28/1/15

¿Qué es la economía colaborativa?

"El término “Economía Colaborativa” proviene de la expresión inglesa “Sharing Economy”, divulgado separadamente por Lisa Gansky[1] y Rachel Bootsman con Roo Rogers[2] en 2010.

Denomina acciones de distinto tipo, con una característica común: todas están basadas en las tecnologías de la información y comunicación, que permiten la creación de redes sociales y portales, donde se pueden realizar interacciones entre individuos de forma masiva.

Bajo este paraguas, se incluye por el momento 4 epígrafes: Conocimiento abierto, consumo colaborativo, finanzas compartidas y producción colaborativa. Como factor principal, la construcción de inmensas bases de datos que se gestionan de forma colectiva e interactiva y que se pueden compartir y actualizar en tiempo real por los usuarios.

Esto nos acerca a una concepción del ser humano como insecto social, que por primera vez comparte una superestructura de datos/información/conocimiento transmisible y utilizable por todos los individuos. Una suerte de inteligencia colectiva. A esto lo llamamos mesh (malla) o red (red social). Y cada usuario constituye un nodo (nudo) de la red, de múltiples redes superpuestas. Como una red neuronal. (...)

La red facilita la estructuración de la sociedad en grupos, de forma relacional, tal como la concibe Pierre Bourdieu. El mecanismo relacional es intrínseco a la red.

Por este motivo, además de la citada mejora de la eficiencia económica, la utilización – ya sea remunerada o altruista – de la economía colaborativa en redes sociales aumentará de forma exponencial (viral).

En el futuro, es de prever que coexistirán modelos de trabajo basados en el lucro personal y empresarial, con otros más altruistas, orientados a la cooperación y desarrollo de las personas, en todos los ámbitos de la economía colaborativa.

 La tarea a realizar consiste en la adecuada regulación de las actividades, de tal manera que se interfiera lo mínimo posible en la libertad y creatividad humanas, base del conocimiento y desarrollo, evitando también situaciones de un desequilibrio excesivamente ineficiente entre actores, en los distintos campos de juego de la economía, la producción, el conocimiento y las finanzas.

La valoración de nuestras acciones, métodos, actitudes y respuestas en la red será más visible y matizada. Las interacciones de “amistad” y “me gusta/no me gusta” empiezan a ser la prehistoria de la red.

Las grandes corporaciones se han visto obligadas a gestionar su reputación en redes sociales: nuestros votos monetarios empiezan a tener un poder, también como elementos para la toma de decisiones de inversión y de los sistemas y modos de producción y contratación de nuestros proveedores, aunque éstos sean de gran tamaño.

La difusión más abierta y libre de los sistemas y mecanismos de consumo, producción, conocimiento y finanzas puede ayudar al desarrollo de las personas. ¿De algunas? ¿De todas?

Libertad, como capacidad de conocer y pensar. Igualdad, como capacidad de actuar libremente. Fraternidad, como capacidad de amar. ¿También en la red?"          (Joaco Alegre, Economistas frente a la crisis, 13/12/2014)

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