"En 2006, cuando consideré por primera vez la posibilidad de actuar en videos porno hard-core,
también pensé en qué tipo de puertas profesionales se cerrarían cuando
tuviera sexo frente a una cámara. Obvio no podría ser maestra, pero no
me preocupé porque no quería la responsabilidad de moldear las mentes de
jóvenes estudiantes.
Pero gracias a la falta educación sexual y al acceso
al porno que puede tener cualquier persona con una conexión a internet,
me tocó esa responsabilidad de todos modos. A veces no me deja dormir…
pero hago lo mejor que puedo.
La pornografía no pretende ser un programa de educación sexual.
Tampoco dictar cuáles deben ser las prácticas sexuales o convertirse en
un manual de uso. Aunque algunas pornógrafas, como Nina Hartley y
Jessica Drake, sí crean contenido educativo explícito, la pornografía
principalmente es entretenimiento para adultos.
Sin embargo, vivimos un momento en el que la industria
vuelve a estar bajo escrutinio. Se nos ha dicho que la pornografía está
deformando la manera en que la juventud, en especial los hombres
jóvenes, piensa en el sexo, de formas que pueden llegar a ser peligrosas
(en febrero, la legislatura de Florida
votó para declarar que la pornografía era un riesgo para la salud
pública e incluso insinuó que las personas como yo y las “de mi tipo”
éramos más preocupantes que un rifle AR-15, y se rehusó a considerar una prohibición de las ventas de armas de asalto).
Me dedico a la creación y difusión de buena
pornografía, aunque no puedo asegurar aún exactamente qué implica eso o
cómo se percibe. No tenemos una definición clara de qué es la
pornografía, mucho menos un consenso de qué la hace buena o ética.
Y
pareciera que limitar la manera en que se presentan la sexualidad y las
interacciones sexuales es como una caja de Pandora que no quisiéramos
abrir: ¿qué derecho tenemos de dictar la forma en que los actores
adultos tienen sexo entre ellos —o qué es bueno y normal—, más allá de
que se requiera que sea consensuado?
No obstante, durante años, algunos pornógrafos han tomado medidas para intentar reducir el daño potencial del porno en los jóvenes (y los adultos). Una de las formas que hemos probado es poner nuestro trabajo en el contexto adecuado.
El contexto le recuerda a la gente todas las cosas que
no ven en el producto final. Enfatiza que la pornografía es una
actuación y que, del mismo modo que sucede en el ballet o en la lucha
libre profesional, estamos participando en un espectáculo.
Shine Louise Houston, cuya productora se dedica a la pornografía queer, transmite en vivo el detrás de cámaras
en el set, con lo cual permite que la audiencia vea cómo se hace en
verdad la pornografía. Yo también siempre he intentado dar al menos un
mínimo de contexto para mi trabajo explícito, por medio de publicaciones
en un blog y en copias promocionales.
Muchos otros actores y directores tienen blogs o
escriben artículos en los cuales discuten las escenas que disfrutaron
particularmente hacer o en cuáles sets les gustó estar, y por lo general
permiten que los curiosos echen un vistazo detrás de la cortina
metafórica. Algunos, como Tyler Knight, Asa Akira, Christy Canyon, Annie
Sprinkle y Danny Wylde, han escrito autobiografías.
Cuando el público tiene acceso al contenido, puede
vernos discutir nuestros límites, hablar sobre las revisiones que nos
hacemos relacionadas con las infecciones de transmisión sexual y charlar
sobre cómo elegimos a nuestras parejas. En algunas ocasiones, incluso
pueden ver las decisiones que tomamos para navegar por la turbia
intersección del capitalismo, la publicidad y la sexualidad.
Sin embargo, este contexto suele perderse y quedar
fuera de la ecuación cuando un trabajo es robado y subido a uno de los
muchos sitios gratuitos que ofrecen materiales sin exigir un pago. En
estos sitios se ve la mayor parte de la pornografía en línea y no
solicitan una tarjeta de crédito, con lo cual facilitan que los menores
vean porno. Por lo tanto, los problemas que conlleva el porno son
inseparables de la manera en que se distribuye.
Su distribución también da forma al tipo de porno de
más rápido acceso para los adolescentes. Es usual que escuche cómo se
difama la pornografía con el argumento de que solo se hace para
satisfacer a los hombres. Esa afirmación no es justa: la mayoría de la
pornografía heterosexual sirve para satisfacer a un tipo de hombre, sí,
pero ignorar el resto perjudica a los pornógrafos que durante décadas
han creado trabajos desde la mirada femenina, o para la mirada femenina.
Candida Royalle fundó Femme Productions en 1984 y
Femme Distribution en 1986. Ovidie y Erika Lust han creado pornografía
dirigida a mujeres desde hace más de diez años.
Por supuesto que su
trabajo tampoco es el tipo de contenido que se encuentra con facilidad
en los sitios gratuitos. Sin embargo, también hay muchos hombres que
disfrutan este tipo de trabajos, al igual que hay algunas mujeres que
les gusta ver a rubias oxigenadas de rodillas.
El sexo y las fantasías sexuales son complicados.
Una
buena parte de tener sexo que es emocionalmente más seguro depende de
conocer y prestar atención a tu pareja. En la industria, podemos agregar
contexto a nuestro trabajo, pero no sé si, al final del día, para todo
lo que implica ser un medio de entretenimiento, sea posible demostrar de
forma regular conceptos tan intangibles como estos.
No podemos depender
de la pornografía para enseñar empatía, la capacidad de leer el
lenguaje corporal o cómo discutir los límites sexuales, en especial
cuando hablamos de jóvenes que nunca han tenido sexo.
El porno nunca será un remplazo de la educación sexual.
Sin embargo, el porno tampoco va a desaparecer. Esto
quiere decir que debemos tomar una decisión. Podemos ignorar la realidad
o podemos —además de impulsar que los jóvenes tengan otra vez
verdaderas clases sobre sexo— enfrentar el trabajo de comprender el
alcance que tiene el porno, evaluar qué está funcionando y qué podemos
juzgar como bueno en términos de calidad para intentar construir una
mejor industria y un entendimiento cultural del sexo. Yo escojo
intentarlo." (Stoya trabaja como pornógrafa y escritora independiente. The New York Times , 08/03/18)
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