"(...) ¿Cuál es el verdadero poder de los alimentos?
Los alimentos son la base, sin alimentos no hay vida. Pero no solo eso,
es mucho más. Un estómago vacío, una persona con hambre, va a utilizar
toda su capacidad de creación para ver cómo puede alimentarse. Nada más.
Sin embargo, cuando está alimentada utiliza toda esa energía para
crear, para interaccionar, para ayudar, para ser un miembro activo de
una sociedad y poder desarrollarse como ciudadano en todos los aspectos.
Cuando se habla de ayudar a la erradicación del hambre, es mucho más
que la ayuda asistencial. (...)
Sin embargo, mientras se realizan esfuerzos a nivel mundial por la erradicación del hambre, las cifras de despilfarro continúan en aumento.
Según la FAO hay comida suficiente como para alimentar a un 50% más de
la humanidad. El alimento existe, está en el mercado internacional, pero
no llega a la boca del que tiene hambre: es un problema de acceso. Por
tanto, si el problema es de acceso, es determinante la falta de
voluntad política.
En España hoy, en tiempo de crisis, somos uno de los
países con mayor despilfarro: tiramos 7 millones de toneladas métricas
de alimentos al año, lo que se traduce en 165 Kg por persona. Tiramos el
30% de los alimentos que compramos, y lo que es aún más grave: el 15%
de los alimentos que compramos los tiramos sin haber abierto el
envoltorio. Es una cuestión de prioridades.
Dice que el hambre existe por falta de voluntad política para
erradicarla. ¿Dónde se refleja esta dejadez de los dirigentes y por qué
cree que no existe una determinación real para acabar con ella?
El hambre es la mayor pandemia de la humanidad. Cerca de 40.000
personas al día mueren como consecuencia del hambre. Si pensamos en otra
enfermedad, las cifras son absolutamente incomparables. Se invirtieron
cantidades enormes de dinero para combatir la gripe A.
¿Cuántos murieron
en todos estos años? 17.000. Es decir, menos de la mitad de los que
mueren en un día de hambre. Si el hambre fuera contagiosa habríamos
acabado con ella hace muchísimo tiempo. (...)
Pero hay más: con el 2% de lo que se ha gastado para
solucionar el problema de la banca en Occidente, podríamos haber acabado
con el hambre de una forma sostenible, fomentando la producción local.
Estamos gastando en armamento 4 mil millones de dólares al día.
Si
dividimos por los que mueren cada día, tenemos 100 mil euros por muerto.
Con ese dinero estas personas podrían vivir más de 100 años, teniendo
en cuenta el precio de los alimentos en los países con mayor índice de
mortalidad por esta causa. En el 2005, el número de obesos sobrepasó el
número de hambrientos.
¿Por qué ha de tomarse el hambre como un problema global?
Sin seguridad alimentaria no es posible la paz ni seguridad mundial, la
mayor amenaza para la paz es el hambre. Los países desarrollados han
empezado a darse cuenta, por primera vez han introducido el tema de la
seguridad alimentaria en la agenda del G8 y del G20. El hambre es caldo
de cultivo de los grandes factores desestabilizadores que vemos en
occidente: la violencia internacional y los movimientos migratorios.
En
un mundo globalizado ya no hay compartimentos estancos. Estamos en una
pequeña astronave, dando vueltas alrededor del sol, con recursos
naturales y limitados. Si se hace un agujero en esa nave, da igual que
el agujero esté en África o en Europa, se puede hundir la nave entera.
Estamos en una casa común donde si aparecen goteras e inundaciones en la
cocina, también está en peligro el dormitorio. (...)
¿Qué es lo que se entiende actualmente como especulación alimentaria?
La especulación en el mercado de futuro de los alimentos está marcada
por la primera crisis alimentaria, en 2008, que tuvo muchas causas. El
cambio de hábitos alimenticios de los países emergentes, los cambios
climáticos...
Pero, sobre todo, el incremento de la producción de
biocombustibles. Su impulso en determinados países provocó que, en una
misma cantidad de tierras, compitiesen dos objetivos: alimentar a
personas y alimentar coches.
Aunque se ha hecho
durante décadas, la especulación con los alimentos se intensificó a
partir de 2008. Los grandes inversores, que quieren huir de ese mercado
inmobiliario, encuentran refugio en los alimentos, ya que es algo que
todo el mundo necesitar para vivir e invierten en el sector.
¿Cómo se especula en el mercado de futuro de los alimentos?
Grandes entidades financieras con capacidad de invertir, deciden que
pueden prever que va a subir el precio de los alimentos en un
determinado periodo de tiempo. Entonces, cuando se espera que se
produzca la subida, compran la producción al agricultor antes de que la
recolecte, o incluso antes de que la siempre, bajo la condición de que
lo mantenga en el campo de cultivo hasta que los especuladores decidan
cuando la puede recoger. De esta forma, solicitan que el agricultor lo
mantenga en la tierra hasta que tenga un precio y un comprador
determinado.
El agricultor recibe un alto porcentaje
del pago de esos productos antes de producirlo y, cuando está listo, le
avisa: "Ya está maduro, cuando quiera colectamo'. El primer comprador
comprueba que las demandas a la producción puedan satisfacerle. Si es
así, dará su aprobación. Si considera que los precios no le compensan,
pedirá al agricultor que espere un poco más, hasta que este acaba
diciendole: "Oiga, que el producto empieza a pudrirse, ¿qué hago?".
Y el
inversor responde: 'Entonces deje que se pudra, así subirá el precio".
Eso es la especulación del mercado de futuro: dejar que los alimentos
escaseen para que suban los precios. Eso es un crimen, pero es un crimen
legal. Una de las soluciones para acabar con el hambre es regular el
mercado de futuro de los alimentos. (...)" (Entrevista a José Esquinas, eldiario.es, 26/11/2013)
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