27/3/15

Trabajo Garantizado: hacia el pleno empleo

"Desde hace ya varias décadas no ha habido economía en el planeta que haya alcanzado el pleno empleo, quedándose la mayoría de ellas muy lejos de conseguirlo.

 Esta situación es consecuencia de estar atravesando una nueva etapa del sistema económico capitalista que cada vez se distancia más de aquella denominada época dorada del capitalismo en la cual el pleno empleo era la tónica normal en las economías occidentales. 

Ello ha generado y consolidado la idea de que en la fase actual del capitalismo el pleno empleo es sencillamente imposible.  

(...) el economista estadounidense Hyman Minsky ideó una solución a tal problema: el Empleador de último recurso, o como se vino a denominar recientemente, el Trabajo Garantizado (TG). 

Esta solución, circunscrita en primera instancia al funcionamiento capitalista de las economías, consiste en que todo ese nuevo empleo público que habría de crearse para llegar al pleno empleo debía tener una característica atípica: unos salarios fijos y coincidentes con el salario mínimo establecido.

En un mercado laboral en el que exista un TG, el descenso del desempleo no empuja los salarios al alza: el poder negociador de los trabajadores del sector privado no mejora porque todavía persiste el miedo a perder el trabajo (no hay desempleados pero sí una bolsa de empleados de TG que prefieren trabajar en el sector privado porque concede salarios más elevados). 

Por lo tanto, los trabajadores del sector privado no exigirán mejoras salariales puesto que corren el riesgo de ser sustituidos por empleados del TG. Como resultado, no se generan tensiones inflacionistas; se trata de un pleno empleo flexible en el cual el poder de los trabajadores no aumenta lo suficiente para desestabilizar los precios.

Además, el propio diseño del TG funciona como un estabilizador automático de la economía. Cuando la actividad económica se dinamiza, los empresarios del sector privado contratarán a trabajadores del programa de TG, disminuyendo por lo tanto su volumen y provocando un efecto amortiguador de la inflación. 

Al contrario, cuando la actividad económica se ralentice, los empresarios del sector privado despedirán a sus trabajadores y pasarán a engrosar las filas del TG, aumentando por lo tanto su volumen y provocando un efecto amortiguador de la deflación. En consecuencia, el TG es una medida contracíclica que ayuda a evitar la inflación en los boomseconómicos al mismo tiempo que evita la deflación en épocas de recesión.

Por su propia naturaleza de política económica complementaria, el TG no puede analizarse en solitario. Sería absurdo, por ejemplo, concebir que la solución de los problemas del paro en la economía española pasa únicamente por la aplicación de un TG. No se trata de eso. Esta propuesta tiene que ser entendida como parte de un paquete de medidas destinadas a crear empleo.

 Un paquete en el que se podrían distinguir analíticamente tres partes.

La primera de ellas es la necesidad de acometer una profunda transformación del modelo productivo y energético de la economía española para que el sector productivo genere más y mejores puestos de trabajo de los que genera una economía tradicionalmente volcada a la construcción y al turismo de bajo valor añadido y así acercarnos a las tasas de paro estructurales del resto de economías europeas.  

La segunda de ellas consiste en el fortalecimiento de los servicios públicos y la protección social a la ciudadanía, lo cual también conllevaría una importante creación de empleos que reduciría notablemente la tasa de paro. 

La tercera y última consistiría en aplicar un Trabajo Garantizado para ocupar a todas las personas que no hayan sido empleadas mediante la implementación de las dos primeras partes. Teniendo en cuenta este horizonte y sin perderlo de vista en ningún momento, la consecución del pleno empleo deja de concebirse como una aventura irrealizable."        (E

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