10/10/23

“Las plataformas han convertido un modelo que se apoyaba en los creadores en un negocio dirigido por Wall Street”. El asturiano Mario Tardón es uno de los miles de guionistas de Hollywood que lleva casi medio año de huelga para reclamar un reparto justo de los millonarios beneficios de la industria... Netflix coge y te dice: mira, tú me das tu película y en vez de decirte cada mes la cantidad de visionados y la cantidad de pasta que te corresponde, hace un tanto alzado y te da, por ejemplo, 10 por 8 años. Y dices, bueno, no está mal. El problema es que estas compañías, como están regidas por Wall Street, necesitan comunicar sus éxitos y empiezan a decir que la película por la que a ti te dieron diez la han visto 800 millones de personas, les ha generado millones de beneficios y tú en tu casa... cuando es sistemático el robo de los derechos de propiedad intelectual para que puedan tener otro tercer avión privado la gente dice hasta aquí hemos llegado. Hay que repartir beneficios. Eso es una piedra de toque de la que el colectivo no se va a mover

 "Desde Los Ángeles, Mario Tardón atiende a las preguntas de NORTES tras casi cinco meses de huelga. Tardón, nacido y criado en Asturias, se marchó a hacer las Américas para hacerse un hueco en la fábrica de sueños como guionista. Pero lo que descubrió fue que el glamour de Hollywood tiene también una cara B de explotación y precariedad. Tardón es uno de los miles de guionistas y actores que están haciendo tambalearse a la industria con su paro. Una huelga demasiado larga que, como insiste el asturiano, solo demandan un reparto justo de los millonarios beneficios del sector.

¿Cómo acaba un asturiano trabajando como guionista en Los Ángeles?

Llevo aquí siete años. Vine en el 2017, y ya en España trabajaba como actor y un poco como guionista, pero aquí empecé a desarrollar más esa faceta. Mi pasión es contar historias, y siempre me sentí más identificado en cómo se entiende en Estados Unidos. Yo me crie toda la vida en Asturias y luego hice Arte Dramático en Murcia. Después me mudé a Madrid, donde hice buena parte de mi carrera en teatro, series y pelis.

¿Podría explicar cómo funciona, desde el punto de vista del guionista la industria del cine en Estados Unidos?

La pirámide de la construcción de los proyectos, tal y como funciona aquí, siempre ha dado al guionista una posición imprescindible. En España ahora mismo hay un par de sindicatos que están luchando muchísimo, pero hace diez años el guionista era una persona al que, si tenía suerte, le compraban un guion y ya verían cómo se lo pagaban, y la propiedad absoluta es siempre del productor o del director. Sin embargo, aquí en el momento en que un guionista escribe una palabra sobre un papel es propietario de la idea y del posterior desarrollo. Tienen una cadena de poder hasta el final. La última huelga que se hizo consiguió que ese poder del guionista paralizase toda la industria. Ese era el contexto que había, porque eran una parte capital en el proceso de creación. Lo que pasa después es que llega Netflix.

 Precisamente eso quería preguntarle: ¿la llegada de las grandes plataformas ha supuesto un antes y un después en la industria?

Llegan las plataformas y hacen dos cosas. La primera es decir: “Hola, qué tal, queremos formar parte de la industria pero somos pequeñitos, casi nadie nos ve, no podéis poner estas reglas tan punitivas, yo apenas tengo dinero”. Entonces en la anterior negociación con los sindicatos se dijo: venga, no sois los grandes estudios, no sois Universal, pues os vamos a dar unas reglas más laxas, así que nos parece bien que no comuniquéis los derechos de imagen que generan las series, nos parece bien que paguéis menos, nos parece bien que traigáis este formato nuevo de las miniseries que es coger una película y alargarla 8 episodios, y en vez tener 8 escritores tenéis 1 y medio y dos becarios…Venga, no pasa nada. Esto se negocia en el 2017, llegan los beneficios millonarios, con la pandemia se multiplican esos beneficios por cien y ya ahí es cuando los guionistas y los actores dicen que esto hay que arreglarlo, porque no puede ser. Decían que no eran los estudios, pero el 70% de las nominaciones Emmys, Grammys y Globos de Oro eran de plataformas, que cada vez tienen más películas nominadas a los Óscar. Chavales, os habéis quedado con la industria: a pagar. Esto es como todo en el capitalismo. Yo me refiero a la industria como una pirámide, porque hay una base que sostiene, pero todo acabe en uno que se está forrando, como siempre. Y ese uno no es un actor ni un guionista ni nada. Estas plataformas han irrumpido en una cadena de negocio que se apoyaba en los creadores y le han dado la vuelta para convertirlo en un negocio en el que quienes marcan la estrategia son los inversores en Wall Street. Todo son números, todo son Excel. Las series pasan a ser patatas, los actores tomates y los guionistas pepinos. Hay un punto en el que dicen “¿que este pepino me está pidiendo más agua?”. Pues fuera, que tengo otro. Pero el entretenimiento no funciona así. No todos los contadores de historias valen lo mismo.

 La mayoría de la gente tendrá la idea de que quienes trabajan en la industria del cine en Estados Unidos son todos millonarios, unos privilegiados que se pasan el día en fiestas exclusivas: ¿qué hay de realidad en esto?

La realidad es muy distinta. Esta es una dualidad en la que vive esta profesión. Nuestra manera de tratar de seducir el público para que vea nuestras historias son eventos, fiestas, alfombras rojas, gente que va a la televisión con un traje carísimo que le han prestado. Ese es el altavoz que tiene esta profesión. La distorsión llega cuando la gente se cree que eso es toda la profesión. Para que The Rock vaya a un top show y diga “chavales, venid a ver mi película”, han pasado tres años en los cuales ha habido un guionista que ha tenido una idea, se ha considerado un director, también un actor, luego si hay suerte-repito: si hay suerte, porque el 90% de los proyectos mueren antes de llegar al rodaje-se acaba con una película que va a edición, a montaje, a sonido…Entra un equipo de marketing, de distribución, los cines, las plataformas…Hay una cadena de tantas y tantas personas que trabajan en esto, y no todas tienen una casa con piscina. Es ridículo, cada vez que escucho ese argumento de que son unos niñatos privilegiados digo: ¿Tú qué sabes? Es todo más complejo. Estas huelgas no están luchando por las grandes estrellas, están luchando para mantener a la clase obrera y a la clase media, que es la que mantiene a toda la profesión.

 Uno de los puntos más calientes de la negociación de esta huelga son los llamados residuals, ¿podría explicar qué son?

Los residuals son derechos devengados de una propiedad intelectual que tiene varios pagos. Esto siempre ha funcionado muy bien. Siempre que se hacían películas o series acababan en televisión, que monetizaban ese contenido a través de la publicidad. Cuando tú monetizas contenido a través de publicidad tiene que haber una auditoria externa que diga “esta película la vieron ayer X personas”, así que el anunciante te tiene que pagar tanto dinero. Cuando las plataformas se niegan a dar números y funcionan sin publicidad están ocultando la realidad del alcance de ese producto, del cual no son padres, sino explotadores. Netflix coge y te dice: mira, tú me das tu película y en vez de decirte cada mes la cantidad de visionados y la cantidad de pasta que te corresponde, hace un tanto alzado y te da, por ejemplo, 10 por 8 años. Y dices, bueno, no está mal. 

El problema es que estas compañías, como están regidas por Wall Street, necesitan comunicar sus éxitos y empiezan a decir que la película por la que a ti te dieron diez la han visto 800 millones de personas, les ha generado millones de beneficios y tú en tu casa. Te dieron diez, pero te tenían que haber dado casi 1000. Pasa una vez, pasa dos, pasa tres. Pero cuando es sistemático el robo de los derechos de propiedad intelectual para que puedan tener otro tercer avión privado la gente dice hasta aquí hemos llegado. Hay que repartir beneficios. Eso es una piedra de toque de la que el colectivo no se va a mover. Porque no va de esto: no va de que yo no tenga dinero para pagar seguro médico, para pagar el alquiler, y tú tengas un tercer avión privado. Se acabó.

 Otro de los aspectos que se está negociando es el uso de la Inteligencia Artificial

Es algo en lo que se está diciendo: no sabemos adonde puede llegar, no nos queremos cerrar a que nos digan que todo el contenido credo por Inteligencia Artificial es suyo a perpetuidad. Lo que está pidiendo el colectivo es que vayamos hablándolo, que vayamos viéndolo. Pues no. Los estudios están con que eso es para ellos por perpetuidad. Y lo mismo con los guionistas. Dicen los estudios: “No, es que yo le meto a Chat GPT una premisa que se me ocurrió en la ducha y me genera un guion”. Un guion que no sirve ni para mearse en él, pero como el estudio se cree tan listo, y cree que las demás personas son idiotas, se quedan la idea como propiedad y contratan a un mindundi que han sacado de una escuela de guion para que le de cuatro brochazos, le pagan algo y el guion y la propiedad intelectual forever and ever ya es suya. ¿Pero te crees que esta es una manera de mirar a la industria? Nos ven como si fuésemos tomates, pepinos, patatas.

 ¿Cómo se están organizando para resistir una huelga tan larga?, ¿cómo están los ánimos?

Pues bien y mal. A la gran mayoría no les queda otra opción que hacer trabajos precarios: conducir Uber, meterse a la construcción o meterse en bares. Hay una caja de resistencia y también marcas que están asociadas a los sindicatos. Hay bancos de alimentos y cupones para comida. Por ese lado bien, pero hay una resignación y la gente lo está llevando mal. Es que no se entiende, y no hablo solo de guionistas y actores. El otro día tuve una conversación con una maquilladora de Marvel que me decía que estaba a mes y medio de vender su casa y largarse de este país, porque no podía más. Imagínate. Todo el rango de trabajadores que forma parte de un rodaje están mirando a la pared y diciendo: ¿pero qué hacemos?

¿Cuáles son las perspectivas? Son ya casi cinco meses de huelga

Hoy [miércoles 20 de septiembre] es un día clave. Hoy se han sentado los estudios con el comité y hay una especie de calma chicha, que creo que son buenas noticias. Creo que las negociaciones están a punto. Creo que si vamos más allá del 15 de octubre esto va a estallar, porque este país a partir del Thanksgiving, que es 20 de noviembre, se para absolutamente. Si no se llega a un acuerdo para el 15 de octubre no se va a llegar para fin de año, y esto se va a llevar a enero y yo no sé qué puede pasar con una huelga de 6, 8 meses. Pinta mal. Va a asolar la ciudad. Creo que hay movimientos por parte de la alcaldesa y de la gobernación de California, que están remando y han dejado caer que pueden crear una partida especial de paro para la gente que está en huelga. Eso les puede reventar el plan a los estudios. También los estudios están empezando a pelearse entre ellos, porque no es lo mismo la demanda que pueden tener Netflix, que le suda el rabo lo que pasa en los cines, que Universal, que vive práctica y exclusivamente de la taquilla de sus títulos. Calma chicha, vamos a esperar a ver qué pasa, pero creo que estamos a punto."               (Bernardo Álvarez, Nortes, 23/09/23)

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