28/10/14

La economía esclavista china... nuestro futuro

"(...) La apertura al capitalismo de la China llamada comunista fue, sin duda, el mayor salvavidas que ha recibido el sistema en toda su historia, más si se tiene en cuenta que los dueños del negocio ya tenían asumido –muy a su pesar- que la democracia social y laboral eran conquistas irreversibles con las que había que convivir.

El problema que plantea para el mundo la economía esclavista china ha sido planteado en multitud de artículos, foros y conferencias, pero nunca como una cuestión verdaderamente importante.

 Por un lado estaban los intereses de los capitalistas interesados en deslocalizar sus empresas hacia lugares en los que los costes laborales y sociales fuesen mínimos; por otro, el falso pudor de la izquierda que no se ha atrevido a enfatizarlo como se merece por el temor a ser acusada de no querer extender la “riqueza” a otros lugares del planeta.

 Los capitalistas al defender la deslocalización cumplían a la perfección –como siempre- con su ideario, por el contrario, las izquierdas –una vez más- hacían dejación del mismo al no ser capaces de denunciar y de impedir la globalización de la pobreza y la ausencia de derechos: En un mundo global, se podrían haber marcado unas nuevas reglas del juego comunes que obligasen en todo el orbe a respetar los derechos políticos, sociales, económicos y culturales de todos los trabajadores, de todas las personas.

 No se hizo y hoy, por mucho que nos empeñemos en seguir ciegos, la producción industrial mundial se ha trasladado a aquellos lugares donde la palabra derecho es delictiva, y si se ha trasladado no ha sido por iniciativa de los países de Oriente, sino por voluntad clara de los capitalistas de Occidente. 

Claro, decían quienes manejaban los pucheros, no pasa nada, ellos que produzcan que nosotros nos quedaremos con los servicios y las finanzas. La falacia, como todas, tenía los pies de barro, porque como hace ya varios siglos demostraron los fisiócratas franceses, no hay desarrollo ni bienestar económico sin una producción industrial fuerte, salvo que seas Suiza, o cualquier otro país al que el capitalismo haya otorgado el papel de parásito guardián y blanqueador del dinero.  (...)

Diezmados los partidos y sindicatos de izquierda por su incapacidad para enfrentarse a un sistema perverso y nocivo, desaparecida la prensa libre, mermada hasta lo ínfimo la empatía personal y social, arruinada la Educación crítica, diluida la conciencia de pertenencia a una misma clase –la de los explotados y excluidos-, aceptado el fatalismo como motor de la historia y la salida individual como única forma de emancipación y triunfo, el mundo camina, por dejación de funciones, hacia épocas que por vividas no dejan de ser oscuras, tenebrosas y en extremo peligrosas. 

El capitalismo, sólo tiene un interés, maximizar beneficios sin importarle hombres ni territorios, han de ser los hombres quienes, de nuevo, tomen conciencia de que el objetivo son ellos y sus derechos. En otro caso, el último que salga que cierre la puerta: Veremos cosas que jamás habríamos soñado, ni en nuestras peores pesadillas. 

Europa se diluye dirigida por un buque fantasma llamado Alemania pero pilotado por Estados Unidos y su delegado en el paraíso fiscal de la City londinense. El pasaje espera el momento para saltar por la borda. Todavía estamos a tiempo de no volver a repetir la historia si somos capaces de aprender, mínimamente, de ella (...)"         (Pedro Luis Angosto, , nuevatribuna.es, Attac Madrid, 09/102014)

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