"La idea de una renta básica o ingreso ciudadano
es uno de los conceptos sociopolíticos cuya evolución está resultando
más interesante, particularmente cuando la acompañamos con reflexiones
acerca del componente exponencial del progreso tecnológico y de una
robótica cada vez más preparada para sustituir una parte cada vez más
significativa del trabajo humano, una tecnología capaz de destruir muchos más puestos de trabajo de los que es capaz de generar.
Las
evidencias son claras: el progreso tecnológico, que como es bien
sabido, no puede “desinventarse” de ninguna manera posible, da lugar a
ganancias exponenciales de productividad.
Una ley de rendimientos acelerados que ya fue descrita en su momento por Ray Kurzweil en 1999, pero que parece empeñarse tozudamente en mantener su plena vigencia. Cuando vemos fábricas chinas que anuncian la sustitución del 90% de su plantilla con robots
y mantienen únicamente doscientos trabajadores para desempeñar un papel
que llaman “de supervisión”, pero que en realidad podríamos definir
como “de servicio” a esas máquinas, la adrenalina comienza a fluir con
cierta profusión: en efecto, lo más preocupante de la sustitución de
personas por máquinas no es el hecho en sí mismo, sino la constancia
evidente de que esas máquinas no se limitan a sustituirnos, sino que
además, hacen nuestro trabajo mucho mejor que nosotros. (...)
Visto así, la única solución posible es una reestructuración completa del sistema social, una auténtica nueva economía:
una renta básica que permita vivir, que no permita simplemente sentarse
a no hacer nada, pero que sí solucione las necesidades más básicas, y
lleve a aquellos que deseen un nivel de vida superior a trabajar en
aquello que les permita generar esas rentas adicionales: trabajar a
tiempo parcial, convertirse en emprendedores, o buscar trabajos
tradicionales entre los que queden como tales, tareas para las que se
interprete que una participación humana, no robótica, sigue aportando un
cierto valor añadido.
Porque, en el fondo, de lo que hablamos es
de una sociedad en la que la inmensa mayoría de tareas, desde cosechar
el campo hasta poner copas o transportar mercancías, serán llevadas a
cabo por robots de todo tipo: versátiles, hiperproductivos… e
infalibles.
En esa situación, la renta básica se plantea desde dos
puntos de vista fundamentales: el de evitar una revolución que lleve a
que la decreciente clase media trate de obtener las rentas crecientes de
la clase dirigente, o el de preservar la capacidad de consumo de
aquellos que, sin esa renta, se verían condenados a la pobreza.
Vayamos
pensándolo: la idea de una renta básica, que paga a los ciudadanos
simplemente por serlo, no en función del trabajo que hagan o el valor
añadido que generan, es prácticamente impensable en el modelo social
actual.
Pensar que la identidad de una persona va a estar completamente
disociada del trabajo que realice o de la empresa que le proporciona un
empleo es una idea prácticamente anatema, difícil de imaginar.
La idea
de trabajo y de ingresos generados por el mismo forman parte de un todo,
de un conjunto indisociable, de ahí que la idea de personas que
trabajan por otros motivos – llamémosle satisfacción, contribución a un
bien común, relacionarse con terceros, etc. – resulte prácticamente
imposible de imaginar.
Pero a medida que veo nuevas experiencias en
torno a plataformas como Amazon, Airbnb o Uber – personas que
simplemente obtienen suficiente renta como para vivir gracias a pasar
unas horas al día conduciendo para terceros o alquilando unas
propiedades a turistas – voy convenciéndome más de que ese “estilo de
vida” puede llegar a marcar tendencia en el futuro.
No, la renta
básica aún no está en la agenda de ningún gobierno actual. Pero, ¿y si
la amplia mayoría de los trabajos llegasen a ser llevados a cabo por
robots, y las personas únicamente tuviesen que pensar en trabajar como
forma de acceder a unas necesidades determinadas no indispensables, sino
simplemente deseables?
¿Y si elevásemos la línea base de lo que supone
una vida digna? ¿Es la renta básica una paranoia, o ya una realidad
cercana? ¿Qué trabajos haremos cuando una máquina sea capaz de hacer mejor que nosotros la mayoría de los trabajos que hacemos hoy en día? Vayamos echándole una pensada a este tema, porque cada día más, parece que ya está aquí…" (Enrique Dans, 07/06/2015)
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