"Irene Romero (...) forma parte de Universities Allied for Essential Medicines (UAEM), una
red internacional de estudiantes y de jóvenes investigadores de todo el
globo que luchan por mejorar el acceso a los medicamentos mediante
cambios en las políticas de las universidades, tanto a nivel nacional
como internacional. (...)
¿Qué es la UAEM?
Somos parte de una red internacional de estudiantes e
investigadores que luchan o trabajan para promocionar el acceso a los
medicamentos esenciales. Todo surgió con el problema de acceso a los
retrovirales, a finales de los años 90 y principios de los 2000, cuando
un medicamento que se había descubierto en una universidad con
financiación pública, que era la de Yale, se patentó, y el que se quedó
con la licencia exclusiva fue el laboratorio Bristol Myers Squibb, que
marcó un precio de 15.000 dólares. (...)
¿Cómo llega un medicamento que se investiga en un centro público a ser comercializado por una empresa privada ?
Cuando tú tienes un medicamento, un procedimiento, lo
patentas. Pagas la patente y ya es tuyo. Un instituto no tiene
capacidad de manufacturar eso, entonces lo que haces es establecer una
licencia, la empresa tiene todos los derechos de exclusividad de esa
patente durante 20 años.
¿En qué consiste vuestro trabajo en España?
En el ultimo año hemos estado mucho con el tema de la
hepatitis C. Dentro de la organización, a nivel europeo, hay una línea
de seguimiento de medicamentos que están en el Pipeline, que es como la
cuna de los medicamentos, desde las primeras investigaciones al proceso
de aprobación de las agencias. Hay enfermedades para los que hay
bastantes y otras que no, por ejemplo a lo mejor hay sólo dos o tres
antibióticos, alguno para tuberculosis… Para otros como la hipertensión,
por ejemplo, hay más. (...)
¿Y cómo conseguís los datos para analizar el acceso a los medicamentos?
Hay algunos medicamentos de los que sí tenemos
información, pero de otros, nada. Yo me dediqué al sofosbuvir (el
fármaco para tratar la hepatits C que acaba de ser aprobado por el
Ministerio de Sanidad). Y aquí hay varias cosas curiosas, como que la
farmacéutica que lo inventó (Pharmasset) la montaron dos señores de la
Universidad de Emory.
Ellos tienen un laboratorio en la universidad con
financiación pública y becas públicas donde pone que están
especializados en moléculas nuevas contra la hepatitis C. Si uno se va a
la página de la farmacéutica ve que la sede es el propio laboratorio.
¿De dónde sale ese medicamento? ¿Quién lo ha pagado? ¿Cómo puede ser que
hayan vendido el laboratorio a la farmacéutica por 11.000 millones de
dólares?
Gilead, que es la que comercializa en España el sofosbuvir, compra ese laboratorio y con él también el fármaco
Sí, es una cosa que se da mucho últimamente. El
inventor del sofosbuvir, Michael Sofia, trabajaba en Pharmaset. Él no
inventó la molécula, transformó una y vio que tenía efecto en las vías
infectadas.
El tema es que sus jefes en la farmacéutica trabajaban en el
laboratorio público y hay una serie de conflictos de interés que en
ningún momento se han esclarecido y que a uno le lleva a pensar que muy
probablemente ese medicamento se ha pagado con impuestos
norteamericanos, porque la farmacéutica tendrá sus fondos privados, pero
el laboratorio donde trabajan estos señores recibe becas de fondos
públicos.
¿Y qué piensan de este tipo de prácticas?
Por lo menos queremos llamar la atención sobre eso.
Igual que a alguien le preocupa de donde viene su sudadera porque igual
es de un niño chino que la ha cosido, pues yo también me cuestiono eso,
¿quién ha pagado este medicamento? En este caso está muy claro: la
farmacéutica ha comprado el laboratorio, no ha invertido nada en
investigación y se lleva el lote gordo, pero en otros casos es un poco
dudoso, no se sabe bien quién ha pagado la investigación.
La industria dice que desarrollar un fármaco cuesta 1.200 millones de dólares, ¿es así?
Eso se ha demostrado que es falso. Otros grupos
independientes como el DNDI (Iniciativa Medicamentos para Enfermedades
Olvidadas, por sus siglas en inglés) han desarrollado sus propios
fármacos. Ahora están desarrollando uno contra la enfermedad del sueño
con pequeños laboratorios y lo han hecho con 300 millones de dólares.
Hay otro estudio de la London School of Economics que dice que
desarrollar un fármaco cuesta unos 500 millones. ¿De dónde sale esa
cifra de 1.200 millones? ¿Por ejemplo de un congreso que le pagas a la
sociedad americana de hepatólogos?
Hablando del Sovaldi (nombre comercial de sofosbuvir), ¿qué le ha parecido la negociación entre farmacéutica y gobierno?
Bueno, lo primero es que es todo muy opaco y no
debería serlo, sobre todo cuando lo estamos pagando entre todos. Me da
la sensación de que en las negociaciones que tiene el Ministerio de
Sanidad con la farmacéutica parece que sea ella la que nos ayude, pero
eso es mentira. España es uno de los cinco países a nivel europeo que
más gasta en productos farmacéuticos, según IMS Health. Si somos un
cliente VIP, deberíamos ser exigentes como clientes VIP. No puede ser
que tengamos que arrodillarnos frente a la farmacéutica. (...)
Yo creo que no se está filtrando a los medios lo que supone el sofusbuvir, no se está explicando bien la eficacia.
Pero se han presentado ensayos clínicos…
Se han presentado ensayos cínicos, pero eso es otro
tema, ¿quién paga los ensayos y de dónde salen esos datos? La realidad
es que la mitad de los ensayos clínicos que se hacen no se publican
porque demuestran que el fármaco no es más eficaz, no es mejor.
Si cada
año salen miles de medicamentos nuevos y una parte tienen unos datos de
efectividad dudosos, otra parte no mejoran a los que ya existían y otros
no sirven para nada, entonces, ¿qué estamos pagando?" (Entrevista a irene Romero,Toni Martínez , La Marea, 06/11/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario