18/10/13

Los trabajadores son permanentemente localizados por su escáner, están directamente geolocalizados y los jefes siempre saben dónde se encuentran, a qué ritmo trabajan, etc.

"El periodista francés Jean-Baptiste Malet (Toulun, 1987) quería conocer qué se escondía detrás de la página web de Amazon. (...) 

 Un lugar en el que apenas hay descansos y en el que incluso está permitida la delación si un empleado ‘trabaja’ más lento. Ese es el paraíso creado por Jeff Bezos, según este periodista que, finalmente, decidió convertir ese inicial reportaje en un libro, En los dominios de Amazon (Trama), que acaba de ser publicado en español.  (...)

¿Qué le llevó a infiltrarse en el almacén de Amazon?

Al principio era un simple reportaje. Para empezar, intenté encontrar empleados de Amazon a la salida de su trabajo, en Montélimar (Drôme). Los trabajadores estaban asustados, aterrorizados. 

Ellos me decían: “No tengo derecho a hablar”, “Podrían despedirme”. El reglamento interno de Amazon contiene una cláusula contraria al derecho francés, la cual prohíbe hablar con la prensa de su trabajo. Así que hice que me contrataran.

Cuando el almacén de Chalon-sur-Saône fue inaugurado, al año siguiente, por el ministro Arnaud Montebourg, ¡ni los periodistas de la prensa local fueron autorizados a visitar el almacén! Eso se precisa, se especifica en la agencia de empleo temporal, ya que me hacen firmar una cláusula de confidencialidad totalmente ilegal.

En mi reglamento de trabajo estaba escrito que yo no tenía derecho a hablar con nadie, ni con mi propia familia, de lo que pasaba en el lugar de trabajo. Los temporeros no tienen, por lo tanto, acceso a ningún secreto. 

Lo que hay que acallar es la dureza. En una democracia, la labor de un periodista es la de informar a los ciudadanos sobre los lugares ocultos, como las fábricas que no respetan las leyes sociales, especialmente el código laboral.

¿Cuáles fueron sus primeras impresiones en esas reuniones preliminares con Adecco? ¿Le sugerían que iba a encontrar algo ‘peor’ o ‘mejor’ de lo que vio después?

Las agencias de trabajo temporal se dirigen a desempleados, y les dicen que el trabajo es “físico” pero que es una oportunidad y una suerte la posibilidad de trabajar. Para ellos, la dureza extrema no es nada al lado del hecho de que son “privilegiados” por tener trabajo. 

En realidad, los verdaderos “privilegiados” son las agencias de trabajo temporal, que, gracias al desempleo masivo y a la precariedad de los trabajadores, y sin respetar todas las leyes francesas en el caso de Adecco, ganan mucho dinero.

El retrato que hace de cómo se trabaja en Amazon recuerda a las fábricas del siglo XIX o principios del XX. ¿Por qué Francia, Europa, no hace nada en relación con los derechos laborales?

Creo que muchos ciudadanos ignoran la realidad. Y pienso que la realidad no interesa mucho a los políticos que, por ideología más que por eficacia, acompañan el desarrollo de Amazon. 

Amazon no crea empleos, Amazon construye “fábricas en venta” que destruyen más empleos en los comercios próximos que los que crea. Es normal. Cuanto más racionalizas una actividad, más se ahorra, se es más eficaz.

El problema no es el comercio en línea, es el hecho de que Amazon no respeta las reglas del capitalismo. Las reglas sociales. Las reglas fiscales: el beneficio y su propio crecimiento. 

Alojar en pleno invierno, en el corazón de Alemania, a trabajadores españoles, portugueses, griegos o polacos en bungalós sin calefacción, y hacerlos dormir en camas para niños, no es un problema para Amazon.

Como señala en el libro, Francia o Alemania, donde también se ha denunciado el trato a los trabajadores, ha permitido sus almacenes. ¿Estamos ante un retroceso en cuanto a los derechos laborales en Europa?

Sí, absolutamente.

En Francia, no obstante, se ha criticado bastante a Amazon por su política de descuentos, que va en contra de la ley del precio fijo. ¿No parece insuficiente? ¿Hipocresía?

La cuestión de las condiciones de trabajo es diferente a la cuestión legislativa del mercado del libro. Lo que yo sé sobre el tema del libro es que Amazon prefiere perder dinero con una expedición gratuita y así poder ganar el día de mañana parte del mercado acabando con los libreros. No es una competencia legal, eso se llama dumping. (...)

El trabajo en Amazon también recuerda a los regímenes totalitarios cuando habla, por ejemplo, de que está permitida la “delación” de los trabajadores.

Sí, esto es lo que más me ha sorprendido. En Amazon, la delación está bien vista. Denunciar a un compañero que habla o que trabaja lentamente es una manera de ser bien visto por los superiores. 

Además de eso, los trabajadores son permanentemente localizados por su escáner, están directamente geolocalizados y los jefes siempre saben dónde se encuentran, a qué ritmo trabajan, etc. En un almacén de Amazon uno no es tratado como un ser humano, sino como un robot.

Muchos trabajadores le decían que aunque el trabajo fuera espantoso, “en este momento, Amazon es lo único que hay”. ¿No muestra eso un aprovechamiento ‘inmoral’ por parte de las empresas de la situación de crisis que tenemos? Un aprovechamiento permitido por los gobiernos.

Sí, todo eso sería imposible sin un alto índice de desempleo. Es totalmente inmoral.

¿Qué puede hacer el trabajador ante esto? ¿Y los sindicatos? ¿No tienen fuerza para contestar?

En Alemania, el sindicato Ver.di está construyendo un contrapoder y los trabajadores están a menudo en huelga. Creo que Amazon no puede comprender la relación de fuerza y que los trabajadores son los únicos que pueden cambiar su destino. Ya que, desgraciadamente, los consumidores buscan muy a menudo “un buen precio” antes que pensar en los trabajadores. (...)

¿El éxito de Amazon significa la victoria de las ideas anarcocapitalistas y neoliberales en la antes conocida como Europa social?

No sé si la victoria, pero es un claro ejemplo de lo que esa ideología es capaz de producir. En nombre de la libertad, esa ideología extremista construye campos de trabajo donde se organiza un nuevo colectivismo.

¿Es un modelo de “trabajo” que puede expandirse en Europa?

Se propaga ya por todos lados. Además de su desarrollo europeo, Amazon inspira especialmente los supermercados “drive”, donde las tiendas desaparecen para convertirse en fábricas donde los trabajadores hacen picking [recogida de productos] o packing [embalaje].

Una de las cosas más llamativas del libro es cuando habla de que en Amazon se puede encontrar todo tipo de libros, y muchos de ellos contrarios a los valores democráticos e incluso filonazis. ¿Es la aniquilación de las ideas, de los valores?

Amazon considera el libro como una simple mercancía. Están dispuestos a vender lo que sea para ganar dinero. En mi libro escribo que si quieres comprarle un juguete a un niño, y en la tienda percibes una gran cantidad de libros que no corresponden a tus valores, a tu ética, cambiaras de tienda. En Amazon, se venden esos artículos, pero no los ves.

En relación con las librerías físicas, ¿acabará Amazon con ellas?

No lo creo. Seguramente cambiarán, pero no desaparecerán.

¿Y qué puede hacer el usuario contra Amazon? ¿Un boicot?

No me gusta dar lecciones de moralidad a la gente, decirle lo que tienen que hacer. Lo que les propongo es que piensen por ellos mismos, que descubran lo que pasa en los almacenes: que el dinero que mandan va directamente a Luxemburgo y no circula en la economía de su propio país, que comprar en Amazon en su país es empobrecer el país. Es por ello por lo que comprendo a las personas, cada vez más numerosas, que boicotean a Amazon.

Por cierto, ¿ha recibido alguna “advertencia” de Amazon por la publicación de este libro?

No. Ellos, en cambio, se niegan a responder a mis preguntas precisas, se niegan igualmente a responder a los grandes periódicos, a la televisión. Tengo numerosas preguntas para hacerles sobre los accidentes laborales, los acosos contra los sindicalistas, el acopio de información personal de los trabajadores. Prefieren que esa información permanezca oculta. (...)"                  (Entrevista a Jean- Baptiste Malet, eldiario.es, 14/10/2013)

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