R. Estoy a punto de ganar.
P. Hombre, no. Este Papa va en la dirección contraria. En la última reforma del llamémoslo código penal del Estado vaticano se han endurecido las penas por ordenar mujeres, casi a la par que el delito de pederastia.
R. Sí, pero ahí está un cardenal Martini y otros prelados y teólogos que piden lo mismo que yo.
P. Son personas marginales, a los que Roma no hace caso. En el episcopado español no hay ni un solo obispo partidario de ordenar mujeres.
R. Lo que los obispos digan... Viven mirando a Roma, como decía el cardenal Tarancón.
P. Decía que los obispos tenían tortícolis de tanto hacerlo. Pero Roma es quien manda
R. Roma ha cambiado. El Papa también cambió cuando ha llegado al cargo. Pero, sobre todo, sigo creyendo en el Espíritu Santo. En cualquier momento le puede influir. Sé que lo que digo va a molestar como si estuviera cometiendo un sacrilegio, pero no hay ni una sola razón para dejar fuera del sacerdocio a la mujer.
P. Lo cierto es que el Papa le va a hacer perder la apuesta." (PADRE ÁNGEL: "No hay ni una sola razón para dejar fuera del sacerdocio a la mujer". El País, ed. Galicia, 03/09/2011, p. 35)
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