12/12/11

¿Cómo se ha producido un fenómeno tan extraordinario? ¿Cómo puede ser que le esté sucediendo al PSOE lo que ya le sucedió a la UCD?

"El abandono de los votantes puede tener muchos motivos. También deben de haber optado por varias alternativas, muchas de ellas respetables. En todo caso yo sé cuál ha sido la mía y la razón principal para abandonar el partido al que he dado mi voto desde la muerte de Franco.

Ha de ser un caso frecuente, así que (excúseme la inmodestia) escribo en nombre de varios centenares de miles de ciudadanos que han rechazado la imposible candidatura del PSOE. Y la causa es fácil de resumir: creo que han caído en el más absoluto desconcierto. (...)

Los socialistas periféricos descubrieron el nacionalismo y fueron aplaudidos por la ejecutiva, pero pasarán a ser irrelevantes porque esa opción, a mi entender inequívocamente derechista, está muy bien representada por los grupos oligárquicos urbanos y los ruralistas, una unidad que ha funcionado perfectamente desde el siglo XIX.

No es menos confuso el sur, en donde el nacionalismo aún no ha cuajado (todo llegará), pero cuyos dirigentes se dedican a la compra de voluntades de un modo tan evidente que algunos acabarán en el banquillo.

Así que mientras los socialistas catalanes apoyan las muy reaccionarias tesis de que Andalucía les roba el dinero, los socialistas andaluces se dedican a repartir subvenciones para ganar votantes. (...)

Descontadas las tres regiones hasta aquí mencionadas, el partido socialista simplemente ha desaparecido del restante mapa español. Algo se habrá hecho mal, deduce cualquier persona con un gramo de seso, pero luego observa las secuelas de la debacle y advierte que todo sigue igual, incluido el indescriptible presidente Zapatero y su corte de aduladores, o el curtido candidato que ha conseguido hundir las encuestas más pesimistas. (...)

¿Cómo se ha producido un fenómeno tan extraordinario? ¿Cómo puede ser que le esté sucediendo al PSOE lo que ya le sucedió a la UCD? (...)


La confusión se adueñó de los socialistas a partir del Gobierno tripartito de Cataluña que significó un giro radical en el ideario histórico: del internacionalismo se pasó a un nacionalismo derechista.

De rebote y por mantener una imposible coherencia, los socialistas vascos del ramo Eguiguren comenzaron a coquetear con los de Batasuna y los socialistas gallegos se compraron una gaita.

Por milagro aún no han reivindicado los socialistas andaluces su, a todas luces, poderosa identidad nacional. A nadie del partido se le ocurrió que en Italia, país similar a España, pero con contrastes de identidad mucho mayores, solo la ultraderecha plantea diferencias "nacionales".

Si a la deriva derechista se añade la política de imagen (y solo de imagen) que consistió en montar una especie de ONG universal para sumarse a cualquier manifestación de agravio (o de agravia), en lugar de analizar con seriedad los problemas de las minorías (por ejemplo, los castellanohablantes de Cataluña) y considerar su componente de clase (baja) como elemento de conflicto, el resultado es la convicción de que ese partido derechizado tiene tan mala conciencia que solo es capaz de políticas pánfilas, pero hipócritas. (...)

Me parece a mí que estos dirigentes no entienden que las corruptelas y los desórdenes éticos se dan por descontados en la derecha y no afectan a su votación, como ha dejado bien claro el caso de Berlusconi, pero la izquierda debería tener como principios inalterables la honestidad, la cultura, la educación y la justicia. Algo de eso van a tener que proponer en su refundación aunque tengan muy pocos candidatos ejemplares."      (El País, 10/12/2011, p.  31)

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