18/6/15

La Renta Básica se utilizará para evitar una revolución de la decreciente clase media que luche para obtener las rentas crecientes de la clase dirigente

"La idea de una renta básica o ingreso ciudadano es uno de los conceptos sociopolíticos cuya evolución está resultando más interesante, particularmente cuando la acompañamos con reflexiones acerca del componente exponencial del progreso tecnológico y de una robótica cada vez más preparada para sustituir una parte cada vez más significativa del trabajo humano, una tecnología capaz de destruir muchos más puestos de trabajo de los que es capaz de generar.

Las evidencias son claras: el progreso tecnológico, que como es bien sabido, no puede “desinventarse” de ninguna manera posible, da lugar a ganancias exponenciales de productividad. 

Una ley de rendimientos acelerados que ya fue descrita en su momento por Ray Kurzweil en 1999, pero que parece empeñarse tozudamente en mantener su plena vigencia. Cuando vemos fábricas chinas que anuncian la sustitución del 90% de su plantilla con robots y mantienen únicamente doscientos trabajadores para desempeñar un papel que llaman “de supervisión”, pero que en realidad podríamos definir como “de servicio” a esas máquinas, la adrenalina comienza a fluir con cierta profusión: en efecto, lo más preocupante de la sustitución de personas por máquinas no es el hecho en sí mismo, sino la constancia evidente de que esas máquinas no se limitan a sustituirnos, sino que además, hacen nuestro trabajo mucho mejor que nosotros. (...)

Visto así, la única solución posible es una reestructuración completa del sistema social, una auténtica nueva economía: una renta básica que permita vivir, que no permita simplemente sentarse a no hacer nada, pero que sí solucione las necesidades más básicas, y lleve a aquellos que deseen un nivel de vida superior a trabajar en aquello que les permita generar esas rentas adicionales: trabajar a tiempo parcial, convertirse en emprendedores, o buscar trabajos tradicionales entre los que queden como tales, tareas para las que se interprete que una participación humana, no robótica, sigue aportando un cierto valor añadido.

Porque, en el fondo, de lo que hablamos es de una sociedad en la que la inmensa mayoría de tareas, desde cosechar el campo hasta poner copas o transportar mercancías, serán llevadas a cabo por robots de todo tipo: versátiles, hiperproductivos… e infalibles.

 En esa situación, la renta básica se plantea desde dos puntos de vista fundamentales: el de evitar una revolución que lleve a que la decreciente clase media trate de obtener las rentas crecientes de la clase dirigente, o el de preservar la capacidad de consumo de aquellos que, sin esa renta, se verían condenados a la pobreza.

Vayamos pensándolo: la idea de una renta básica, que paga a los ciudadanos simplemente por serlo, no en función del trabajo que hagan o el valor añadido que generan, es prácticamente impensable en el modelo social actual. 

Pensar que la identidad de una persona va a estar completamente disociada del trabajo que realice o de la empresa que le proporciona un empleo es una idea prácticamente anatema, difícil de imaginar. 

La idea de trabajo y de ingresos generados por el mismo forman parte de un todo, de un conjunto indisociable, de ahí que la idea de personas que trabajan por otros motivos – llamémosle satisfacción, contribución a un bien común, relacionarse con terceros, etc. – resulte prácticamente imposible de imaginar.

 Pero a medida que veo nuevas experiencias en torno a plataformas como Amazon, Airbnb o Uber – personas que simplemente obtienen suficiente renta como para vivir gracias a pasar unas horas al día conduciendo para terceros o alquilando unas propiedades a turistas – voy convenciéndome más de que ese “estilo de vida” puede llegar a marcar tendencia en el futuro.

No, la renta básica aún no está en la agenda de ningún gobierno actual. Pero, ¿y si la amplia mayoría de los trabajos llegasen a ser llevados a cabo por robots, y las personas únicamente tuviesen que pensar en trabajar como forma de acceder a unas necesidades determinadas no indispensables, sino simplemente deseables?

 ¿Y si elevásemos la línea base de lo que supone una vida digna? ¿Es la renta básica una paranoia, o ya una realidad cercana? ¿Qué trabajos haremos cuando una máquina sea capaz de hacer mejor que nosotros la mayoría de los trabajos que hacemos hoy en día? Vayamos echándole una pensada a este tema, porque cada día más, parece que ya está aquí…"         (Enrique Dans, 07/06/2015)

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