1/10/13

El PCE fracasó en las primeras elecciones de 1977 por la gerontrocracia de su dirección y sus candidaturas electorales

" (...) Usted sostiene que el PCE fracasó en las primeras elecciones de 1977, entre otros motivos, por la gerontrocracia de su dirección y sus candidaturas electorales. ¿Qué hubiera cambiado en España y en la izquierda si hubiera habido sorpasso y el PCE hubiera ocupado el papel del PSOE?

Ahí hay una equivocación. Hay una interpretación hispana equivocada de la política italiana. Las primeras elecciones en Italia no las gana la Democracia Cristiana por la derecha y el PCI por la izquierda. El PCI queda muy mal, gana el Partido Socialista. El PCI va conquistando la hegemonía. 

Lo del PCE en las elecciones de 1977, con aquella candidaturas que parecían salidas de un mausoleo, no era un mal resultado. Lo que pasa es que había que ganarse el futuro. Y Carrillo tenía prisa, no podía esperar diez años. El quería conseguirlo en cinco. 

 Es verdad que el PSOE consiguió un resultado mucho mejor que el PCE habiendo trabajado menos, pero como la propia sociedad española. No engañaban a nadie. La propia sociedad española se sentía mucho más identificada con el PSOE que con el PCE. Porque si se hubiera sentido identificada con el PCE desde mucho antes, hubiéramos derribado a Franco.

 Los resultados electorales eran un espejo de la sociedad. Lo sorprendente de ese periodo de transición es que Carrillo logra algo insólito: que el partido más joven que había en España, que era el PCE, se convierte en el más viejo y el partido con mayores problemas, que era el PSOE, se convierte en el partido más joven.

¿Carrillo jugó bien sus cartas?

No, las jugó muy mal. Jugó las suyas, pero el póquer es el póquer. O ganas o pierdes. Si pierdes, jugaste mal. Fijate, los viejos líderes de la izquierda son todos unos santos. San Santiago Carrillo, Santa Dolores Ibárruri. Es lógico que sean santos porque cuando el adversario te santifica así es que has perdido todo. 
Carrillo jugó unas cartas muy difíciles. Faltaba experiencia política. Hasta un hombre como Gramsci tenía una experiencia parlamentaria, Carrillo ninguna. Era un hombre del aparato. No sabía qué era la negociación, siendo un magnífico táctico. Era un tipo que tenía muy claro la jugada a corto, pero no veía más allá.
 Los últimos años de Carrillo son patéticos, convertido en un tertuliano. Era su sueño, de todas maneras. Siempre explico que la pasión de toda la vida de Dolores Ibárruri era ser ama de casa. El final de Santiago es que le trataran bien y que olvidaran su pasado. Además colocaron bien a sus dos hijos. (...)"             (Entrevista a Gregorio Morán, Steven Forti, Atlántica XXII, Rebelión, 27/09/2013)

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