"A partir del 18 de julio de 1936 Barcelona experimentó una
transformación radical. La clase obrera, en un proceso impulsado por la
CNT, colectivizó la mayor parte de las empresas: la industria, el sector
de la construcción, los servicios públicos, transporte, cines, hoteles o
distribución de alimentos.
“Los obreros habían creado su propia
sociedad al margen de la burguesía”, destaca Josep Pimentel, autor de
“Barricada. Una historia de la Barcelona revolucionaria” (Centre
d’Estudis Llibertaris Federica Montseny de Badalona). El protagonista de
este libro de cien páginas es el obrero manual, que se situaba en
primera línea de la barricada emancipadora. “No me interesan los
líderes”, afirma el autor. (...)
-En numerosos pasajes se subraya precisamente la consolidación de
una “sociedad paralela” como elemento clave del periodo revolucionario
(julio de 1936-finales de 1938) en Barcelona. ¿En qué consistió esta
“sociedad paralela” y cuáles fueron sus orígenes? ¿Le hizo falta a la
CNT destruir el aparato estatal para construirla?
Los obreros
y sus familias estaban organizados en Barcelona al margen de la
sociedad burguesa construida por encima de la Diagonal (avenida que
separaba la Barcelona popular de la burguesa). Los orígenes de esta
“sociedad paralela” se remontan a 1870, con la adhesión de las
sociedades obreras barcelonesas a la Asociación Internacional de
Trabajadores, de tendencia bakuninista, que junto a un fuerte
sentimiento antiestatal de la sociedad civil, hizo que los obreros
tomaran consciencia de la necesidad de organizarse al margen del estado.
Los
obreros habían creado su propia sociedad al margen de la burguesa.
Tenían sus escuelas racionalistas a las que asistían sus hijos e hijas,
contaban con sus propios periódicos, editoriales, centros
excursionistas, cooperativas, teatros… El papel del estado era residual,
y lo asociaban con la represión y la beneficencia.
A modo de ejemplo,
la escuela racionalista Natura del Clot fue un auténtico “vivero” de
revolucionarios, como definió Abel Paz. En ella estudiaron muchos de los
revolucionarios de este barrio barcelonés que formaron parte de las
Juventudes Libertarias, durante el periodo de la revolución. A
diferencia de la Revolución rusa o la francesa, en Barcelona no creyeron
necesario destruir el aparato estatal. No necesitaron otras estructuras
que las propias para desarrollar la revolución. (...)
-En “Barricada. Una historia de la Barcelona revolucionaria” se
destaca la importancia de la calles (“como extensión de la casa
proletaria”) y de los barrios. ¿Qué sentido tenían estos espacios para
la clase obrera del primer tercio del siglo XX?
La calle era
el espacio de socialización donde discurría la vida. Las casas de los
obreros eran de dimensiones reducidas, por lo que la calle era una
extensión de la vida proletaria. Todo el mundo se conocía, y esto hizo
que la solidaridad brotara con facilidad. Actualmente sería difícil
porque en las ciudades actuales no conocemos ni al vecino del rellano.
En períodos de represión, por ejemplo durante la dictadura de Primo de
Rivera, se clausuraron los sindicatos pero la actividad siguió, porque
ésta se realizaba en la calle.
Para autores como Susana Tavera,
en períodos represivos donde la actividad sindical disminuyó, la
capacidad revolucionaria se mantuvo indemne gracias al mantenimiento de
formas de sociabilidad juvenil como las peñas, las cuadrillas o las
tertulias que se podían desarrollar sin problemas en la calle, que era
un espacio de socialización imposible de clausurar. La calle era un
espacio abierto, hoy en día no lo es.
-La CNT fue el
sindicato mayoritario en la década de los 30. Dos tercios de los obreros
de la ciudad estuvieron afiliados a esta organización. ¿De qué modo
operaba la CNT?
La CNT era más que un sindicato, entendido
desde un punto de vista clásico. Era la puerta de entrada de los
inmigrantes que llegaban a Barcelona. Fue la única organización que
estuvo dispuesta a acoger a los inmigrantes tal y como eran. Acogía a
todo aquel que tuviera cualquier tipo de problema o necesidad.
Abordaba
todos los problemas de la vida cotidiana, llegaba allí donde el estado
fallaba. Facilitaba contactos para obtener una vivienda, ayudaba a que
los obreros recién llegados pudieran escolarizar a sus hijos en sus
escuelas racionalistas. Permitía que los obreros y sus familias se
integraran en las actividades culturales y lúdicas de los barrios
obreros. Hacía la vida más fácil a los obreros y sus familias. Era una
herramienta al servicio de las clases populares.
La CNT se
organizaba a través de sindicatos de barriada. Este hecho permitió que
los obreros no se tuvieran que desplazar a otras zonas de la ciudad e
incentivó una afiliación más participativa e implicada en la toma de
decisiones que afectaban tanto a la resolución de conflictos sindicales
como a aspectos de la vida que inquietaba a las clases populares.
-¿Qué
rol desempeñó en la Barcelona revolucionaria (a partir de julio de
1936) y en los años previos el proletariado inmigrante?
El
verdadero protagonista de la revolución fue el obrero manual y
especialmente el inmigrante que llegó a Barcelona durante las primeras
décadas del siglo XX. Como apunta José Luís Oyón, el 80% de los
milicianos había llegado a Barcelona a partir de 1910 y los barrios que
más milicianos aportaron fueron las segundas coronas y el centro
histórico, donde se concentraban estos obreros manuales.
Los
principales bastiones de afiliación y militancia de la CNT se situaban
en los barrios periféricos y en el centro histórico, lugares de
residencia de obreros menos cualificados y procedente de la inmigración
más reciente. El sindicato del ramo de la construcción era uno de los
sindicatos con mayor afiliación confederal en la Barcelona republicana.
La gran mayoría de estos obreros se había afiliado a la CNT y puesto que
no tenían nada que perder, la revolución fue una puerta que se les
abrió para cambiar la sociedad injusta en la que vivían.
-¿Hubo
también una revolución de la vida cotidiana en este “corto verano de la
anarquía” (Enzensberguer)? ¿Cuáles fueron los cambios principales en la
existencia diaria de los obreros barceloneses?
Fue un soplo
de aire fresco, una primavera dentro de este “corto verano de la
anarquía”. Los obreros soñaron despiertos. En las Ramblas de Barcelona,
desaparecieron las corbatas y los sombreros, que eran el símbolo externo
de la burguesía. Se suprimieron las propinas al considerarse indignas.
Desapareció la mendicidad, se crearon comedores populares, ubicados en
sedes de sindicatos, en antiguos establecimientos hoteleros y en otros
espacios antes ocupados por órdenes eclesiásticas o burguesas.
El
comedor popular que más literatura ha tenido y que más recuerdos ha
generado entre los testimonios recogidos fue el Hotel Gastronómico
número 1 (antiguo Hotel Ritz). En esta Barcelona revolucionaria, se
repartían unas 50.000 raciones de comida a diario.
Las casas de
empeño y usura vieron como los objetos empeñados fueron recuperados por
sus dueños. A causa del hambre muchas familias obreras habían empañado
los pocos objetos de valor que poseían. Mayoritariamente, las mujeres de
los obreros fueron recuperando sus objetos empeñados y con ellos la
dignidad perdida. El principal objeto recuperado fue la máquina de
coser, también recuperaron colchones y objetos de ajuar.
En la
prensa de la época, se publicaron avisos ofreciendo la posibilidad de
recuperar sus puestos de trabajo a obreros despedidos por represalias
patronales de años anteriores. El 25 de agosto de 1936 se ofrecía la
posibilidad de readmisión a los trabajadores se que se encontraran sin
ocupación represaliados por los despidos del año 1928 en la empresa La
Maquinista Terrestre y Marítima.
-¿En qué consistieron las
colectivizaciones y a qué sectores afectaron? ¿Aporta el libro alguna
investigación historiográfica nueva sobre la cuestión?
El
colectivismo es una tradición arraigada dentro del anarcosindicalismo
peninsular organizado, recogido en sus congresos. La colectivización fue
la obra constructiva de la revolución en Barcelona, en la que los
propios trabajadores controlaron las empresas.
En Barcelona se
colectivizó la gran mayoría de las empresas: la construcción, la
industria, los servicios públicos, los transportes, las peluquerías, los
teatros, los cines, los hoteles, la distribución de alimentos… En el
libro he analizado con especial atención la colectivización del metro de
Barcelona. He podido consultar la memoria de la empresa colectivizada
de 1936 y 1937, y analizado los cambios que se produjeron con la gestión
colectivizada de este servicio público.
Es significativo que la antigua
dirección privada de la compañía había destinado entre 1932 y el 18 de
julio de 1936 más de 1.300.000 pesetas a subvencionar a la prensa y la
radio, a agentes de Cambio y Bolsa, a viajes a Madrid y otros gastos de
difícil justificación, en un intento claro de comprar consciencias para
obtener beneficios posteriores. ¿Nos suena a corrupción, verdad?
El
Comité Obrero de la colectividad de los Ferrocarriles Metropolitanos de
Barcelona instauró un sistema tarifario integral en el cual por un
precio de 10 céntimos el viaje (anteriormente costa 15 céntimos) podías
utilizar el metro, el tranvía y los autobuses de forma enlazada.
El
transporte público pasó a ser gratuito para niños, ancianos,
accidentados, milicianos heridos y personas con minusvalía. Sorprende lo
que llegaron a hacer los obreros organizados sin patrones. El ejemplo
de las colectividades en Barcelona debería ser conocido por todo el
mundo por cómo una gran ciudad europea se organizó sin clases sociales.
-¿Se sumaron a las colectivizaciones los cuadros técnicos y responsables de las empresas?
A
diferencia de la Revolución Rusa, una parte considerable de los cuadros
técnicos se sumó y se integró en las colectividades. A modo de ejemplo,
en la Colectividad de los Ferrocarriles Metropolitanos de Barcelona
diversos delegados de estación, mecánicos electricistas, contables y un
delegado de ruta, se integraron en las colectividades. En la
Colectividad de la España Industrial, los responsables se marcharon al
extranjero y la mayoría de los cuadros técnicos se integraron en la
colectividad, entre ellos, Rabadà, Labuena, o Joaquim Albunia.
En cambio
la mayoría de los responsables de las empresas se marchó de Barcelona.
Pero en otros casos, y especialmente en pequeñas empresas, los
responsables se integraron. Es el caso de miembros de la empresa
familiar Juliachs, situada en el barrio de Sant Antoni de Barcelona y
dedicada a la comercialización de muebles. (...)
-¿Fueron la “chusma” y los “bajos fondos” (expresiones con las que
la prensa conservadora se refería a los obreros rebeldes) los
protagonistas de la revolución, o correspondió más bien a los obreros
manuales la primera posición en la barricada?
En muchos
casos, el obrero rebelde era también el obrero manual. Lo que yo analizo
en este libro es el papel del obrero manual, que se situó en primera
línea en la barricada y salió a defenderse del golpe de estado; inició
asimismo una revolución sin precedentes en la Europa occidental.
Para
mí, el protagonista de la revolución es el obrero manual, sin perjuicio
de que participaran obreros rebeldes que no fueran trabajadores
manuales. La prensa conservadora de la época utilizaba el término
despectivo de “murcianos” para referirse a los elementos más conscientes
de la clase obrera barcelonesa. De esta forma, pretendía que se
asociara radicalismo con inmigración, pero no lo consiguieron.
-Dedicas un capítulo del libro a la violencia revolucionaria. ¿En qué consistió y cuál fue el contexto en que ésta se desplegó?
La
violencia es un elemento que hay que tener presente cuando se estudia
una revolución, pero no se ha de convertir en el único hilo argumental
de la misma. Creo que la causa de esta violencia que se produjo durante
los primeros meses de la revolución hay que buscarla en las terribles
desigualdades sociales y económicas que sufrieron las clases populares
durante décadas.
La represión durante la dictadura de Primo de Rivera y
la continua presión institucional y judicial contra el anarquismo
organizado, provocó mucho resentimiento acumulado que se desbordó
durante los primeros meses de la revolución. Esta violencia consistió en
la ira contra los símbolos y la violencia contra las personas. La ira
popular se centró especialmente contra los símbolos religiosos. A
diferencia de lo que se pueda creer, en Barcelona se destruyeron 13 de
los 236 edificios religiosos existentes en 1936.
Durante los
primeros meses de 1936, aunque se cometieron excesos, también se empezó a
ejercer control contra esta primera violencia espontánea, mediante la
instauración de la Oficina Jurídica promovida por Eduardo Barriobero y
otros jóvenes juristas. El propósito de ésta era administrar justicia de
forma directa, rápida y eficaz.
-Mucho se ha escrito sobre
los sucesos de la Telefónica (mayo de 1937). ¿Qué conclusión extraes
después de las investigaciones realizadas?
Que los hechos de
mayo de 1937 representan la desconexión entre los protagonistas de esta
revolución, los obreros manuales que estaban en las barricadas, y los
líderes de las organizaciones sindicales que estaban por otras
cuestiones menos mundanas. Desde el diario Solidaridad Obrera y desde la
radio se arengaba a que se desmontaran las barricadas y cesaran los
combates en las calles de Barcelona.
El 7 de mayo de 1937, proclamaban
por radio: “¡Abajo las barricadas! ¡Que cada ciudadano se lleve su
adoquín! ¡Volvamos a la normalidad!”. Que estos líderes solicitaran el
desmantelamiento de las barricadas suponía renunciar a la principal
fuente de poder de la Barcelona revolucionaria, que era la calle.
-Por último, ¿qué factores terminaron a finales de 1938 con el periodo revolucionario que vivió Barcelona?
Hubo,
entre otros, tres factores que contribuyeron al desvanecimiento del
período revolucionario: el hambre, los hechos de mayo y los bombardeos
indiscriminados sobre la población civil. El hambre, puesto que cuando
escasea el alimento, la revolución pasa a un segundo plano y la búsqueda
de alimento se convierte a partir de julio de 1937 en la principal
preocupación de los habitantes de Barcelona.
La falta de abastecimiento
de productos de primera necesidad hace que en Barcelona resurjan los
vendedores ambulantes y se generalice el intercambio. Los hechos de
mayo, analizados en la pregunta anterior es otra de las causas del
desvanecimiento de la revolución.
Por último, los bombardeos
indiscriminados contra la población, cuyo objetivo principal era sembrar
el terror entre la población civil, desmoralizarla y minar su
autoestima. Fue la primera vez que se lleva a la práctica y de forma indiscriminada el bombardeo contra una gran ciudad europea. (...)"
(Entrevista a Josep Antoni Pimentel, autor de “Barricada. Una historia de la Barcelona revolucionaria”, Enric Llopis , Rebelión, 15/09/2015)
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