1/12/14

Christian Felber: “El dinero debería convertirse en un bien público”

"El dinero como bien público. Ésta es una de las ideas centrales del libro Dinero, de fin a medio (Deusto, 2014), que acaba de publicar el profesor de Economía austríaco Christian Felber, impulsor de la Economía del Bien Común

Cuatro años después del desarrollo teórico de este modelo de reorganización de las reglas del capitalismo, que pone la economía al servicio de las personas y no del beneficio monetario, Felber se ha centrado ahora en la metodología necesaria para llevar a la práctica el cambio y detallar cómo éste debería, a su juicio, implantarse en el sistema financiero.

 “El dinero debería convertirse en un bien público. Es demasiado delicado y poderoso como para ser considerado un bien privado”  (...)

No se trata, como podría pensarse, de que los individuos dejen de tener su propio dinero, sino de establecer mecanismos que garanticen su función social. Un retorno a los orígenes, dinero como medio para regular el intercambio entre personas

 El profesor propone medidas como que el dinero sea emitido únicamente por el Banco Central -no sólo el efectivo, también el bancario, que hoy emiten básicamente los bancos comerciales-, que las entidades financieras estén orientadas al bien común -y no al lucro-, o que los créditos sólo puedan concederse a inversiones reales, no a la especulación, y siempre a partir de los depósitos de los que disponga el banco.

 “Es la contraposición a los ‘mercados financieros libres’, donde no hay límite al tamaño de las entidades financieras -cuyo objetivo supremo es el lucro-, no hay límites para conceder créditos, incluso si son para tumbar economías de los estados; no hay límites a la desigualdad, y no hay una supervisión financiera global”, expuso.

La receta expuesta por Felber, entre otros aspectos, pasa por limitar el tamaño de los bancos a un volumen máximo de activos de 30.000 millones de euros (para hacernos una idea, el Banco Santander cerró 2013 con un volumen de activos superior al billón de euros), y por establecer la obligatoriedad de realizar una valoración ética, además de sobre la viabilidad financiera, en la concesión de créditos.

 “Los bancos que cumpliesen estos parámetros seguirían gozando de los apoyos públicos, y los que no, quedarían en el mercado libre, pero libre del todo; es decir, no podrían hacer ningún tipo de negocio con el Estado, como refinanciarse, tener seguros que cubran los depósitos, o, en última instancia, ser rescatados”, detalló Felber.

Tal como pregona la Economía del Bien Común, que propone ventajas legales para las empresas que se guíen por valores como la cooperación, la responsabilidad, el respeto a los derechos humanos y al medio ambiente, o eviten la desigualdad salarial, la reorganización del sistema financiero debería partir “desde abajo”. “Los representantes de la ciudadanía no van a aportar ese cambio

En Europa y América del Norte veo muy poca probabilidad, debido a la gran concentración de riqueza en pocas manos, que impide que el sistema se reinvente y se regenere”, afirmó Felber. “Seguramente habrá algunos desde las élites que lo apoyarán, es esperanzador”, añadió, e hizo referencia a la serie de artículos publicados en el Financial Times derivados de una conferencia organizada por los propietarios del diario para buscar alternativas al capitalismo, o al menos reformularlo.

¿Y cómo llevar a cabo este proceso desde abajo? “El libro sólo tiene una demanda: organizar procesos democráticos”, expuso Felber. La propuesta apunta a la creación de asambleas a nivel municipal y regional que puedan elaborar propuestas que sirvan para confeccionar una “constitución monetaria”, que una “asamblea federal” elaboraría para luego ser sometida a referéndum.

 Esta constitución debería recoger ideas básicas del funcionamiento del mercado: quién debe emitir el dinero, si los bancos centrales deben ser públicos o privados, si debe haber réditos sobre el capital o no, o si la circulación de capitales debe ser totalmente libre o, por el contrario, debería aplicarse una cooperación fiscal y regulatoria entre territorios.

Estas ideas básicas, defiende Felber, son fáciles de comprender para la ciudadanía. “No se trata de los detalles, sino de cosas básicas -subrayó-, y la mayoría votaría de forma similar”. “Por ejemplo, en las encuestas a nivel europeo, el 90% rechaza los paraísos fiscales, y en cambio se permiten. En Austria, el 70% pide un impuesto a grandes patrimonios, y el Parlamento no hace ni caso…”, detalló.

El modelo desarrollado por Felber no sólo supone un cambio radical de las reglas de mercado actuales (o la falta de ellas), sino de la concepción misma de democracia. “Se trata de una nueva división de poderes: el pueblo soberano elabora la Constitución, y los representantes la redactan a partir de esas directrices”. 

La idea, expuso Felber, “parte del concepto fundamental de democracia, que es la soberanía. ‘Soberanía’ deriva del termino en latín ‘superanos’, que significa ‘por encima de todo’. Es decir, el pueblo soberano está por encima de todo, debajo queda la Constitución, y debajo, el Parlamento. El Parlamento no puede ni tocar la Constitución, eso es competencia sagrada del pueblo”.  (...)"         (Entrevista a Christian felber, La Marea, 26/11/2014)

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