“Jeroen Boschma, un publicista holandés que acaba de publicar un estudio sobre esta generación, cuenta un ejemplo muy significativo: entrevistaba a un chico de 17 años para un puesto de trabajo. Le hizo una pregunta técnica muy difícil simplemente para ver cómo reaccionaba. El aspirante no sabía la respuesta, pero pidió un minuto para averiguarla, se metió en un foro de Internet y en pocos segundos tenía más de 100 respuestas correctas llegadas de todo el mundo.
A partir de la observación de estos nuevos jóvenes, Boschma es capaz de describir algunas características que, en su opinión, les confieren las nuevas tecnologías: cuestionan la autoridad y van a lo práctico con la información; quieren tener respuestas aquí y ahora porque están acostumbrados a eso; socializan de formas distintas, siempre basándose en los sistemas de comunicación colectivos y se han convertido en consumidores influyentes que dictan su ley a las grandes firmas.
Boschma, que trabaja en la agencia de publicidad Keesie, ha publicado en España un nuevo estudio sobre ellos. Su título sintetiza sus más que optimistas conclusiones: Generación Einstein: más listos, más rápidos, más sociables. "Lo digital subraya una diferencia respecto a cualquier otra generación y tiene unas consecuencias en absoluto baladíes", afirma Boschma. No sólo se trata de la información a la que consiguen llegar, sino de los efectos que tiene el fenómeno en las estructuras de pensamiento tradicionales. El acceso a infinitas fuentes de información contrastables ha desautorizado ante ellos a los antiguos "monopolios del conocimiento", o sea padres, profesores y medios de comunicación tradicionales. "La tecnología ha creado una brecha de incomunicación entre esta generación y las anteriores. Pero esta vez tendrán que ser los adultos los que entiendan a los chicos porque son ellos los que conocen el mundo que viene". El miedo de los profesores es que, en nuevas tecnologías, los chicos han pasado a ser los maestros. Por ahora.
Boschma aconseja que para entenderles lo mejor es preguntarles, ser humildes y aprender, y colaborar en vez de censurar. Cuando su propio hijo se empezó a interesar por los temas de la carne, él mismo le buscó tres páginas web de referencia. "La censura sólo es un camino hacia la incomprensión. Es mejor ayudarles y dejarse enseñar".
Pero Ángel J. Gordo, también experto en ciberjóvenes, alerta de que estudios como el de la agencia Keesie, el de Boschma, caen en la trampa de "homogeneizar a todos los jóvenes". Gordo publicó en 2006 el informe Jóvenes y cultura Messenger: tecnología de la información y la comunicación en la sociedad interactiva. Los datos de este trabajo contrastan con la optimista tesis del holandés. Afirma que España es el antepenúltimo país de los Veintisiete en el desarrollo de la sociedad de la información y que poco menos de la mitad de la población española accede a Internet, entre el 40% y el 43%. Según estos datos, la del pantallero es una realidad minoritaria en España. Se apunta a la tesis de que la generación cibernética es un invento del mercado. "Hay que tener en cuenta las diferencias culturales, el trabajo de sus padres. Quienes no hacen este ejercicio están negando las diferencias sociales". (El País, ed. Galicia, Sociedad, 08/06/2008, p. 38/9)
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