"¡Casi como la voladura de la estatua de Buda en Afganistán por los Talibán!
Dos meses después de que su imagen apareciera en una pantalla gigante
en la Santa Sophia junto a un imán recitando el Corán, y recibir el
aplauso de una masa exaltada, y una semana antes del aniversario del fallido golpe de estado de EEUU contra su persona en 2016, un desafiante Tayyeb Erdogan declara la reconquista islámica
del fue museo durante ocho décadas. La antigua catedral de Estambul
volvía a ser testigo de la manipulación de la espiritualidad de los
ciudadanos por las instituciones religiosas y los desesperados
embusteros que representan el poder.
La turbulenta historia de Hagia Sofia es la de muchos espacios
sagrados históricos. En Oriente Próximo, cuna de las principales
religiones del mundo, las actuales estructuras sagradas llevan la huella
de los credos que fueron derrotados siempre después de la masacre de
sus fieles.
La Kaaba, un templo pagano, por ejemplo, se convirtió en mezquita en
630 tras varias guerras de Mahoma, quien destruyó los ídolos que acogía,
preservando su forma cuadrada de templos tradicionales árabes: la
estrategia respondía a la intención de no perder a los antiguos fieles y
atrayendo nuevos creyentes que buscaban respuestas, felicidad y paz. En
Irán, los conquistadores árabes levantaron sus mezquitas sobre los
escombros de los Templos de Fuego (Atashkadé) zoroástricos y los
Baharestán budistas, y al no conseguir que el pueblo vencido reconociera
a Alá y siguiera adorando a su Jodá «Nacido de sí mismo», decidieron
asimilar gran parte de sus mitos y rituales elaborados con
sofisticación:
Las mezquitas tendrán grandes patios a cielo abierto, y
estarán adornadas con los mismos árboles que hacían de columnas para
sujetar el cielo en el océano cósmico zoroastriano; tendrán minaretes
(palabra árabe que significa "lugar del fuego", elemento central del
credo mitraísta iraní, el culto a la diosa solar), y además en números
pares, representando el dualismo filosófico persa, en el que el Dios
Mazda estaba unido al anti-dios Ahriman, el Bien al Mal, y el paraíso al
infierno.
Los iraníes ya islamizados mantuvieron las "piscinas" llenas
de aguas puras delante de las mezquitas, para así integrar en los ritos
islámicos un elemento ausente en los desiertos árabes, que de paso
duplicaba la imagen del santuario, como la manifestación de su doctrina
dualista. También salvaron los azulejos, mosaicos y espejos de sus
antiguos santuarios, y llenaron los nuevos con coloridas alfombras
persas obligando a los fieles quitarse los zapatos al entrar para no
ensuciar aquellas valiosas obras de arte, cuyos motivos representaba al paraíso, «jardín» en persa.
Este mestizaje arquitectónico de los templos, también se ve en las iglesias, levantadas en Europa sobre los mitrium,
templos de Mitra, la diosa solar persa. Sus entradas en forma de cueva
recuerdan la leyenda iraní del nacimiento diario de "la Sol" de estas
cavidades y el lugar de su reposo cada noche; los sacerdotes cristianos
se vestirán como los "Sabios Mogs",
llamarán Mitra al gorro de su Papa y Natividad al solsticio de
invierno. Los "disidentes" Cátaros también harán suya, con retoques, la
doctrina de Mani, el profeta pintor. Hoy, la Haiga Sofía, el símbolo de
este sincretismo, que es presentada como un trofeo de un pequeño hombre
guerrero con delirios de grandeza, y mañana tendrá otro destino.
Demoler templos está de moda: Israel lo ha hecho con un centenar de
mezquitas tras ocupar las tierras palestinas, y los hinduistas de la
India lo practicaron con la Mezquita de Babri de Ayodhya (s.XVI),
levantada sobre un templo sagrado hindú, devolviéndole a Rama su templo.
A grandes males grandes remedios
La conversión de Hagia Sofia en mezquita no se debe a su escasez en
Turquía, sino a la suma de una serie de fracasos que han puesto en jaque
al islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) y su
presidente Erdogan, en un intento de reconstruir su imagen, con medidas y
consignas panturquistas y ultrareligiosas:
- Cuando los sondeos preelectorales del 2019 revelaron que PJD iba a perder la alcaldía de la estratégica ciudad de Estambul, Erdogan prometió en un mitin rezar en Hagia Sofia si iban a ganar. Aun así, perdieron: Marx ya habia advertido que la economía es lo que manda, y la preocupación de los "musulmanes" sin trabajo y sin una vivienda digna que encima aguantan una férrea dictadura no era dónde rezar. Desde su trono en el Palacio Blanco de 1000 habitaciones, Erdogan decidió seguir con su plan, convencido de la fuerza reclutadora del sentimiento de nostalgia de los más fanáticos. Recuperar Estambul mediante este gesto se parece al traslado de la embajada de EEUU a Jerusalén por Trump, en busca del voto evangélico.
- Atraer la simpatía de los extremistas y los sectores subdesarrollados de la sociedad, mientras los liberales y centristas se alejan de él y su discurso.
- La crisis económica agravada por la aparición del coronavirus, que ha golpeado duramente la industria turística turca que atendió el año pasado a 45 millones de visitantes, quienes dejaron unos 34.500 millones de dólares en el país.
- La militarización de la política exterior ha agravado la crisis económica y social. Turquía que ya estaba implicada en las guerras de Siria el norte de Iraq se ha metido de lleno en el conflicto libio, pretendiendo recuperar la "patria Azul".
- En Siria, Bashar el Asad sigue en su palacio, a pesar de que Turquía ha invertido miles de millones de dólares en desbancarlo. Ocupar la Santa Sofia es un intento de resaltar la figura de Tayyeb Erdogan, como líder del inexistente "mundo islámico"
- Profundizar el culto a su personalidad, para aislar las voces críticas en el seno de su partido, sobre todo por su gestión de la "cuestión kurda".
- Aumentan las denuncias sobre las detenciones arbitrarias de cerca de
150.000 opositores -entre ellos cerca de 120 periodistas-, torturas,
violaciones en las cárceles turcas por la Organización de Inteligencia
Nacional (MIT) que recuerdan los peores años de las dictaduras
militares. En protesta a esta situación, dos cantantes del grupo folk
Grup Yorum perdieron la vida tras una larga huelga de hambre, cada mes
miles de mujeres protestan, por los continuos ataques a sus derechos.
- Tapar los escándalos de corrupción financiera y urbanística que involucraron a él y su familia.
- Impulsar, bajo la cortina de humo de restaurar las glorias pasadas, medidas impopulares económicas y políticas.
- Reforzar el nacionalislamismo en el PJD.
- Representar la toma de Hagia Sophia como una victoria no bélica,
señalando a los cristianos y o "los occidentales" como los enemigos del
pueblo, para que no vean a la clase burguesa corrupta, oscurantista, y
militarista que le gobierna.
- Vengarse a Europa, por haberle cerrado las puertas definitivamente.
Los europeos, tras las guerras de EEUU en Oriente Próximo, se dieron
cuenta que mejor tener a Turquía como Estado Tapón que compartir
fronteras con Iraq, Siria e Irán. El abandono europeo acercó a Turquía a Rusia, e Irán a China.
- Buscar la condena internacional para demostrarla al pueblo como
prueba de que el mundo está contra Turquía y él es el único capaz de
defender su soberanía.
- Es un contundente gesto no sólo contra el laicismo de Ataturk, sino
contra el propio Padre de Turquía. El Tribunal que ha firmado la
autorización para usar Hagia Sophia como mezquita afirma que la decisión
del gobierno de Araturk fue una "traición a la historia".
- El "líder espiritual" turco se queda sin ideas.
Los siguientes pasos "bomba" de Erdogan podrán ser recuperar la escritura árabe-persa, inhabilitar al padre de la nación Kemal Ataturk e incluso adelantar las elecciones presidenciales previstas para 2022, antes de que la situación se empeore aún más para su partido.
Hasta 2023, el centenario de la fundación del país, los ciudadanos tendrán más mezquitas y megaproyectos en vez de hospitales, puestos de trabajo y derechos, un megalómano Erdogan, patrocinador del Estado Islámico, construirá las mezquita más grandes de Albania, Kirguistán y Ghana y va a levantar otras en Venezuela y Cuba, mientras los "musulmanes" yemeníes se mueren literalmente de hambre" (Nazanín Armanian, Público, 05/08/20)
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