¿Por qué surgió este movimiento en Uganda y en Kagera pero en ningún otro lugar de África hasta mucho después? Es difícil saberlo con seguridad, pero tal vez esté relacionado con el hecho de que los habitantes de esta región entendieran antes que los demás que en esa parte de África el sida no sólo era una enfermedad de prostitutas, camioneros y otros grupos de alto riesgo. Quienes se unieron a este movimiento social probablemente desconocían la palabra "simultaneidad", pero, aun así, las campañas del Gobierno dejaban claro que todo el mundo corría peligro. A su vez, es posible que esto creara un sentido de urgencia colectiva que animara a la población a movilizarse.” (El País, ed. Galicia, Domingo, 20-01-08, p. 16/7)

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