20/7/21

La normalización de Vox y la difusión de su mensaje en los medios de comunicación propiedad del gran capital no se produciría si no fuera beneficioso para sus intereses. Pero, ¿por qué el neofascismo es útil para el gran capital? Por el nexo financiación-digitalización, que se está poniendo en práctica, en las sociedades del Norte... un nuevo modelo de acumulación con formas de organización de la producción y el consumo en el que el trabajo asalariado es cada vez más prescindible... porque el consumo se promueve no a través de los salarios sino a través del crédito

 "(...) El neofascismo no se debilitará por sí solo. Vox no puede analizarse de forma aislada del contexto histórico en el que opera. La normalización de Vox y la difusión de su mensaje en los medios de comunicación propiedad del gran capital no se produciría si no fuera beneficioso para sus intereses. Pero, ¿por qué el neofascismo es útil para el gran capital?

 Estamos inmersos en una transformación del capitalismo que se canaliza, entre otras cosas, a través del nexo financiación-digitalización. Este nexo está poniendo en práctica, en las sociedades del Norte, un nuevo modelo de acumulación con formas de organización de la producción y el consumo en el que el trabajo asalariado es cada vez más prescindible y, en consecuencia, también el derecho a la libertad, los derechos sociales y las instancias de mediación entre clases.

 La desaparición del contrato como figura organizativa central del proceso productivo significa que el capitalismo ya no requiere para su funcionamiento el reconocimiento de individuos libres y jurídicamente iguales, indispensable para la firma de contratos. Asimismo, a diferencia del capital productivo, que estaba interesado en promover el consumo a través de los salarios (consumo efectivo), el capitalismo financiero está interesado en promoverlo no a través de los salarios sino a través del crédito (consumo endeudado), que es donde el capital se multiplica a través de los intereses.

 Esto hace desaparecer la utilidad de los derechos sociales como mecanismo de organización del consumo, en la medida en que estos no son más que salarios diferidos organizados por el Estado con el objetivo de liberar los salarios directos para el consumo intensivo efectivo. Y finalmente, la precariedad, la lealtad por endeudamiento y la individualización a través del teletrabajo han desactivado cualquier capacidad organizativa y conflictiva del trabajo, lo que significa que la mediación interclase ya no es necesaria.

 En este escenario, la presencia del neofascismo en la arena política se convierte en un instrumento funcional del sistema con un triple objetivo: llevar a cabo un desmantelamiento acelerado de los tres pilares de la Constitución democrática (derechos de libertad, derechos sociales e instituciones para la mediación); construir, en el marco de sociedades infrainstitucionalizadas y sin estructuras de solidaridad colectiva, nuevas formas de cohesión y unidad social basadas en el discurso del odio contra enemigos comunes externos (inmigración) e internos (movimientos independentistas); y formar un estado policial criminal que reprima las resistencias que surgen del malestar social provocado por el desmantelamiento de derechos y genera miedo para evitar que sean reproducidos. 

Nada parece indicar, entonces, que los grandes medios al servicio de los poderosos vayan a dejar de legitimar a Vox, ni que dejará de tener el apoyo suficiente para crecer, lo que significa que es poco probable que sea un fenómeno que se desinfla en su propio. La única forma de conseguirlo es adoptando, desde el Estado y la Ley, valientes medidas legislativas que persiguen a los franquistas de hoy, expulsándolos de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, esto no sucederá si somos incapaces de romper dos tabúes profundamente arraigados en la cultura política española: 

El tabú de reconocer la persistencia del franquismo.  

(...) Los fenómenos que ocurren en toda sociedad deben entenderse como parte de ella, y por eso Vox no es más que una expresión de algo que también existe en la sociedad y el estado. El neofascismo es parte de la sociedad y del estado mismo. La sociedad española y el Estado español contienen en su historia reciente actos tanto progresistas como reaccionarios. Nuestro presente social y político contiene aspectos de una tradición democrática pero también de una tradición reaccionaria franquista (...)

No se puede hablar de Vox como un intruso anómalo y apartado de la realidad, sino como portador de este aspecto reaccionario de la historia española todavía presente tanto en el aparato estatal como en la sociedad. (...)

Entender esto es fundamental para entender que acabar con Vox sin reconocer la existencia de este bloque social y estatal  (...)

No se puede desfascistizar la política sin primero desfascistizar a la sociedad y los poderes del Estado. Y esto requiere superar el tabú de reconocer la persistencia del franquismo. Reconocer su existencia es el primer paso para poder actuar en su contra.

 El tabú de reconocer que la ley es violencia institucionalizada

 (...) Este es un tabú construido sobre una narrativa falsa. La ley no es la ausencia de violencia ni los derechos fundamentales son absolutos. La ley no es más que una forma de enfrentar violencia con violencia. Creer que una sociedad puede existir sin poder, dominación y violencia es una ilusión. La ley es una violencia inevitablemente institucionalizada que se democratiza cuando se utiliza para garantizar los derechos humanos y el bienestar de la mayoría. 

Al mismo tiempo, los derechos fundamentales tampoco son ilimitados, sino que pueden restringirse para garantizar la dignidad y los derechos de todas las personas. Normalizar esto, junto con el reconocimiento de que el franquismo todavía está parcialmente presente, son condiciones necesarias para poder adoptar valientes reformas legislativas capaces de perseguir y desalojar a la ultraderecha del escenario político y social del país."                    (Albert Noguera, Brave New Europa, 30/05/21)

No hay comentarios: