"A Juan Luis Arsuaga, como paleontólogo que es, le interesan todas las
especies y su evolución, aunque por la especie humana siempre ha tenido
una fascinación especial. (...)
“Es que El sello indeleblees un libro más sobre el presente y futuro de la especie humana que sobre su pasado”, dice este catedrático de la Universidad Complutense.
Pregunta. ¿La especie humana es especial?
Respuesta. Sí, francamente. Es un acontecimiento
único en la evolución. Como si fuera la tercera forma de materia: hay
materia inanimada, materia viva y materia consciente, nosotros, aunque
todas hechas de los mismos átomos, por supuesto.
El hombre es consciente
de sí mismo, se pregunta, razona, tiene yo, es un organismo hecho de
carbono, hidrógeno... pero capaz de reflexionar. Es tan fantástico que
se han buscado explicaciones no naturales.
P. ¿Cuánta diferencia determinan las razas?
R. Esto es muy sorprendente porque todo el mundo
pensaba que éramos la especie más variada de la Tierra. Las diferencias
aparentes son tan evidentes que incluso parecía que éramos una especie
ya casi dividida en subespecies.
Sin embargo, al secuenciarse el genoma
se ha visto que no es así: somos de las especies menos variadas
genéticamente. Ahora tenemos un nuevo problema: por qué, siendo todos
tan iguales de piel para dentro, somos tan distintos epidérmicamente.
P. ¿Alguna idea de por qué?
R. No hay una explicación. Se han buscado argumentos
adaptativos, pero no se ve una relación directa. Ahora se ha recuperado
una explicación olvidada: las razas se han hecho distintas por la otra
fuerza que Darwin argumentó en su libro El origen del hombre y
es que las razas son diferentes por selección sexual, es decir, por
cuestión de gustos.
Sería algo parecido a los vestidos: el hecho de que
los chinos fueran con quimono y nosotros de otra manera no tiene que ver
con el ambiente o la temperatura, es una selección del gusto. Eso sí,
la ciencia ha demostrado que no hay diferencia intelectual ni nada
parecido entre las razas humanas. (...)
P. Los humanos, ¿somos hostiles o sociales?
R. Tenemos una inteligencia social. El científico
Richard Alexander dice que en nuestra evolución hay un momento en que
las fuerzas selectivas dejan de ser las fuerzas hostiles de la
naturaleza porque alcanzamos el dominio ecológico: los glaciares o el
clima adverso, los depredadores o la hambruna... dejan de ser un
obstáculo, porque nos protegemos con la tecnología.
Pero seguimos
evolucionando porque hay una competencia dentro del grupo, nuestro medio
social, en el que competimos por descendencia y recursos. Para eso
necesitamos un órgano que permita procesar información social. Así, el
éxito depende de hacer muchos amigos y tener pocos enemigos. (...)
P. ¿Cómo aborda la ciencia una especie como la humana?
R. Todavía no está claro siquiera en qué somos
únicos. Hay una asociación internacional de científicos en la que
intentamos elaborar una definición de ser humano. Y queda mucho por
hacer, pero algunas características son chocantes.
Por ejemplo, unos
rasgos que no desearíamos, porque nos delatan ante los demás, pero no
podemos evitar: el blanco de los ojos, que indica adónde o a quién
miramos, y la capacidad de ponernos colorados. Otro rasgo, al parecer,
es la buena puntería, tenemos mucha coordinación.
P. Y el cerebro.
R. La consciencia es algo obvio, pero otras cosas no
lo son tanto, como la mentalidad mágica, no racional. Gran parte de
nuestro pensamiento es mágico, no en el sentido religioso, sino que no
tiene que ver son la razón.
Mucha gente cree que es cultural, que viene
de nuestro pasado ignorante y que lo estamos superando... Pues no, está
en los genes, es un producto de la evolución y no nos lo vamos a quitar
de encima." (Entrevista a Juan Luis Arzuaga, El País, 2404/2013)
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