"La intuición o el sentido común, cuando no la información recibida de
nuestro entorno social, nos hace pensar que las elevadas tasas de
desempleo -padecidas por la sociedad española- están perjudicando a la
salud de los ciudadanos.
Pues bien, la estrecha relación existente entre
desempleo y salud no sólo es cuestión de intuición o de impresiones más
o menos afortunadas, sino objeto de análisis científico.
En efecto, en un reciente artículo, publicado en la revista Estudios
de Economía Aplicada por las excelentes economistas Rosa Urbanos-Garrido
y Beatriz González López-Valcárcel, se estudia la repercusión del
desempleo en la salud de los españoles, en el actual contexto de crisis
económica, apoyándose en datos procedentes de la Encuesta de Condiciones
de Vida y de la Encuesta Nacional de Salud de España.
Los resultados son elocuentes. El desempleo influye negativamente
sobre la salud general de las personas y, más concretamente, sobre la
salud mental. Se aprecia también que el impacto sobre la salud es tanto
más negativo cuanto mayor es la duración del desempleo, especialmente a
partir de un año.
Asimismo, se comprueba que una buena situación familiar influye
positivamente sobre la salud mental y que el apoyo social recibido (de
parte de amigos y familiares) y la práctica del ejercicio físico
contribuyen eficazmente al nivel de salud, tanto general como mental; al
contrario que el consumo de tabaco.
Sucede también que un mayor nivel
educativo favorece al estado de salud (física y mental) y la clase
social (basada en el nivel de cualificación de la ocupación) influye
beneficiosamente sobre la salud general.
Las autoras del trabajo recomiendan, muy sensatamente, que las
políticas públicas incluyan entre sus prioridades la prevención general,
ante el deterioro de la salud en los grupos más vulnerables a los
efectos del desempleo, y la prevención específica, ante los riesgos
relativos a los trastornos psicológicos (ansiedad y depresión) sobre
todo en condiciones tan adversas como las actuales de creciente
desigualdad social, recortes en los servicios sanitarios públicos y
disminución de las rentas de los hogares.
Sin embargo, lamentablemente, me temo que sea una prédica en el desierto. (...)" (José María Mella, Econonuestra, 07/10/2013)
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