En ese sentido, sostiene que la pintura no existe sin el concepto. "Un trozo de papel sigue siendo para mí el mejor lugar donde explicar un concepto", continúa. "Ahí dejo mis señales y planteo mis cuadros. Es lo que he hecho toda mi vida y se me ha considerado anacrónico. Los jóvenes vuelven hoy a la pintura y lo hacen de una forma totalmente novedosa, no pintan como se hacía hace un siglo. De todas formas, no creo que los materiales del arte hayan sido en ningún momento un problema. Nadie tiene la razón y todos la tienen a la vez. En arte todo está permitido".
Bueno, no todo. Baselitz se muestra crítico con la relación entre el arte y el poder. "Hay un factor en el arte que siempre me ha desagradado, y es el del entretenimiento. El arte no es entretenimiento, pero mucha gente ha querido resaltar ese aspecto. Los políticos piensan muchas veces que el arte debe llegar a la sociedad y que éste debe ser algo agradable. Creo que el arte concierne principalmente a los artistas, a esos escasos individuos que tienen una especie de locura, cierta capacidad de hacer lo contrario a lo esperado, la de irritar, incomodar, provocar, darles qué pensar. Es el sentido de la pintura. El principal sentido es ir en contra". (...)
Y matiza. "Sin embargo, la sociedad no está compuesta sólo de gente estúpida y simple. Hay una pequeña proporción de gente inteligente, una élite. Esa élite puede ser interesante. En ella puede haber gente de la política o de la iglesia. En el pasado hubo grandes papas que se rodearon de grandes artistas. Pero también ha habido malos papas sin artistas". (...)No obstante, no cree que el papel del artista sea una especie de intérprete del subconsciente de la sociedad. "Si alguien piensa que un artista es un catalizador que recibe algún material que él es capaz de traducir, de filtrar, de transformar, está muy equivocado", apunta. "Un artista es, ante todo, alguien que ama el arte. Alguien que tiene que ver sólo con el arte. No tiene nada que ver con la sociedad, salvo que ésta resulta una molestia. Así se mantiene la rebeldía". (El País, Babelia, 12/09/2009, p. 18/19)
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