24/4/15

Bután y su modelo de desarrollo... la Felicidad Nacional Bruta

"(...) ¿qué hace a Bután diferente? La respuesta corta es que han hecho una de las apuestas más serias por un modelo de desarrollo que supere los fracasos del modelo capitalista tal y como lo conocemos. (...)

La economía de la felicidad es un moderno acuño de la economía política y las teorías del desarrollo para referirse a algunos experimentos que pretenden superar la clásica concepción del desarrollo en términos puramente monetarios. (...)

Es así que hace 40 años, cuando las modernas potencias occidentales introdujeron el desarrollo como un proceso consciente de agencia y comenzaron a intentar cuantificarlo se le preguntó a Bután: ¿cuál es el Producto Interior Bruto (PIB) de vuestro país? Lo que sucede a continuación es el punto de partida de la historia de Bután que nos interesa para este artículo.
 
ARTÍCULO RELACIONADO: Introducción al concepto de desarrollo (Juan Pérez Ventura, Enero 2015)

El que había sido recientemente coronado Rey de Bután en 1972, Jigme Singley Wanchuck, respondía a la anterior pregunta con su famosa cita: “A Bután no le importan las posesiones materiales de sus habitantes, sino lo felices que son”. Sobre la orientación que iba a dar a su modelo de desarrollo el rey de Bután concluía: “No nos importa medir el PIB, sino el FIB, la felicidad interior bruta de nuestro país”. 

En ese momento es en el que se forja el compromiso de Bután en torno a la satisfacción de los indicadores que convinieron en medir con el Índice de Felicidad Bruta o la Felicidad Nacional Bruta (FNB). Y se mantiene intacto hasta la actualidad. Este índice se ha convertido en una verdadera alternativa al PIB y constituye una apuesta firme por orientar su política económica y social hacia otros objetivos que difieren del simple progreso económico, al menos en los términos en que lo conocemos.



El índice de FNB incluye nueve áreas a las que atender para medir el desarrollo del país, aunque se suelen resumir en cuatro objetivos: bienestar económico, salud, educación y diversidad y resiliencia ecológica. En efecto, de los nueve indicadores sólo uno es el que se refiere al progreso económico, medido a través de la cuantificación de los bienes, la posesión de vivienda y el ingreso per cápita familiar. 

¿Significa esto que a Bután le preocupa poco el bienestar material de sus habitantes? La realidad es que si en algo están de acuerdo todas las teorías del desarrollo es en que la necesidad básica de bienestar material, esto es: un ingreso suficiente, una provisión de alimentación, de salud, y vivienda-descanso adecuadas, son cuestiones que van más allá de la “buena vida” y son supervivencia directa. 

Lo que Bután plantea con su índice de FNB es la necesidad de incluir en la agenda política otras cuestiones que vayan más allá del progreso en términos económicos, y que en cualquier caso busquen el equilibrio entre el progreso material y el crecimiento sostenible. Bután se haya en la búsqueda de una buena vida, de la felicidad. ¿Para qué si no se organizan los humanos como colectividad?


Las cuestiones que van más allá del progreso económico son, entre otras, el buen uso del tiempo, y especial atención a la diversidad y resiliencia ecológica. Junto a esto, Bután entiende que la felicidad se halla en la satisfacción de un tipo de necesidades inmateriales que se refieren a la libertad, la estabilidad emocional y psicológica y la identidad.

La vitalidad de la comunidad de referencia y la participación en los ritos sociales y prácticas culturales cumplen la función de dar un sentido a la trayectoria vital de los individuos. Esta búsqueda de la realización personal y social del individuo está estrechamente ligada a la concepción sobre la felicidad para los budistas (el sukha). 

Esta felicidad habrá de encontrarse en un verdadero entendimiento del mundo y el yo: en las relaciones interpersonales, y no en las posesiones materiales. En el fondo la cuestión del equilibrio entre PIB vs. FIB representa la oposición: producir vs. felicidad o desarrollo económico vs. desarrollo personal y social.

Dice al respecto Sulak Sivaraksa que: “De acuerdo con los especialistas de desarrollo occidentales, podemos aumentar la felicidad y satisfacción mediante el consumo de bienes y servicios; mientras que, de acuerdo con los budistas, nuestra felicidad y satisfacción sólo pueden aumentar reduciendo nuestro deseo de bienes materiales”. Esta profunda convicción ha orientado hasta ahora la manera de gobernar en Bután. Es lo que podemos llamar “las políticas del eco-budismo”.

Eco-budismo en el Himalaya. ¿Es posible entender Bután sin entender el budismo?

 Bután enfrenta la dificultad de combinar el rápido crecimiento económico propio de las primeras fases de desarrollo de un país, con la importancia de la conservación de sus vastos recursos naturales. 

La Constitución de Bután (aprobada en el año 2009) incluye la satisfacción de la Felicidad Nacional Bruta como objetivo político de primer orden, y específicamente incluye, en su artículo 5, apartado 3, la obligación del gobierno de asegurar el mantenimiento de un mínimo del 60% de bosque salvaje. 

Es una constitución sin precedentes al crear una protección tan específica para sus espacios naturales vírgenes. Y es que se han tomado muy en serio la satisfacción de sus objetivos de diversidad y resiliencia ecológica: de ello depende el futuro del país y su turismo, por lo que es una cuestión que merece ser tratada con especial mimo.

Abierta la nueva etapa constituyente, el país debe plantearse las soluciones posibles para enfrentar problemas ecológicos derivados del daño a la vida silvestre y los problemas de urbanización consecuencia del desarrollo. Se propone así una visión integral de la protección del medio ambiente desde la acción del Estado.

 Para ello, se crea la Comisión Nacional del Medio Ambiente, la cual enfrenta 4 problemas principales: el alto nivel de explotación de las tierras; la elevada deforestación; los problemas de erosión e inundaciones; y la degradación de la baja productividad de las tierras de cultivo, de las que depende casi totalmente su economía.

 Paralelo a ello, numerosas voces del entorno económico internacional han instado repetidamente a Bután para que explote sus vastos recursos madereros y cinéticos como vía rápida de desarrollo. En efecto, la riqueza y diversidad natural del país es un poderoso activo económico que ha llamado la atención de la industria transnacional. 

Sin embargo, lo que se ha hecho ha sido respetar y acogerse al primer principio que uno encuentra en “el manual del buen ecologista”: hacer un uso del entorno que trate de no comprometer el uso de futuras generaciones. Es así que, por ejemplo, Bután ha optado por el sector hidroeléctrico como fuente de energía renovable y actividad económica sostenible para el país. 

En la actualidad va camino de convertirse en una de las fuentes principales de ingresos de la nación. Mientras, mantiene prácticamente intactos sus recursos naturales. ¿Hasta cuándo resistirá Bután la presión desarrollista que le invita a explotar su patrimonio? ¿Está sólo en el mundo en este intento? (...)

Bután: la dictadura de la virtud 

En el empecinado intento por mantener su posición frente a la corriente de desarrollo económico y social hegemónica, Bután ha legislado activamente por la defensa de la virtud como ellos la entienden. 

Apuntaremos a continuación algunas curiosidades o datos sobre el país que nos hacen pensar en Bután como un bastión en defensa de la vida recta, pura y virtuosa. Lo llamaremos “la dictadura de la virtud”, aunque desde 2009 pasara de ser una monarquía absoluta a una constitucional. 

A estas alturas se hace especialmente importante recordar que Bután es un país muy pequeño, de pocos habitantes, y predominantemente agrario. Hasta hace medio siglo era prácticamente un desconocido y su aislamiento en la espiritualidad budista hacía que nadie prestara atención a un país que no parecía más que un mosaico de monasterios religiosos y pequeñas poblaciones rurales. 

 A continuación se detallan algunas particularidades que han de ser entendidas en este contexto, pero algunas pueden servir de ejemplo para inspirar modelos de desarrollo de países vecinos o de similares características. Reconozcamos no obstante la singularidad de Bután, en el que no todo son luces sino que esconde también algunas sombras.

En Bután no hay semáforos. Su capital, Thimbu, es una pequeña población urbana con el caótico tráfico tan propio de India o Nepal, pero que parece poder prescindir de las convencionales normas de tráfico occidentales. 

Entre 1999 y 2000 se introducen en Bután por primera vez servicios limitados de televisión e internet. Ambas tecnologías, tan asumidas por el “mundo desarrollado”, fueron objeto de recelo para el modelo de desarrollo butanés durante un tiempo. Igualmente, están prohibidas las bolsas de plástico. 

Es una medida ejemplar que muestra el compromiso del país con el respeto por la naturaleza y el uso consciente de los recursos naturales. También está prohibida la venta y distribución de tabaco y productos derivados del tabaco. El tabaquismo, como otras adicciones, es una de las mayores contradicciones de la racionalidad del individuo moderno. Así lo entienden los budistas.

El turismo en Bután es un potente activo económico, pero es estrictamente regulado por el Estado en aras de mantener la sostenibilidad de la explotación de su patrimonio natural y cultural. Sólo se puede viajar desde el extranjero mediante un paquete turístico cerrado previo pago de un importe (que en la actualidad es en torno a 200$ por día, aunque está en continúa revisión) que incluye el alojamiento, manutención y las visitas por el país.

Como última cuestión, pero quizá la más preocupante, es la de las minorías étnicas de origen indio o nepalí: los ithosampas. Esta población asentada principalmente en el sur del país fue privada del derecho de ciudadanía en 1985, lo que forzó al exilio a una buena parte de ellos durante las siguientes décadas. En 2007 se estimaron 108.000 refugiados en campamentos de Nepal, aunque se han ido reasentando la mayoría en países extranjeros. La situación sigue sin resolverse en la actualidad. "                 (  , El orden mundial s. XXI, 28 mar, 2015)

No hay comentarios: