"No hubiéramos pensado que haríamos un recorrido tan largo y persistente cuando en el año 2001 un puñado de personas fundamos la Red Renta Básica. El 29 de noviembre celebraremos en la localidad madrileña de Fuenlabrada el XIV Simposio de la Renta Básica.
Con la renta básica (RB), un ingreso monetario incondicional a toda la
población, parece, según una primera mirada superficial, que pasa como
con las modas y con los vientos: van y vienen. Ahora estamos en momentos
en donde con toda seguridad la RB ocupa un espacio en el debate público
de una intensidad hasta ahora desconocida.
Poca duda puede haber que
esta organización política llamada Podemos
ha contribuido indiscutiblemente a ello al incorporar la propuesta de
la RB en su programa político de las últimas y recientes elecciones al
parlamento europeo. Antes habían contribuido organizaciones como Bildu y
Anova en Euskadi y en Galicia, respectivamente. Y lo siguen haciendo.
Periodistas, tertulianos, economistas, sindicalistas, parlamentarios…
hablan a favor o en contra de la RB de una forma constante. Buenas
noticias para la difusión y conocimiento de esta propuesta. Pero las
malas noticias (¡detrás de la cruz está el diablo! que escribía
Cervantes) para un debate racional y ponderado: demasiadas
precipitaciones, animadversiones, pasiones (algunas no muy altas),
simplificaciones… Pero nada sería más torpe que quejarse de las
circunstancias: son las que son y con ellas hay que bregar.
Sin tener la menor pretensión de hacer repaso de todas y cada una de
las muchas objeciones que se pueden leer en la prensa escrita o escuchar
en radio y televisión y en distintas conferencias o debates públicos,
sí creemos necesario dejar apuntadas las más frecuentes objeciones a la
RB.
Pensando en los contrarios y en los partidarios de la propuesta.
Nunca será suficientemente repetida esta gran verdad: es bueno ponerse a
reflexionar sobre las propias convicciones porque sabemos que el “sesgo
de la confirmación” no es buen consejero. Este sesgo nos inclina a
procesar mucho más favorablemente la información acorde con las propias
convicciones que la información que es contraria a las mismas.
La RB ha sido objeto de críticas de características muy distintas.
Críticas algunas que, como queda dicho, provienen de autores o autoras
que pueden ser situados políticamente en las izquierdas, y otras que son
dirigidas por autores de derechas. Y algunas críticas son comunes a
autores de distinto pensamiento político. No pretendemos en un artículo
breve como éste salir al paso de todas esas críticas, pero sí puede ser
útil recordarlas en una lista:
1) ¿Los ricos también deben recibirla? Y, con un corolario más o menos inmediato según los casos: no se puede financiar.
2) Sería un pretexto para desmantelar el Estado del bienestar.
3) Mantendría a vagos.
4) Son preferibles los subsidios destinados a los pobres.
5) Relegaría a las mujeres al interior del hogar.
6) Provocaría un inmenso efecto llamada de la inmigración.
7) Es preferible el pleno empleo.
8) Muchas personas preferirían vivir sin trabajar (asalariadamente).
9) Es una propuesta que está bien, pero es utópica y no se ha aplicado nunca.[1]
10) No acaba con todas las injusticias del capitalismo.[2]
11) Y, para terminar en algún sitio, es preferible el llamado “trabajo garantizado”.[3]
Todas estas críticas, y algunas más, han sido debatidas a lo largo de
al menos 30 años, pero a veces se reiteran independientemente de la
historia del debate. Y ahora, con el incremento del debate público sobre
la propuesta, irrumpen una vez más sin tener en absoluto presente lo
que se lleva acumulado en el debate previo.
Son costes que deben
asumirse y además no es algo exclusivo de la RB: ¡cuántas materias no se
discuten actualmente sin tener en cuenta el conocimiento precedente!
Nos detendremos solamente en la primera crítica.
Hay quien confunde la RB con lo siguiente: es una cantidad que recibe la población independientemente de
lo que las personas ya puedan tener antes de la implantación de la RB.
Lo que recuerda el chiste de aquel terrateniente andaluz que durante la
Segunda República mientras se debatía la reforma agraria él decía que
estaba de acuerdo porque “entre lo que tenía y lo que le iban a dar…”
Se
comprende que, así entendida la “RB” (la ponemos entre comillas),
muchas personas se horroricen de que los ricos “también reciban una RB”.
No sabemos cómo expresarlo más nítidamente: la “RB” (nuevamente en
comillas) así entendida es una barbaridad desde muchos puntos de vista.
Un ejemplo de esta catastrófica confusión sobre la RB lo debemos a V.
Navarro en uno de sus varios artículos contrarios a la propuesta.
Afirma: “Una versión de la RB es que todo ciudadano, como derecho
universal, es decir, derecho de ciudadanía o residencia, reciba un
cheque público que sea de una determinada cantidad que garantice una
vida digna.
“En primer lugar, no se trata de un cheque para toda la
población, completamente al margen del sistema fiscal y de la política
económica, como parece que dan a entender las palabras citadas. Por
supuesto que no se trata de la simplona fórmula “tanta población x
cantidad de la RB = tantos miles de millones de euros o tanto porcentaje
del PIB”. En el artículo mencionado se afirma: “(…) multiplicando el
número de ciudadanos y residentes por el cheque de renta mínima básica
8.551 euros al año (60% de la renta media del país) se obtiene una cifra
alrededor del 37% del PIB. ”
Pero esa forma de calcular solamente tiene
en cuenta una parte de la propuesta, no contempla los ahorros debidos
tanto a la reforma fiscal como a las partidas de subsidios monetarios
que serían redundantes con una RB. Lo dicho, un enorme error,
exactamente igual que el del terrateniente andaluz.
Y menos aún se
trata, como se sigue afirmando en el mencionado artículo de V. Navarro:
“(…) nadie que se considere progresista cree que la manera de
solucionar este enorme déficit social sea dando un cheque social a cada
ciudadano y residente para que se espabile por su cuenta y pague con
este dinero unos servicios privados que sustituyan a los públicos, a los
cuales el cheque público sustituiría.”
Efectivamente, pero tal alternativa solamente está en la cabeza del
autor citado y quizás de algún defensor muy estrambótico de la
propuesta, no en la de los partidarios de la RB que en el Reino de
España la venimos defendido en distintos foros públicos desde hace más
de 20 años. Y, por supuesto, no es el caso de la asociación Red Renta
Básica ya que, dentro de las muy distintas maneras de defender la
propuesta, nadie ha escrito ni dicho nada parecido al “cheque
substitutivo de los servicios públicos”.
¿Se puede financiar la RB? Sí, por supuesto. Ya tuvimos la ocasión de realizar un estudio para financiar la RB en Cataluña y en Guipúzcoa.
En el primer caso se trataba de una muestra de 250.000 declaraciones de
IRPF de Cataluña. En el caso guipuzcoano no se trataba de una muestra
sino de todas las declaraciones de aquella provincia vasca: casi
650.000. Pero ahora disponemos de una muestra de casi dos millones de
IRPFs del conjunto del Reino de España.
Estamos a punto de poder mostrar
cómo se puede financiar una RB para el conjunto del Estado. Creemos que
puede centrar el debate racionalmente. Supondrá, si lo conseguimos,
responder seriamente a “argumentos”, digámoslo así, del tipo “una renta
básica de tanto multiplicada por 47 millones de habitantes da como
resultado tantos miles de millones que a su vez representa un tanto por
ciento del PIB… con lo que es imposible de financiar”.
No hay duda que
puede despertar emociones un argumento así, pero quien lo lanza,
volvamos a repetirlo a ver si conseguimos que se retenga, tiene en la
cabeza únicamente los costes de la RB, sin reforma fiscal, sin ahorros
por asignaciones monetarias públicas que resultarían redundantes con una
RB… vaya como si Patricia Botín dijera “estoy de acuerdo con la RB
porque entre lo que tengo y lo que me van a dar”.
En el mundo en el que vivimos, debatir en serio quizás sea pretender
algo muy raro, pero lo intentaremos. Este proyecto de financiación de
una RB puede ser el medio. Y, claro está, estaremos ávidos de saber
dónde hemos cometido errores, cómo se puede perfeccionar… En el XIV simposio
de la RB que se celebrará en Fuenlabrada el próximo 29 de noviembre, en
donde habrá académicos y economistas de IU-ICV, PSOE, Podemos… quizás
sea posible ofrecer algún avance de este estudio.
Para acabar. Lo hemos dicho más de una y de dos veces: los obstáculos
fundamentales a la RB son políticos, como políticos fueron (o son,
dependiendo del lugar) las resistencias al sufragio universal, las
vacaciones pagadas, el derecho de huelga, el aborto libre o el
matrimonio del mismo sexo.
Pero constatar que no hay una imposibilidad lógica o empírica a la
RB, no equivale a afirmar que puede despertar simpatías unánimes. En
política, hay que elegir. En política económica también. La RB, como
también hemos escrito varas veces, es la propuesta mejor para garantizar
la existencia material de toda la población. La RB no será nunca bien
vista por aquellos que se benefician de que esa existencia no la tenga
toda la ciudadanía.
Constatarlo es apuntar más razonablemente a las
tareas que hagan posible la conquista de la RB. La RB no solamente es
deseable, también es factible. Con la RB hay que ser cauto, perseverante
y, sobre todo, racional. Escribía hace poco una gran historiadora de la
economía: “nadar contracorriente requiere determinación, un serio
compromiso con la verdad y evidencias irrefutables”. Sería difícil ser
más precisos sobre lo que queremos decir." (Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens, Público, 22/11/2014)
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