"En el último Foro de Davos se planteó la creación de un salario mínimo garantizado
para que la gente viva, porque el trabajo lo van a hacer las máquinas, y
nosotros podremos dedicarnos a actividades creativas e innovadoras, o a
viajar.
José Luis Cordeiro, ingeniero mecánico por el MIT y profesor de la Singularity University de Silicon Valley asegura que ‘vamos
a vivir un cambio mucho más trascendental que el que vivimos al
transformarnos de simios en hombres, porque aquel salto fue de un 1% en
nuestro genoma, y ahora va a ser muchísimo más grande. La relación entre
los posthumanos y los humanos actuales será como la que nosotros
tenemos con las hormigas’.
(...) a medida que esta década avance y nos adentremos en la siguiente, la
fuerza laboral como la entendemos irá cambiando de manera rápida y
radical. No habrá trabajo para todos, o por lo menos no lo habrá para
ocupar tantas horas de tantas personas. Socialmente se irá instalando
una necesidad de ocupar el tiempo y de compensar económicamente ese
vacío. (...)
En Ontario, Canadá, se ha anunciado un plan de renta básica universal
para todos sus ciudadanos. Se trata de un proyecto piloto en el que el
gobierno de esta provincia canadiense ha implicado a sociólogos,
investigadores, asociaciones, economistas y políticos.
El objetivo es
permitir que mientras que la economía de Ontario crece, las
administraciones se comprometan a abordar un escenario donde la
automatización y la tecnología va apartando a cada vez más personas de
sus puestos laborales y, por derivación, de acceso a un salario.
Uno de
los planteamientos más interesantes del proyecto es el previsible
aumento de impuestos directos y el crecimiento de servicios aportados
por la administración. Esto mismo lo ha previsto Nueva Zelanda.
No
es más que un primer esbozo de lo que pudiera ser el futuro. Un mundo
donde trabajar sea un hecho puntual y creativo y dónde mucha gente no
tendrá acceso a un trabajo remunerado por no ser eficiente o competitivo
frente a la tecnología que le sustituyó.
A cambio las empresas que
utilicen estos mecanismos deberán pagar mucho más debido al ahorro en
personal y esos réditos se derivarán a servicios que, con el tiempo,
puedan convertirse en una especie de ‘derechos fundamentales’ de los
humanos del futuro. (...)
El modelo de la jornada intensiva se suele modificar por la jornada por
resultados. Entras a la hora que quieres y sales cuando has finalizado
lo que tenías que hacer ese día o adelantas el de otro. De facto, esta
es la mayor revolución laboral que podemos esperar. Los más eficientes
trabajarán menos horas pero serán más productivos. El resto dará paso a
un software o a un robot. (...)
Y por si fuera poco, se especula sobre la opción de que el BCE regale 1.300 euros a cada ciudadano de la UE
a fin de reactivar la inflación. Obviamente esta es una idea que va
directamente a la política económica y, en principio, no tiene nada que
ver con lo que hemos comentado antes.
Sin embargo tiene puntos de
coincidencia: dar dinero por nada. Ofrecer una renta, una subvención,
una ayuda, cash o lo que sea a todos los ciudadanos sin que por ello
hayan hecho nada previamente. Sólo existir y vivir en una zona
determinada. (...)
Por calcular el dispendio hablamos de 444.000 millones de euros. Esa sería a la larga la capacidad económica de Europa para una ‘renta mínima universal puntual’.
Un ejercicio que de momento está en las hojas de cálculo de algunos,
que se empieza a debatir y que, con matices en cada caso, todas van en
una dirección: un mundo sin empleo, con renta mínima y dependiente de
Estados, servicios públicos, con altos impuestos y la automatización y
robotización de todo. (...)" (Marc Vidal, 12/04/16)
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