19/6/13

Bienvenida la nueva lucha de clases

"En un artículo reciente –Ciudadanía y lucha de clases, DIAGONAL 193– sostenía que la crisis galopante que vivimos está dando lugar a que la lucha de clases, la cual se ha mantenido soterrada durante décadas, comience a manifestarse con toda su crudeza.

 De manera que, frente a una clase social dominante reducida a una ínfima minoría de la población, empieza a emerger, bajo el término ambiguo de "ciudadanía", la gran clase social dominada de nuestro tiempo, cuya presencia pública se hace cada vez más patente a través de unas luchas sociales que vienen a marcar en la práctica sus contornos: 
desde los obreros industriales hasta los profesionales de la sanidad, pasando por los estafados por los bancos, los expulsados del mercado de trabajo, los estudiantes sin futuro, los educadores o los funcionarios.

 ¿Qué sucedía antes del estallido de la crisis?  

Que las contradicciones entre clases que atraviesan el sistema capitalista desde el primer momento de su existencia se encontraban amortiguadas y en cierto modo neutralizadas en virtud de un doble mecanismo:

Primero, la delegación que ejercía la clase social dominante en la denominada "tecnoestructura", lo cual revestía de un matiz técnico, y por consiguiente objetivista, lo que era estrictamente dominación de clase, además de asegurarse la complicidad, por razones estrictamente estructurales, de prácticamente todos los sectores profesionales –desde periodistas hasta profesores o intelectuales en general– que participan en la conformación de lo que se denomina "opinión pública" y que funcionaban en la práctica como agentes del sistema.

Segundo, el secuestro de la conciencia y las expectativas de la gran mayoría dominada a través de una ideología consumista cuyo heraldo por antonomasia lo constituía la publicidad, y que la clase dominante legitimó en gran medida –con la complicidad en este caso de sindicalistas y partidos de la izquierda– bajo su versión edulcorada como "Estado del bienestar".

Pues bien, es esta situación en cierto modo estancada y que ha conducido a la inacción o cuanto menos a la inoperancia de las fuerzas de la izquierda, la que se ha venido abajo con motivo del estallido de la crisis.

 Por una parte, los componentes de la tecnoestructura empresarial ven en buena medida cuestionado su papel dentro del sistema cuando el capitalismo se embarca en una espiral especulativa que deja la economía productiva en muy segundo plano.

 Mientras, los conformadores de la opinión pública experimentan una verdadera crisis de conciencia cuando la evolución cada vez más desquiciada del sistema aborta cualquier intento de justificación, a la vez que es el propio concepto de "opinión pública" el que pasa a un segundo plano conforme sectores crecientes de la ciudadanía crean y gestionan su propia opinión a través de toda una floración de redes sociales.

Por otra parte, la ideología consumista que postulaba un avance continuo del nivel de vida ve cuestionadas sus propias bases cuando, como sucede actualmente en España, la capacidad adquisitiva es inferior a la de 2001 y cuando los "mundos imaginarios" que construye la publicidad con relación a las marcas chocan con una situación de austeridad que está, por ejemplo, en el origen del auge de las llamadas "marcas blancas". 

Lo cual da lugar a que sean sectores sociales cada vez más numerosos los que despiertan de un sueño consumista que ha estado en la base de su conformismo, tanto político como social, de las últimas décadas."             (Antonio Caro, Diagonal Global, 30/05/2013)

No hay comentarios: