25/1/08

Tres diques contra el grado último de la barbarie

“El punto de partida del pensamiento de Marzano es que no se han cumplido las previsiones del sociólogo Norbert Elias, anteriores a la II Guerra Mundial, en el sentido de que la brutalidad estaba siendo progresivamente contenida, "civilizada". "Muy al contrario. Al fanatismo islamista se responde revocando la Convención de Ginebra para los prisioneros de guerra iraquíes, torturados en la prisión de Abu Ghraib. Para mí existe una diferencia fundamental entre estas imágenes y las que mostraban el horror cuando se liberaron los campos nazis. Tras las últimas hay un punto de vista, una denuncia, mientras que las primeras invierten los términos: no habría muerto si no estuviera ahí una cámara para enseñarlo. Es la reificación máxima del cuerpo".

La barbarie, pues, no ha dejado de crecer, hasta llegar a la destrucción del menor resquicio de sentido. ¿Qué hacer? Marzano propone poner límites a la difusión de estas escenas, pero ahí se ha topado con los defensores a ultranza de la libertad de expresión e información. "En Francia, donde los periodistas han tomado el lugar de los intelectuales, he tenido una dura polémica con el Nouvel Observateur, que puso en la Red en agosto pasado la decapitación en Rusia de un individuo a manos de un supuesto grupo nazi

[luego se demostró que todo era un montaje]. Estoy en contra no ya de la difusión, sino de la falta de jerarquía de las imágenes, de que se sirvan sin ir acompañadas de instrumentos críticos, interpretativos. Creo que haciendo eso los periodistas dimiten de su responsabilidad, de su tarea, que es la de mantener un punto de vista. Cosa que no impide, por cierto, que sean lo más objetivos posible".

Siguiendo a Freud, Marzano propone tres diques "al grado último de la barbarie" (Steiner, 1971) que vivimos a partir del siglo XX: "El pudor por el propio cuerpo, el disgusto frente al cuerpo del otro vejado y el más importante de todos, la compasión, en su acepción etimológica: sufrir con el otro". (El País, ed. Galicia, Cultura, 24/01/2008, p. 46)

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