"¿Es compatible la democracia con el capitalismo?
Al capitalismo no le interesa demasiado la democracia. Todo parte de
la famosa desregulación que, según mi punto de vista, no es más que
regulación dirigida a favorecer a los de siempre.
Esto a los economistas
parece que nos cuesta mucho verlo, pero es así. Los economistas tenemos
un grave problema de conceptos y de lenguaje. En las facultades de
economía se hace muy poco hincapié en quién configura las reglas del
juego. Pocas veces nos preguntamos quién hace esas reglas y a quién
benefician.
Fíjate que es una de las cuestiones básicas de la economía
institucional a la que nunca se da respuesta en la universidad. Llevo 30
años estudiando esto y reconozco que jamás se le ha prestado atención.
Es uno de los grandes fracasos de los planes de estudio. Pero no sólo
ocurre en la universidad.
Estamos viviendo una de las crisis más
importantes de la historia y nadie ha sido capaz de poner este debate en
primer plano de actualidad. Se trata de identificar el verdadero poder
que mueve el mundo. El poder de crear las reglas de la economía. El
poder de poder cambiarlas cuando convenga y de violarlas impunemente.
Me lo pones en bandeja, Federico… ¿Quién hace esas reglas?
Se trata de grandes grupos de presión que actúan a todos los niveles.
El principal problema de su anonimato radica en la protección que les
dan los medios de comunicación. Estos grupos de presión utilizan como
mascarones de proa a los políticos, que no son más que un puñado de
malos actores.(...)
Resulta paradójico que siempre se habla de Estados Unidos
como una de las democracias más avanzadas y es precisamente en ese país
donde incluso la constitución ampara a los grupos de presión que gastan
cada año millones de dólares en comprar la voluntad de los políticos…
Ninguna empresa dona millones de dólares a los partidos en campaña
sin esperar nada a cambio. Esto pasa en España desde hace mucho tiempo.
Hace años que vengo denunciándolo. En uno de mis estudios puse de
manifiesto la correlación entre la asignación de obras públicas en
España y las donaciones a los partidos políticos por parte de esas
empresas.
En el año 1994 el periodista Carlos de Prada denunció esto
claramente en un artículo de una sola página titulado La dictadura de las constructoras.
¡Hace veinte años! ¿Qué tienen que decir los economistas a todo esto?
¿Por qué este asunto no causa la indignación que realmente merece? (...)
¿Hasta qué punto las facultades de economía son responsables de la formación del espíritu neoliberal?
Se legitima una supuesta racionalidad de la economía que es ajena a
la ética, la naturaleza y al ser humano. Hasta el mismo Adam Smith era
contrario a todo esto. Shoshana Zuboff, una antigua catedrática de la
Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, escribió en 2009 un
artículo en Business Week que se llamaba Los crímenes económicos de Wall Street contra la humanidad.
Ahí denuncia que el modelo económico actual es criminal. Esa supuesta
racionalidad económica también es criminal. Ese es el sistema que se
enseña en la facultad. Repensar toda esa estructura en este estado de
cosas es muy complicado. Si los alumnos se graduan aprendiendo eso, si
han aprobado cientos de exámenes con esa base… exigirles que vean que
toda esa teoría justifica los crímenes económicos que se producen hoy es
muy difícil.
¿Esto se arregla votando?
Buena pregunta. Para empezar a arreglar esto hay que pensar como los
niños. Los niños siempre preguntan por qué. Cada vez que me he reunido
con políticos para tratar asuntos sobre grandes infraestructuras les
pregunto lo mismo: ¿cuál es el problema? ¿por qué se hace esto?
En la
mayoría de los casos nunca se han puesto de acuerdo en la respuesta. Y
no lo han hecho porque normalmente esas obras se ponían en marcha por
otro tipo de intereses distintos a los que todo el mundo pensaba. (...)
Mira lo que está pasando con las pensiones. ¿Hay problemas con el dinero
de las pensiones? No. El problema lo tiene el gobierno, que quiere
beneficiar a los bancos perjudicando a los pensionistas.
¿Por qué ese
interés en recortar un gasto esencial para beneficiar a los acreedores?
Si encontramos la respuesta real, que existe, estaremos dando un paso
muy importante a la hora de arreglar las cosas. Lo que no podemos hacer
es tragarnos la solución que nos dan sin ni siquiera tener definido el
problema. (...)
Aquí habría que plantearse dos preguntas básicas: ¿quién está
defendiendo lo público? y ¿qué es un servicio público? Volvemos a lo de
antes. Tener claros los principios sobre los que descansa todo.
Pues parece que no lo tenemos tan claro…
Para nada. Lo privado vive de lo público a unos niveles que muy poca
gente está dispuesta a admitir. Fíjate en las ayudas a la banca. Las
grandes empresas de este país reciben unas subvenciones tremendas.
Eso
sin hablar del sistema fiscal que otorga grandes beneficios a esas
grandes empresas: se les permite acceder a paraísos fiscales, se les
permite defraudar, se les permite lavar dinero de manera legal… Joseph
Stiglitz lo dice muy claramente.
Lo privado depende en gran parte del
saqueo de lo público. Todo esto llevado al extremo lo podemos ver en
Estados Unidos. Allí las grandes empresas tienen comprada la capacidad
de decisión política. Además de manera legal. Ante esta situación, ¿se
puede diseñar una empresa pública que realmente funcione y cumpla con su
cometido de manera eficiente? Sí.
Lo que ocurre es que en España se
trata en gran parte de un problema de mentalidad. Aquí no hay voluntad
de gestionar correctamente lo público. Del mismo modo te digo que
tampoco estoy en contra de la empresa privada. Lo que ocurre es que las
reglas de funcionamiento de lo privado se deben establecer desde el
ámbito público para defender el interés general. Y eso tampoco pasa.
Me estás diciendo que los intereses partidistas impiden cualquier aproximación objetiva a las raíces del problema…
Exacto. Mi padre llegaba muchos días muy enfadado de su trabajo
contando que los médicos no cumplían su horario, que se llevaban a casa
medicamentos, vendas, mantas… Y nadie movía un dedo. La izquierda porque
socavaría el concepto de lo público y la derecha dejaba hacer para que
esa mala imagen permitiera acabar con el modelo. Un desastre.
Si queremos buscar culpables siempre se ha dicho que nos preguntemos quién se beneficia…
¿Quién se beneficia de la deuda pública? Los mismos que nos han traído hasta aquí. ¿Qué más nos hace falta para darnos cuenta?
Otro asunto complicado a la hora de hablar de política y economía es el de la responsabilidad.
¿Quién está pagando los créditos de alto riesgo que ofreció la banca
hace unos años? ¿Algún político? ¿Algún banquero? Lo estamos pagando tú y
yo.(...)" (Entrevista a Federico Aguilera Klink, Wawancara, 04/11/2013)
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