"Aunque se acepta que en periodos
anteriores las clases sociales hubieran existido, hoy se cree que han
dejado de existir (o han dejado de ser relevantes en el estudio del
comportamiento social) debido a los dramáticos cambios que ha sufrido la
estructura social.
En consecuencia, términos y conceptos como
burguesía, pequeña burguesía y clase trabajadora han dejado de
utilizarse para definir los distintos colectivos en los que la
ciudadanía se ubica. En lugar de estos términos, la sabiduría
convencional ha redefinido la estructura social catalogando a la
población en tres categorías: los ricos, las clases medias y los pobres.
En esta categorización, a la mayoría de
la población se la cataloga como perteneciente a las clases medias,
tomando como característica definitoria el nivel de renta del individuo,
independientemente del origen de tal renta o de la relación que tenga
con los medios que producen esas rentas.
Se incluyen así en estas clases
medias un amplio abanico de rentas, que van desde los que son casi
ricos a los que son casi pobres, abarcando de esta manera a la gran
mayoría de la población. Para probar la veracidad y certeza de este
análisis, los que presentan esta redefinición de la estructura social
presentan encuestas que muestran que la mayoría de la ciudadanía se
define como perteneciente a la clase media.
Estas encuestas, sin
embargo, son poco creíbles por la manera como se hace la pregunta en
dichas encuestas: “¿Pertenece usted a la clase alta, a las clases
medias, o a la clase baja?”.
Puesto que se asume que la llamada clase
alta son los ricos y la clase baja son los pobres, la identificación de
la población con la clase media quiere decir (y solo quiere decir esto)
que la mayoría de la población no se consideran ni ricos ni pobres, con
lo cual tal identificación carece de relevancia y valor explicativo de
comportamiento social. (...)
Las categorías de Raza y Género
continúan siendo categorías de poder que nos ayudan a entender también
como se genera y reproduce el poder en nuestras sociedades. Pero la
categoría clase social continúa jugando un papel fundamental para
entender a nuestras sociedades, así como a sus instituciones.
(En un
artículo reciente he mostrado como el conflicto Capital-Trabajo ha
jugado un papel determinante en la crisis financiera y económica actual
-“Capital-Trabajo, el origen de la crisis actual”. Monde Diplomatique.
Julio 2013-).
La realización de este hecho está
reapareciendo muy rápidamente en estos momentos de profunda crisis
financiera, económica y política. Y un caso claro es lo que está
ocurriendo en EEUU, donde la percepción conservadora de la estructura
social se inició, extendiéndose a otros países.
La revista Truthout
acaba de publicar una recopilación de datos sobre cambios en la pobreza
en EEUU, Gary Lapon “Poor Prospects in a ‘Middle Class’ Society”
(18.08.13), en que muestra la validez de las categorías de clases
sociales para entender la situación de EEUU. En realidad, la mayoría de
las clases medias son clase trabajadora cuya situación está
deteriorándose muy rápidamente. Y los pobres son, también, en su gran
mayoría, miembros de la clase trabajadora. (...)
En realidad, la mayoría de pobres son trabajadores de baja cualificación, cuyo salario no les permite salir de la pobreza.
¿Existe lucha de clases?
Este empobrecimiento de los diferentes
componentes de la clase trabajadora y de sectores importantes de las
clases medias que derivan sus ingresos de la renta del trabajo, junto
con el enorme enriquecimiento de las rentas superiores que derivan sus
rentas de la propiedad del capital, ha llevado a una polarización de la
estructura social con un claro resurgimiento de la conciencia de clase.
Varias encuestas (véase la Pew Survey.
01.11.2013) han mostrado el gran crecimiento de la conciencia de clase y
de la percepción de conflicto existente en tales clases, percepción que
se ha dado en todos los sectores de la población.
Así, el porcentaje de
la población que indica que hay una lucha de clases (class conflict) ha
subido de un 43% en 2009 a un 65% en 2012, porcentaje que alcanza
incluso cifras mayores (un 74%) entre los afroamericanos. Entre los
latinos es un 61%. Es también interesante indicar que entre la población
joven (18-34 años) esta percepción (71%) era mayor que en los otros
grupos etarios.
Ni que decir tiene que la composición de
las clases sociales ha ido variando (siempre ha estado variando), así
como la manera como se produce y expresa dicho conflicto. Por regla
general, las clases más pudientes rechazan el concepto de conflicto de
clases, y solo lo utilizan cuando ven que las otras clases toman
acciones en defensa de sus intereses que afectan negativamente los
intereses de las clases más pudientes. (...)
Hoy la polarización social, con la
enorme concentración del poder financiero y económico, ha redefinido la
lucha de clases, creándose una alianza de clases (la clase trabajadora
con componentes de la clase media, que constituyen las clases populares)
frente a una minoría que incluye los miembros de las élites económicas y
financieras, aliadas a las élites de los partidos dominantes y mayores
medios de información, que hoy dominan la vida política y económica de
nuestros países.
El eslogan utilizado por el movimiento
Occupy Wall Street, el 1% en contra del 99%, intenta reflejar esta
realidad, aun cuando supone una simplificación que tiene costes
políticos, pues el 1% (en realidad es un porcentaje incluso menor el
sector de la población que posee los medios de producción de bienes y
servicios.
En Catalunya son, como reconocía uno de ellos, el Sr. Millet,
ex Presidente del Palau de la Música, persona conocedora como nadie de
cómo funciona la burguesía catalana, solo 400 familias) tiene como
aliados otro 9% ó 15% de la población (los sectores de las clases medias
de rentas altas encargadas de la gestión y gobernanza del sistema, que
incluye sectores importantes como los propietarios y gestores de los
mayores medios de información) que juega un papel clave en la
reproducción de su poder.
De ahí que el eslogan del conflicto
entre los de abajo contra los de arriba, aunque exitoso desde el punto
de vista mediático, sea insuficiente, pues no tiene la suficiente
característica definitoria de señalar por qué unos están arriba y otros
están abajo.
Las categorías científicas de clases trabajadoras y medias
(o clases populares) frente a las clases dominantes, llámense burguesía,
clase capitalista o Corporate Class como en EEUU, describe mejor lo que
está ocurriendo, que es un conflicto entre las clases populares, que
son la mayoría de la población en cualquier país, y la minoría, que
deriva su poder de clase de la propiedad de los medios de producción y
distribución, así como de los medios de legitimación y persuasión, y sus
aliados en las distintas ramas del estado encargadas de reproducir su
dominio sobre la mayoría de la población. Así de claro. (...)" (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 17 de septiembre de 2013, en www.vnavarro.org, 17/09/2013)
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