"(...) No se puede impedir a nadie el acceso al aire por los mecanismos de
la propiedad y por eso es un bien pero no es un producto. Mientras que
sí se puede restringir el acceso al agua dulce, razón por la cual es un
bien y también puede ser un producto. El hecho de que algo tenga valor
económico pueda venderse depende de su demanda y de su escasez.
La era de la abundancia ha sobrevenido gracias a la revolución
digital, que ha convertido en abundantes algunos bienes que antes eran
(o se podían hacer) escasos. A semejanza de agua se convirtiera en aire,
de forma metafórica, este proceso también “evapora” el valor económico.
Los ejemplos más conocidos de este fenómeno los tenemos en los bienes
del conocimiento: libros, música, películas, planos, fórmulas,
noticias, marketing… El ejemplo de los libros es fácil de seguir: la
tecnología digital permite separar el continente (las páginas de papel) y
el contenido (el texto).
Este último puede adoptar otro formato, el
formato digital, que se puede poner a disposición del público para su
descarga por un coste ínfimo. Con cierta infraestructura como un
dispositivo digital de lectura y acceso a internet, cualquiera puede
descargar este formato digital del libro y disfrutarlo en unas
condiciones que en muchos casos son igual de satisfactorias que en
soporte papel. El producto se libera de sus límites y fluye a través de
la red, reduciendo mucho sus posibilidades de venta.
Otro tipo de abundancia nos ha llegado por la apertura de mercados
tradicionalmente cerrados y monopolísticos. Se trata de la capacidad de
cada persona de acceder a la capacidad de producir para su propio
consumo en esas industrias.
Esto es algo que generalmente no puede hacer
una persona de forma aislada y exige la formación de algún tipo de
estructura colaborativa o cooperativa con otras personas que persigan el
mismo fin. Como resultado, se rompe el monopolio de oferta de estos
servicios y se reducen los márgenes de beneficio en estos sectores.
La
electricidad es un ejemplo. La producción eléctrica hasta hace poco
exigía grandes operadores y tendía a la concentración empresarial. Con
el surgimiento de las energías renovables, la producción se puede
descentralizar, las redes de distribución tienen capacidad de reducirse
para formar islas territoriales que permiten compartir la energía
generada en un radio menor e incrementar la eficiencia.
En Alemania las
cooperativas de energía verde constituyen el 27% de la generación
eléctrica. La abundancia en este caso consiste en acceder a mercados
tradicionalmente monopolísticos para que los antaño meros consumidores,
haciendo una determinada inversión, pasen a auto-abastecerse de ese
bien.
El cliente y el productor se funden en una sola figura: el
prosumidor, que se une a otros prosumidores, en unas ocasiones para
poder generar el servicio, pues la clave del servicio en muchos casos
está en la red, o para optimizarlo en otros casos.
La desmercantilización
Esta tendencia se ha denominado desmercantilizaciónii,
pues lo que es común en estos dos casos es que el mercado se reduce,
bien porque el producto deja de serlo, para convertirse en un bien libre
con muy pocas posibilidades de venta, bien porque el consumidor se
autoabastece del bien gracias a unas determinadas estructuras
organizativas, y la inversión atomizada en infraestructuras.
Napster redujo a escombros la industria discográfica,
Wikipedia acabó con las enciclopedias, los blogs y el formato ePub
tienen contra las cuerdas al mundo editorial. Linux dio fin a la línea
de Windows para servidores. Las recomendaciones de otras personas
generan ya mucha más confianza en los productos y negocios para los
consumidores que los consejos publicitarios que producían las antaño
boyantes agencias de publicidad.
Si el dinero electrónico y las apps
móviles, como medio de acceder a él, van a suponer el cierre de más de
un 50% de las oficinas bancariasiii,
la cadena de bloque tiene muchas posibilidades de acabar con la banca
como modelo de negocio y las monedas sociales tienen muchas
posibilidades de sustituir una buena parte del dinero tal como lo
conocemos.
El intento de hacer de nuevo “escasos” estos bienes
para poder seguir vendiéndolos pasa por una regulación que prohíba las
prácticas de compartir entre iguales (también llamado P2P por su
acrónimo del inglés peer to peer) o destruir la neutralidad de la
red para que los contenidos que se comparten en modo P2P se descarguen
de forma mucho más lenta que los demás. Ambas estrategias se están dando
pero, como veremos, están provocando una desmercantilización aún mayor.
Los prosumidores y la autoprestación de servicios: Electricidad, telecomunicaciones, movilidad, etc.
El fenómeno del autoabastecimiento que hemos
mencionado en relación al sector eléctrico no es único. El sector de las
telecomunicaciones ha empezado a sufrir una transformación similar
cuando los usuarios han decidido crear sus propias redes de
telecomunicaciones en formato de autoprestación, precisamente para
garantizar una neutralidad de internet cada vez más amenazada, la
privacidad y el acceso a bajo coste de los usuarios que la componen.
Güifi.net es una experiencia pionera de red de malla (mesh networking en
inglés)iv,
que son redes auto-gestionadas muy robustas por la alta replicación del
servicio a través de sus nodos. Es el primer operador de
telecomunicaciones que adopta una visión de las telecomunicaciones como
una parte del procomún con una licencia que se ha denominado RALNv (procomún de la red abierta, libre y neutral).
El objetivo que persigue, y está logrando cumplir,
güifi.net es que las personas organizadas puedan construir una red de
telecomunicaciones que garantice condiciones en la prestación que son
esenciales, sin necesidad de tener el músculo financiero que suele
exigir un proyecto tal. De forma descentralizada, con pequeñas
inversiones: routers, antenas, instalados en sus hogares y empresas, los
usuarios forman la red que ellos mismos utilizan.
La organización
además instala fibra óptica allí donde es necesaria. No hay accionistas
que aprovechen una posición dominante de mercado para extraer
beneficios. La red se mantiene gracias a los propios usuarios, que
mantienen personalmente el servicio en algunos casos y también pagan un
coste módico por el servicio a través de la Fundación Güifi. Al ser
gestionado por una fundación, el servicio se ofrece sin ánimo de lucro
por principio.
Otros sectores ya apuntan hacia un modelo similar, como la posibilidad de un sector del transporte sostenible sin conductoresvi,
con vehículos alimentados con fuentes de energía renovable conectados
entre sí gracias a la tecnología GPS y el internet de las cosas. Si bien
ha sido una plataforma privada, Uber, la que apunta de forma explícita
en esta dirección, la infraestructura necesaria (el parque de vehículos)
de momento la ponen los usuarios y conductores.
Nada impide que estos
usuarios se auto-organicen, cuando la tecnología esté disponible, para
evitar la captura de la mayor parte del margen por parte de la
plataforma. La infraestructura puede ser construida poco a poco a base
de inversiones individuales (aportando cada persona el vehículo que
adquiera) y el coste del servicio podría limitarse al mantenimiento de
dicha infraestructura.
La ventaja de añadir el vehículo a una red, en
lugar de disfrutarlo a título individual consistirá en la capacidad de
compartir su uso para amortizar antes su coste o el hecho de poder
utilizar otro vehículo de la red cuando uno tenga la necesidad, cuando
se encuentre en otra localización geográfica, por ejemplo.
De todas estas transformaciones, la más interesante y
vertiginosa con diferencia es la del sector bancario. El sector
bancario está sufriendo una reducción en su negocio y en sus márgenes
gracias a la irrupción de los prosumidores. Por el lado del crédito, con
el P2P lending, o las plataformas que articulan el crédito de
particular a particular, como Zopla o Comunitae.
Por el lado de la
creación monetaria, que es en realidad la principal función del sistema
bancario, la competencia disruptiva está llegando de Bitcoin. Bitcoin
permite la desintermediación del sistema monetario, cada persona puede
crearse una cuenta y recibir y enviar bitcoins a través de internet por
medio de un protocolo denominado cadena de bloque.
Este protocolo
permite que la tradicional función del banco, que es mantener la
información de quien debe a quien qué, sea sustituida por las
verificaciones entre pares (P2P). O sea, en lugar de que cada banco
mantenga un libro contable con las transacciones que realiza, la cadena
de bloque permite que se mantenga un libro público de registro de estas
transacciones. Las personas que participan en este sistema, verifican
las transacciones, sin necesidad alguna de que un banco lleve a cabo
esta función. Ya hay más transferencias internacionales en bitcoin que a
través de Western Union.
La economía colaborativa y la abundancia de compartir
La economía colaborativa es un campo en el que se pueden incluir
muchas de las transformaciones que ya hemos descrito. La reutilización
de objetos, el acto de compartirlos o los esquemas de ayuda mutua
también pueden considerarse otra ramificación de la desmercantilización,
pues permiten a los usuarios satisfacer necesidades que en otras
circunstancias se podrían haber satisfecho mediante la producción formal
de bienes y servicios.
Gracias a plataformas online, en la mayor parte
de los casos, los prosumidores contactan entre sí, colaboran y se
evalúan mutuamente. En ocasiones se trata de convertir el activo que es
propiedad de una particular, en tanto no lo use, en un activo
transferible que le da capacidad de acceso a otros bienes, aumentando su
poder adquisitivo y sustituyendo a los operadores tradicionales. Los
ciudadanos comparten su casa, su coche, etc., activos concebidos para un
uso exclusivamente privado, como medios de producir algún tipo de valor
en la comunidad.
De este modo, viajeros que van en coche transportan a
otros viajeros, haciendo la competencia a los autobuses de línea o los
trenes. Personas que se van de vacaciones, en lugar de dejar su casa
vacía, permiten que otros la usen y gracias a eso pueden ellos recibir
alojamiento en otra ocasión, convirtiéndose en una alternativa a los
hoteles y alquileres turísticos profesionales.
Los progenitores de bebés
de 6 meses cambian la ropa de cuando tenía 3 por prendas para bebés de
9, ahorrando en ropa nueva. En todos estos casos, se trata de la
sustitución de sectores de producción tradicional por agrupaciones de
prosumidores organizados alrededor de una plataforma de colaboración, en
la cual se genera valor para los participantes y para la comunidad.
Este valor se puede registrar o no. Mientras que
Couchsurfing es una forma de generar y recibir un valor no registrado,
en otros casos, ese valor se registra en moneda convencional, como
Blablacar: unos usuarios pagan por que otros les lleven de un punto a
otro en su coche.
En otros casos, el registro del valor se produce en
monedas complementarias, por ejemplo, en los bancos del tiempo la gente
hace favores y pequeños servicios a sus vecinos y ese valor generado se
registra en una contabilidad de horas entregadas y recibidas a cualquier
otro miembro de la comunidad.
Es importante destacar que este valor
social, cuando se registra en moneda convencional, en algunos casos no
acaba en manos de los prosumidores sino principalmente en manos de los
gestores de la plataforma a través de la cual se coordinan para
colaborar. Por ejemplo, las reseñas dejadas por los usuarios construyen
la reputación de algunos negocios, algo que atrae a los usuarios
buscando opciones de consumo. Esta audiencia se convierte en un activo
que explotan los proveedores de la plataforma a nivel económico (Google
places, Tripadvisor, etc.).
No vamos a entrar en la cuestión de qué
parte del valor de estas plataforma la constituyen las plataformas
tecnológicas y qué parte la constituyen las opiniones de los usuarios,
pero este tipo de servicios tienen efecto red y por lo tanto tienden al
monopolio de forma natural, lo cual propicia una apropiación de valor
mayor por parte de la plataforma que por parte de los prosumidores.
De
este modo, se ha establecido una distinción entre economía colaborativa
en general y economía colaborativa procomún. En ésta última las
plataformas digitales que desarrollan recursos comunes son de propiedad
compartida y devienen accesibles como bien público, permitiendo así que
los prosumidores acaparen la mayor parte del valor en ellas y también
que tomen parte en definir su evolución como medio de producciónvii.
En todas estas industrias, la irrupción de los prosumidores sienta
las bases para ofrecer una competencia atroz a los operadores dominantes
y para la drástica reducción de la productividad y los dividendos de
estos operadores como consecuencia, tal como veremos después.
La llave de la abundancia: Tecnología, protocolos, licencias, reputación y comuneros
Desmercantilización es un término que surgió como una
demanda social para detener la entrada del mercado en todos los ámbitos
de la vida, pero en la actualidad se trata de un fenómeno que se está
dando por una serie de causas que vamos a examinar.
Todas estas
transformaciones que hemos examinado tienen de fondo una realidad: el
producto tiende a minimizarse y, en última instancia, a desaparecer, a
convertirse en un bien sin posibilidades de ser monetizado gracias los
productos definitivos de la industria del conocimiento como son
protocolos, licencias, y diseño de nuevos usos sociales. Por un lado,
los protocolos de acceso, compartición y reproducción casi ilimitada de
los activos digitales.
El protocolo TCP/IP, que da base al propio
internet, sería el primer ejemplo. Los protocolos de comunicación son
como lenguajes, formas de transmitir información. Si Bittorrentviii
o eDonkey son los protocolos de comunicación líderes para compartir
archivos, la cadena de bloque se está afianzando como protocolo de
comunicación de valor económico, que está permitiendo la construcción de
sistemas monetarios paralelos, de los cuales, Bitcoin es el primero y
más exitoso hasta ahora.
Los contratos inteligentes (Smart contracts)
que se pueden crear con la cadena de bloque, permiten la ejecución
automática de determinadas acciones cuando se dan determinadas
circunstancias, sin intervención humana, y tienen muchas posibilidades
de alterar de forma disruptiva la industria de los seguros o la
actividad de los notarios.
Por otro lado tenemos las licencias que
protegen la integridad del uso de los activos que se gestionan mediante
los protocolos: las licencias de creative commons (para contenidos
editoriales), la licencia GLP creada por Richard Stallman para el
proyecto GNUix
y que se usa desde entonces para el software libre, o el mencionado
RALN, creado para la redes de telecomunicaciones procomún.
Y no podemos
olvidarnos del diseño y usabilidad de las plataformas, que establecen
nuevos patrones de actividad social en la economía colaborativa. Un
ejemplo fue empezar a registrar la reputación de los participantes, que
empezó en el portal eBay y de ahí se extendió a innumerables plataformas
y ha generado toda una nueva fuente de valor.
Pero si los protocolos de comunicación y las licencias son importantes, más lo son las personas. En contra del homo economicus,
el axioma de la teoría económica que considera como hecho evidente el
comportamiento egoísta del ser humano, y que ha sido ya perfectamente
refutada a nivel empíricox, aparecen como un fenómeno ya consolidado los comuneros
(commoners en inglés), aquellos que perpetran la producción de bienes
desmercantilizables.
Por un lado están las personas que construyen los
registros de reputación dejando una reseña de un restaurante, una
empresa, un servicio u otro prosumidor en alguna plataforma para que
otros usuarios se beneficien. Por otro, nos encontramos con los
voluntarios que construyen y mantienen Wikipedia, Güifi, Linux o
cualquier otro bien común.
Se trata de un comportamiento basado en que
las personas entienden que el bien de otro, de la comunidad, es también
su bien particular, y que si muchas personas hacen lo mismo, todos salen
ganando. Un comportamiento irracional según la ortodoxia económica,
pues la mayoría de estos comportamientos no tienen una retribución
económica directa, o si la tienen, su coste de oportunidad es elevado.
En algunos casos, en los que estas personas dedican una parte importante
de su tiempo a estas actividades, los modelos de retribución que las
sostienen (donaciones, crowdfounding, etc.) con frecuencia no pagan los
costes reales de producción sino una parte de ellos, otra parte sigue
sostenida por trabajo voluntario no retribuido, un trabajo que llega a
darse en condiciones de auto-explotación difícilmente sostenibles en el
largo plazo.
Es evidente que su sustento es un reto a resolver, al igual
que lo es el desempleo. Pero también es importante destacar que el
axioma del homo economicus no se cumple: las personas se
comportan de diferente manera ante diferentes circunstancias y es
incorrecto tomar el egoísmo ciego por principio.
El impacto de la desmercantilización en la economía actual
Según el ranking de Forbes 2016 de las mayores empresas que cotizan en bolsaxi,
el 65% son empresas de la economía del conocimiento: banca, seguros,
informática, internet, salud, laboratorios farmacéuticos y
entretenimiento, con gran predominio de las dos primeras. Agregando las
de Telecomunicaciones y energía llegan al 80%.
A principios de los años
2000 los puestos de cabeza de este ranking estaban dominados por las
empresas petroleras y constructoras de vehículos, mientras que las
empresas del conocimiento encabezaban el ranking de aquellas cuyos
beneficios crecían más rápido. Una de las diferencias más llamativas
entre las industrias que encabezaban el ranking en 2000 y las que lo
encabezan ahora, es que las primeras empleaban millones de personas y
las últimas emplean tan solo algunos cientos de miles.
Nuestra economía
(la española, al igual que la europea) está altamente terciarizada. Un
75% del PIB son servicios, entre los cuales están los clasificados
dentro de la economía del conocimiento. Es decir, la tendencia a la
desmercantilización nos afecta de lleno.
La historia económica de la humanidad viene marcada
por la evolución que genera la innovación. Con cada innovación, los
sectores más innovadores producen un mayor valor añadido, es decir,
acaparan más margen de beneficios y como consecuencia, más talento y más
trabajadores, en detrimento de los sectores más primitivos.
Los
sectores de vanguardia han ido evolucionando a lo largo de la historia.
En la antigüedad era la agricultura, en la edad media pasó a ser la
artesanía, en la edad moderna el comercio, luego la industrialización, y
ahora es el conocimiento. Un sector del conocimiento que, desde la
revolución digital, ha empezado a evaporar el valor.
Esta evaporación del valor da la vuelta a la
tendencia evolutiva milenaria del sistema económico. Anteriormente ya
había anunciado la “atrofia del camino evolutivo natural del
capitalismo”xii refiriéndome a este fenómeno. Un fenómeno cuyo protagonista es el sector financiero, como veremos.
La tendencia a la desmercantilización ya se está
empezando a ver en ciertos indicadores, uno es el estancamiento de la
productividad. Recientemente, Robert J. Gordon en su libro “El auge y
caída del crecimiento americano”xiii denunciaba
que la revolución digital no está aportando los incrementos de
crecimiento económico, ni los incrementos de la productividad, que se
experimentaron gracias a las innovaciones que se dieron en el siglo
comprendido entre 1870 a 1970.
Es necesario aclarar que la productividad laboral se puede medir en
unidades de producto producidas por hora de trabajo, pero la medición
más extendida es en términos monetarios, y es a este tipo de
productividad a la que se refiere Gordon.
Este tipo de medición de la
productividad mide el valor económico de la producción por hora
trabajada (otros indicadores usan el valor añadido), o por persona
ocupada. Por ello, para que se dé un aumento de productividad es
necesario no solo que aumenten las unidades o cantidad de producto
obtenido por hora trabajada, sino que esa producción se venda.
En este
último punto es justo donde las innovaciones digitales no cumplen con el
papel que otras innovaciones anteriores cumplieron. Lo que está
ocurriendo en la actualidad es que mientras que la productividad en
unidades sube, la productividad en valor económico baja.
La productividad se ha estancado por falta de ventas.
La revolución digital está generando procesos que aumentan la
productividad en unidades: las unidades de producto obtenido por hora
trabajada, pero algunas de ellas también desmercantilizan el producto,
de forma en algunos casos las ventas de ese producto no aumentan en la
misma proporción o incluso disminuyen.
Volviendo al ejemplo de la
industria discográfica, la digitalización de la música y su distribución
en el entonces nuevo formato CD supusieron un abaratamiento muy
importante en los costes con respecto a la producción en vinilo, y esto
hubiera incrementado los beneficios y la productividad de la industria,
si no hubiera sido porque la digitalización, con el advenimiento de
internet, permitía hacer algo más que vender la música en CD’s; permitía
algo hasta entonces inédito: los usuarios podían compartir archivos de
música online, de forma que otros usuarios tenían acceso al archivo de
música con la misma calidad que el original de forma sencilla y casi
gratuita, eliminando así la necesidad de adquirir CD’s para disponer del
bien, la música, reduciendo así los ingresos por ventas de la industria
y, como consecuencia, la productividad.
Esto explica también como, algunas nuevas tendencias e
innovaciones han sido sobrevaloradas en su capacidad de generar
crecimiento económico, por ejemplo, el internet de las cosasxiv.
El internet de las cosas consiste en conectar los aparatos a internet
para publicar sus datos, lo que genera grandes datos (Big data) en
abierto que pueden ser capturados por aplicaciones para dar servicios a
los usuarios. Por ejemplo, tu ayuntamiento puede poner sensores o
etiquetas de radiofrecuencia (RFID) a los autobuses urbanos, detectar el
paso de cada autobús por cada parada, y emitir estos datos en abierto.
Si el autobús que te lleva del trabajo a casa pasa cada 20 minutos o
más, una app móvil que lea esos datos te puede cambiar la experiencia de
volver a casa de forma radical: consultas cuando va a venir el autobús,
te mantienes ocupado hasta que falten 5 minutos, luego te bajas a la
parada y el autobús aparece, como si hubieras llamado a un taxi. La
posibilidad de que este tipo de aplicaciones cambien la vida de la gente
a mejor es enorme. La posibilidad de que supongan crecimiento de la
economía o del empleo no está tan clara.
El internet de las cosas
permite el acceso a información sobre vehículos, electrodomésticos, y
otros aparatos a distancia, así como su control remoto, todo esto puede
ahorrar mucha mano de obra. Además, también permite una mejor
coordinación para disfrutar cómodamente de bienes comunes, facilita el
compartir y, en este sentido, puede contribuir a reducir las necesidades
de la gente de poseer determinados activos, o al menos de poseerlos en
exclusiva.
Sin duda, los nuevos aparatos de todo tipo cada vez
incorporarán más dispositivos de conexión para aprovechar estas
ventajas, pero el argumento de que esto generará mayor actividad
económica en términos absolutos es poco concluyente.
El otro indicador que apoya la hipótesis de la
desmercantilización es la falta de inversión empresarial que se está
registrando a causa de la falta de beneficios empresariales esperados,
tal como Michael Roberts viene anunciando en su blog.
Incluso en
momentos como los actuales en que la economía estadounidense parecía que
despegaba, estudios recientes demuestran que el crecimiento es efímero y
basado exclusivamente en el consumo, que ha sido alimentado
artificialmente por condiciones crediticias favorables y un aumento de
los precios inmobiliarios (de nuevo).
A pesar de esta recuperación del
consumo estadounidense, la inversión empresarial no aumentaxv.
Analizando el crédito empresarial, Richard Koo en un reciente artículo
defendía que falta demanda de crédito por falta de rentabilidad o falta
oportunidades de negocioxvi.
Esta falta de demanda de crédito está presionando el tipo de interés a
la baja, de forma que estamos probablemente ya en un tipo de interés
natural igual a cero.
No es simplemente desempleo tecnológico
Es importante identificar la desmercantilización como un proceso de
diferente naturaleza a la automatización pues hay un proceso de
automatización en todo proceso de desmercantilización, pero la
automatización no siempre ha tenido ese efecto; hasta hace poco también
aumentaba la productividad.
El desempleo resultante de la automatización
se llama desempleo tecnológico y para resolver este problema se
planteaban políticas redistributivas como una solución para todos: los
trabajadores y la industria. Estas políticas permitían a los
trabajadores recibir subsidios que les habilitaban para seguir
consumiendo el producto a las empresas.
Así, las empresas podían seguir
vendiendo y el Estado recaudaba impuestos que servían para pagar los
subsidios y redistribuir así la renta. Esta era la base económica del
contrato social implícito en la socialdemocracia.
En el proceso de
desmercantilización esta solución no funciona igual, ya que, por mucho
que los trabajadores tengan acceso a mayores rentas, el producto
desmercantilizado no va a venderse más, pues nadie paga por algo que no
es necesario pagar, aunque tenga dinero. Si la automatización destruye
empleo, la desmercantilización destruye empleo y valor económico, y en
genera un tipo de desempleo que se podría denominar de desempleo tecnológico definitivo.
La transición
Nos espera la transformación radical del sistema
económico que conocemos hasta la fecha y de sus dinámicas de evolución.
La economía de mercado no dejará de existir y, sin duda, no todas las
innovaciones causarán la desmercantilización, aunque potencialmente
puedan generarla. Sin embargo, es patente que algunas innovaciones sí lo
están haciendo y que existe un empuje social en esa dirección.
Con una
brecha creciente entre la innovación, la productividad y el crecimiento
económico en estos casos, se abre una nueva era que ya se está
denominando la era de la abundancia. Esta tendencia a la
desmercantilización, aunque sea en ámbitos acotados del sistema
económico, irá erosionando cada vez más el empleo y los beneficios en
muchas de las industrias de vanguardia.
En las demás industrias, la tendencia a los
rendimientos decrecientes del capital seguirá su curso histórico,
reduciendo también los márgenes empresariales. Esta tendencia es la que
históricamente reduce el beneficio en las empresas en las industrias
consolidadas, cuando hay competencia perfecta, pues cuantas más hay,
menos ganan cada una y más tienden los precios a igualarse al coste
marginal de producción.
Lo nuevo en la situación actual es que también
las industrias de vanguardia y los monopolios el valor económico tienda a
reducirse de forma bastante rápida también. En conjunto, la combinación
de estas dos tendencias irá erosionando las posibilidades de beneficio y
de crecimiento económico de forma inexorable.
Esta tendencia en algunos casos se contrarrestará con
la contraria, la financiarización, todavía presente y muy viva entre
nosotros. La acaparación del valor por parte de ciertas plataformas que
operan en la economía colaborativa, en detrimento de los usuarios que
ponen sus activos para hacerlas posibles, es un ejemplo muy
significativo de este caso.
Antes hemos mostrado los ejemplos de Google
places y Tripadvisor, pero podemos incluir en este grupo a otros como
Uber o AirBnB. Es decir, es posible que no todos aquellos sectores que
reúnen las condiciones para desmercantilizarse experimenten dicha
transformación.
También se están dando acciones políticas para frenar
esta tendencia a la caída del beneficio: reforzando los monopolios y la
regulación, una regulación que en muchos casos está enfocada a proteger
los mercados con barreras de entrada, a apuntalar los derechos de copia
y las patentes en un intento legislativo de dar cuerpo a una escasez
evanescente.
El ejemplo del “impuesto al sol” implantado en España
recientemente, que desincentiva el autoconsumo de energía renovable es
un claro precedente, cuyo objetivo es mantener los beneficios de las
grandes empresas eléctricas en contra del bien público de sustituir
fuentes de energía fósil por fuentes renovables.
Retos para un nuevo modelo económico
El impacto de la desmercantilización en nuestra
economía se traducirá en unas nuevas circunstancias que nos impondrán
algunos retos que será necesario abordar. Antes incluso de empezar a
pensar cómo queremos abordarlos, es necesario empezar por entender
cuáles son las variables económicas esenciales que se perfilan en estas
nuevas circunstancias:
- La reducción del mercado. Todo indica que el tamaño del mercado se reducirá inevitablemente y habrá una producción de bienes cada vez mayor fuera del mercado.
- Reducción del empleo. El empleo formal también se reducirá en la misma medida, con un menor número de horas de trabajo pagadas en total.
- La evaporación del valor. Hemos estado describiendo el proceso de evaporación del valor económico que ha traído la desmercantilización. El valor económico es lo que permite obtener renta o ingresos a los participantes en el proceso de producción (o financiación) del bien. Esto tiene enormes ramificaciones.
- Reducción de la renta. Al desaparecer el valor económico, desaparece la renta, o la capacidad de extraer ingresos de la producción económica o la financiación de dicha producción. Esto es problemático en la medida en que mantengamos estructuras sociales en las que los ingresos en forma de renta sean esenciales para la vida de la gente o la producción.
- La producción pública adquiere más importancia. Cuando no es posible monetizar un bien vendiéndolo, la única forma de sufragarlo es con un criterio de inversión para el bien público, que es tradicionalmente la función del Estado. A medida que se van desmercantilizando los bienes, su creación dependerá cada vez más de esta esfera de producción pública, no mercantil, que puede ser sufragada no solo desde el ámbito gubernamental, sino también desde el comunitario o desde el ámbito privado.
- Se reducen los recursos del Estado. El aumento de la importancia de la producción pública no es óbice para que la reducción de renta mencionada afecte también a los ingresos fiscales del Estado. Al reducirse la renta, los ingresos del Estado por impuestos sobre la renta, sociedades, IVA, etc. serán cada vez menores, si continuamos con la configuración fiscal de la mayoría de los Estados, basada en grabar la renta (el ingreso).
- Indicadores. En un contexto de reducción de la renta es un problema seguir midiendo el bienestar con indicadores basados en ella, como el PIB o la renta per cápita. Mientras la política económica siga dirigiéndose y controlándose con este tipo de indicadores, estaremos a ciegas en lo que se refiere a medir el bienestar o la prosperidad.
- Infraestructuras de acceso. La abundancia en muchos casos dependerá de disponer de ciertas infraestructuras que sí tienen un valor económico. Por ejemplo, para obtener energía gratis del sol hace falta una placa solar o un molino que no es gratis. O para acceder a contenidos online necesitamos un dispositivo (ordenador, portátil, móvil…) y conexión a internet. Que la gente pueda disponer de estas infraestructuras será algo estratégico, pues abrirán la puerta de acceso al disfrute de bienes desmercantilizados.
- La innovación. La innovación seguirá siendo una fuente de productividad, en unos casos funcionará como tal y en otros no, pero innovar nunca ha sido un negocio seguro, y sin embargo ha estado siempre presente en las sociedades más avanzadas. El papel del Estado en producir innovación ha sido mucho mayor del que con frecuencia se reconoce, tal como Mariana Mazzucato ha descrito de forma pormenorizada en su libro “El Estado Emprendedor”xvii, por lo tanto, en gran medida, no depende del mercado. Por consiguiente, la innovación no tendría por qué sufrir grandes amenazas, siempre que el Estado o la producción pública tenga medios de financiación.
- Redefinir la escasez y la abundancia. En la era de la abundancia tendremos que hacer frente a nuevos retos de escasez. Si los productos de alto valor añadido han dejado de ser escasos y se están convirtiendo cada vez más en bienes libres, sin embargo hay recursos que hace solo 70 años eran abundantes, como los combustibles fósiles o ciertos minerales y metales, que han pasado a ser escasos, así como nuestra capacidad de emitir CO2 a la atmósfera por su incidencia como coadyuvante del cambio climático, o la destrucción de la biodiversidad, amenazas muy claras a la supervivencia de nuestra especie.
- Superar un modelo económico diseñado para crecer. En la vigente terminología económica, la tendencia que estamos describiendo se denomina depresión o recesión, pero también decrecimiento, cuando viene en forma de demanda ecológica. Es decir, la cuestión no es si decrecemos o no, la cuestión en el futuro cercano va a ser cómo lo hacemos. El reto más importante al que nos enfrentamos en esta coyuntura consiste en decrecer en un modelo económico como el nuestro, diseñado para crecer. Si continuamos como hasta ahora, decreceremos con una desigualdad social creciente.
La desigualdad de la nueva normalidad
Thomas Piketty demostró recientemente en su libro “El capitalismo en el siglo XXI”xviii
que cuando el rendimiento del capital es mayor que la tasa de
crecimiento económico, las desigualdades tienden a incrementarse.
En un
escenario de decrecimiento, la única posibilidad de que las
desigualdades no se incrementen es con una tasa de retribución del
capital igual o menor que cero. Sin embargo el sistema monetario y
financiero actual no puede funcionar en esas condiciones, pues en teoría
se basa en un mercado (el mercado de dinero). No hay mercados a precio
cero.
Es decir, el sistema monetario y financiero actual no puede funcionar en las condiciones exigidas por el nuevo escenario de abundancia. De hecho, el diseño de ese sistema, desde el abandono del orden monetario insituido en Bretton Woods en 1971, es justamente el motor del movimiento contrario, la financiarización, y también es la razón principal de que tengamos un sistema económico que solo puede funcionar con crecimiento económico.
Una breve descripción del funcionamiento del sistema monetario es necesaria para explicar este hecho con mayor claridad. La mayor parte del dinero en circulación es dinero bancario, creado por los bancos como anotaciones en cuenta. La forma en que se crea este dinero es variada, pero esencialmente hay dos mecanismos: cuando la banca emite pagos hacia el público no bancario y cuando otorga préstamos al público no bancarioxix.
La mayor parte de estas operaciones exigen la perspectiva de un
beneficio futuro para poder llevarse a cabo. Tanto cuando un banco
adquiere activos (bonos, obligaciones, acciones, inmuebles), como cuando
otorga préstamos, debe haber un beneficio esperado que permita la
retribución del capital financiero. Si no se da esa expectativa de
beneficio futuro, los activos no se compran y los créditos no se
otorgan, y por tanto no se crea dinero.
Esto no sería un problema, si el
dinero en circulación se pudiera mantener constante, pero esto no es
posible, ya que esta forma de generación monetaria, el dinero bancario,
exige la generación monetaria nueva de forma constante. La razón es que,
si emitir créditos incrementa el dinero en circulación, devolverlos lo
reduce, y mientras que lo que se crea es el principal, lo que se
destruye es el principal más los intereses.
Por ello, las operaciones de
crédito bancario son una trampa de deuda: cuanto más dinero se crea más
dinero falta, lo que exige siempre creación monetaria adicional, que
solo se produce si hay un beneficio esperado. Así podemos ver que, el
crecimiento económico es un requisito imprescindible para que el sistema
monetario y financiero actual funcione.
En un contexto de
desmercantilización como el descrito, el resultado solo puede ser la
parálisis del sistema financiero, algo que ya es un hecho constatado,
primero en Japón y después en occidente, tras sendas crisis bancarias
causadas ambas por burbujas especulativas del sector inmobiliario.
En otras palabras: el sistema monetario y financiero actual es incompatible con un escenario de abundancia, ya que por definición, solo funciona en un escenario de escasez. La escasez es condición imprescindible para que haya beneficio, que es condición indispensable para que haya crédito y creación monetaria.
Nos vamos a enfrentar a una
coyuntura en la que la abundancia material estará disponible con moneda
convencional pero esa moneda cada vez será más escasa para dedicarla a
determinados objetivos. Por ejemplo, si deseáramos financiar la
transición energética hacia energías renovables, reducir la demanda
energética, reducir el movimiento de materiales sustituyendo el consumo
global por el consumo local, eliminar la obsolescencia programada, o
crear procomún, el sistema monetario y financiero actual no será el más
indicado para financiar esta transición.
Y sin embargo, financiará
copiosamente cualquier proyecto que vaya en el sentido opuesto: inventar
ingenios que favorezcan la obsolescencia programada, generar burbujas
especulativas o monopolios, implantar barreras a los mercados, o apoyar
opciones políticas que legislen en este sentido.
El dinero convencional,
generado en su mayor parte como dinero bancario, tiene que servir su
propósito: retribuir el capital financiero. Esta es su razón de ser y no
puede funcionar de ninguna otra forma sin experimentar una
transformación.
Nuestro sistema económico es dependiente del crecimiento. Esta dependencia ha hecho que los políticos dirigentes del mundo desde el comienzo de este milenio hayan dejado que se formen burbujas especulativas de todo tipo para que nuestros sistemas económicos puedan aparentar un crecimiento económico que finalmente ha resultado ser un espejismo. Para sostener estos espejismos hemos dilapidado recursos en exceso: talento humano, energía y materiales, recursos que deberíamos aprovechar mejor en el futuro.
¿Hacia qué modelo económico nos dirigimos?
Esencialmente las opciones a nivel político se
reducen a dos: tratar de frenar la tendencia a la desmercantilización o
adaptarnos a ella para conseguir para nuestras sociedades una vida
digna, próspera y en armonía con el medio.
La izquierda protegiendo
puestos de trabajo e ingresos del Estado, y la derecha protegiendo el
poder de la escasez que tantos beneficios le ha supuesto, han llegado al
acuerdo tácito de seguir impulsando un modelo económico de crecimiento
económico.
Para seguir como hasta ahora tendrán que favorecer la escasez
sobre la abundancia, ignorar que el crecimiento económico no viene de
un impulso natural del ser humano sino de una condición básica de
funcionamiento del sistema monetario y financiero, y hacer caso omiso a
las voces que alertan sobre los límites medioambientales del planeta.
Esto no será difícil pues la financiarización, que tiende a
mercantilizar cada aspecto de nuestra vida, sigue siendo la tendencia
predominante en la actualidad. Se trata del “business as usual” del que
podemos dar un ejemplo para ilustrar:
En contra modelo de autoprestación
en la movilidad mediante coches sin conductor al que nos referíamos
antes de forma teórica, ya existe de hecho un acuerdo entre el
fabricante de vehículos Volvo y la plataforma Uber para que el primero
provea de vehículos que disponen de esta tecnología al segundo y empezar
en septiembre a hacer una prueba piloto en Pittsburgh, en el estado de
Pensilvania en los EEUUxx.
El que la movilidad quede en un futuro en manos de un oligopolio de
grandes fabricantes articulados a través de una plataforma como Uber no
parece un horizonte inverosímil. Y con este escenario vendría la
consolidación de un futuro distópico de beneficios sin producción (que
Costas Lapavitsas ya ha retratado en un libro con ese mismo nombrexxi)
para las empresas y reducción del empleo (y las rentas del trabajo)
para los trabajadores.
Es muy posible que, desde un punto de vista de
política pública, la posibilidad de fomentar que los prosumidores
generen sus propias estructuras de autoprestación sea la única
alternativa a dejar que se formen este tipo de estructuras
oligopolísticas.
Sin infravalorar en absoluto el enorme reto de
adaptar nuestra sociedad a un modelo económico basado en la abundancia,
ese es el germen de la oportunidad que se abre en el horizonte. Apuntar
en esa dirección precisamente es el propósito de las ideas que se
esbozan a continuación, que exploran la forma en que estas
circunstancias y retos que he descrito hasta ahora podrían resultar en
una mejora sustancial para nuestras sociedades y nuestra vida. Lo que
finalmente ocurra dependerá en una gran medida de lo que haga la
sociedad en el presente y en el futuro inmediato.
Estrategias políticas y sociales de cambio
Sin pretender que estas sean las únicas líneas de
acción relevantes, aquí definimos tres objetivos prioritarios: por un
lado, garantizar el sustento de las personas, en segundo lugar, sufragar
los bienes públicos (dentro de los cuales está tanto el procomún como
los bienes y servicios que provee el Estado), y preservar el
medioambiente para evitar una hecatombe climática de consecuencias
imprevisibles.
Analizaré posibilidades dentro de estos ejes de
actuación. La mayoría exigen nuevos mecanismos monetarios y financieros.
Un nuevo sistema que puede venir desde arriba, con un cambio de diseño
en el sistema actual (por ejemplo, desde los Bancos Centrales), o
también puede venir desde abajo, a través de la creación de monedas
complementarias.
El reparto del trabajo
En 2011 anunciabaxxii
que una de las claves de esta nueva era consistiría en encontrar la
manera en que los incrementos de productividad (unidades de producto
generadas por hora de trabajo) que genera la innovación se transformen
en ocio equitativamente distribuido, en lugar de desempleo. Mi visión de
este asunto no ha cambiado.
En aquel momento me decantaba por una
estrategia de reparto del trabajo con la reducción de la jornada laboral
para conseguirlo. También proponía que dicha reducción fuese acompañada
de un mantenimiento de los ingresos del trabajador, aumentando el
salario por hora trabajada, aunque en este momento considero más
factible en el corto plazo que el salario disminuya proporcionalmente a
la reducción de jornada y los ingresos del trabajador se complementasen
con una renta básica para compensar la disminución de rentas laborales,
tal como se enuncia en la propuesta de un estado estacionario social y
sostenible (MESSE)xxiii.
Renta básica universal
La renta básica universal o la renta básica
garantizada, son distintos tipos de soluciones que van todas en la línea
de ofrecer a los ciudadanos acceso a un ingreso mínimo de subsistencia o
un complemento para alcanzarlo.
A corto y medio plazo es probablemente
la mejor opción y ya hay distintas ciudades y países que están haciendo
pruebas piloto para evaluar su viabilidad. Sin embargo hay que tener
presente que una renta básica en moneda convencional depende para su
sostenibilidad en el tiempo de los ingresos fiscales de los gobiernos, y
tal como hemos apuntado antes, la desmercantilización previsiblemente
reducirá la renta y con ella, tal como están configurada la fiscalidad
en el momento presente, los ingresos fiscales de los gobiernos. Es muy
probable que a largo plazo sea necesario otro tipo de solución
complementaria o sustitutiva de la renta básica en moneda convencional.
Por ejemplo, en Gran Canaria hay una moneda social, el demosxxiv
que puede servir de inspiración. El demos es una moneda que se pone en
circulación con el pago de una renta básica y no depende de ingresos
fiscales convencionales.
La renta básica en moneda social es un tipo de
solución que se está testando en este y otros proyectos piloto cuyas
posibilidades están aún por desplegarse en su verdadero potencial. En la
misma línea, los autores suizos del libro “The End of Banking”xxv
han explorado la posibilidad teórica de modelo monetario en el que la
creación monetaria se produce con transferencias de renta del Estado a
los ciudadanos (esto abriría la vía para el pago de una renta básica) y
con un tipo de interés negativo (oxidación) se impulsa a la gente a
invertirlo en empresas o gastarlo.
Otra posibilidad consiste en cambiar de forma radical
la fiscalidad. Partiendo de la base de que la mayoría de los bienes que
provee el Estado son servicios que llevan a cabo los propios
ciudadanos, y lo que va a ser abundante en el nuevo escenario serán el
tiempo de trabajo disponible de dichos ciudadanos, una posibilidad de
sufragar la producción pública del Estado sería algo similar a que los
ciudadanos entregasen sus contribuciones en vales que representen un
determinada cantidad de dinero en horas de su propio trabajo. Se
trataría de una fiscalidad complementaria a la fiscalidad que graba los
ingresos de los ciudadanos y las empresas. Los vales serían un nuevo
sistema monetario respaldado con horas de trabajo de las personas. Más
adelante lo detallo en mayor profundidad.
Aprovechar la abundancia de compartir
Hemos ya mencionado el argumento de que algunas
plataformas de la economía colaborativa se apropien de un valor que en
realidad les corresponde a los prosumidores de las mismas, lo que ha
dado origen al estudio de diversas estrategias para que los beneficiados
de esta transición sean los usuarios o prosumidoresxxvi.
Trevor Scholz apunta en esta misma dirección y defiende el modelo de
cooperativa para gestionar este tipo de plataformas en su reciente libro
Cooperativismo de plataformaxxvii. Generar
un valor social en forma de moneda complementaria puede ser otra
estrategia que puede facilitar el que el prosumidor pueda crear derechos
de acceso a los bienes.
Por ejemplo, la plataforma de intercambio de
casa MyTwinPlace.com, utiliza un sistema de puntos para que los usuarios
intercambien casas y puedan así viajar a otros lugares por el mero
hecho de permitir que alguien use sus casas vacías. Los puntos que el
usuario A obtiene al alojar al usuario B le sirven a A para viajar y
obtener alojamiento en casa de C.
El reto mencionado de disponer de las
infraestructuras de acceso está presente economía colaborativa: para
poder compartir casa, coche o herramientas, hay que tener alguna de
estas propiedades en primer lugar. En las sociedades occidentales en las
que hay una clase media acomodada que dispone de ciertas propiedades
este modelo funciona de forma espontánea. En el largo plazo y en otros
contextos, el acceso a dichas infraestructuras será un tema prioritario a
resolver.
Colectivos como Ouishare están promocionando y
asesorando sobre las posibilidades de la economía colaborativa, que se
perfila ya como un sistema para que los ciudadanos generen nuevos
derechos de acceso a los bienes, y en determinados ayuntamientos, como
el de Barcelona, se está fomentando el desarrollo de la economía
colaborativa procomún y el co-diseño de políticas públicas a través del
desarrollo de este tipo de plataformas.
Estrategias para una nueva fiscalidad
Si pudiéramos convertir el tiempo disponible de cada
persona desempleada (el tiempo laboral: por ejemplo 8 horas diarias) en
dinero, seríamos un país rico. Como apuntábamos antes, una posibilidad
para incrementar los ingresos del Estado consiste en que los ciudadanos
creen una moneda respaldada con su trabajo y con ella financiasen al
Estado.
Este sistema permitiría a los ciudadanos pagar en tiempo de
trabajo los impuestos al Estado a cambio de que el Estado utilice justo
este dinero para proveer los servicios públicos. Sería como hacer entrar
al Estado en el esquema de una industria de prosumidores. Con ello se
podrían sufragar todos los servicios que se han recortado recientemente
en prestaciones sociales tales como educación o sanidad.
Este mecanismo podría funcionar así: primero se
generarían los presupuestos generales del Estado, y luego se definiría
qué proporción de ellos se financiará mediante este mecanismo. Esa
cantidad se dividiría en partes iguales entre todos los ciudadanos y así
tendríamos la aportación tributaria per cápita en la moneda
ciudadana.
Los ciudadanos crearán la cantidad de moneda necesaria para
pagar estos impuestos al Estado con un mecanismo a implantar de moneda
complementaria. Al pagar, el ciudadano se endeuda con el sistema por la
misma cantidad que ha pagado, es decir, tendrá una deuda sin intereses
con los demás conciudadanos y el Estado en su nombre, una deuda
tributaria.
El Estado usa el dinero que han pagado los ciudadanos para
pagar sobre todo servicios, servicios que los ciudadanos van a proveer
con su trabajo. El ciudadano, debe cancelar su deuda en un periodo
determinado. Si el pago de impuestos es anual, el periodo de cancelación
de la deuda también lo sería, así como el periodo a realizar esos
trabajos.
Esta obligación de cancelar la deuda exigirá al ciudadano
llevar a cabo algún trabajo necesario para ingresar la cantidad
necesaria en moneda ciudadana como para cancelar su deuda tributaria.
Una vez recibe la cantidad suficiente para pagar su deuda tributaria, ya
no necesitará trabajar más para cancelar la deuda. Este modelo podría
suponer el reparto del empleo del Estado, o no.
La posibilidad de
mantener el esquema actual de trabajo funcionarial es factible y en el
corto plazo sería lo más fácil, los funcionarios obtendrían una parte de
sus ingresos en este tipo de moneda, y quizá otros ciudadanos no
recibirían ningún pago directo del Estado en ella.
Los funcionarios
necesitarán comprar bienes y servicios en el mercado, y otros ciudadanos
necesitarán obtener la moneda para compensar su deuda tributaria, con
lo cual, existe capacidad de intercambio entre ellos y la moneda puede
circular.
Cabe la posibilidad de generar algún tipo de vínculo
entre la producción pública financiada por el Estado y la producción
pública a iniciativa de las comunidades auto-gestionadas. Se trataría de
destinar una parte de los presupuestos para que los ciudadanos elijan
libremente qué trabajos desean hacer para el bien público y que su
retribución venga marcada por el aprecio de sus conciudadanos muestren
ante estas aportaciones.
Se trataría de descentralizar la toma de
decisiones respecto a qué hacer para incrementar el bien común. Un
sistema que empieza a perfilar este tipo de retribución en moneda social
es Civi Club que paga puntos a las personas que realizan aportaciones a
ciertas ONG; estos puntos se pueden utilizar en descuentos de productos
de las empresas colaboradoras que obtienen así un reconocimiento de
responsabilidad social corporativa.
Otro proyecto, Autentika, retribuye
de una forma parecida acciones enfocadas al bien común publicadas por la
gente en Facebook en función de los “me gusta” que recibe de otras
personas.
Los municipios
Los municipios pueden tener un papel esencial al
poder ofrecer a los ciudadanos bienes desmercantilizables. Dentro de la
política de fomento de la economía colaborativa procomún que hemos
mencionado, un ejemplo es el recién anunciado operador energético de
Barcelonaxxviii.
Se trata de generar formas de acceso democrático a las infraestructuras
generadoras de energía renovable como bienes de producción, a sus
rendimientos y a su consumo.
El consumo y los rendimientos pueden
compensarse mutuamente abaratando un servicio cuyo precio en España se
ha incrementado un 70% en los últimos 5 años. De esta forma, los
ciudadanos se convierten en prosumidores de energía y el sistema de
producción es la autoprestación.
De igual forma, los servicios de pago en moneda
convencional también se podrían ofrecer a través de los ayuntamientos,
ya que estos tienen capacidad legal de convertirse en proveedores de
sistemas de pagos.
De esta forma, los ayuntamientos pueden ofrecer, por
ejemplo, una cuenta corriente en euros a personas excluidas del sistema
financiero convencional así como a otros ciudadanos y proporcionar un
servicio de pagos a la ciudadanía que permita acaparar los márgenes de
estas operaciones financieras para revertirlos al bien común.
En esta
línea, Hervé Falciani formuló su propuesta
para crear un sistema de pagos ciudadano, con el que además se pueden
gestionar monedas sociales y complementarias creadas desde el propio
ayuntamiento.
Financiación de infraestructuras de acceso
El proyecto Dinero Verdexxix,
nacido en el seno de los verdes europeos, propone el uso de dinero
convencional en la transición energética a través del Banco Europeo de
Inversiones a modo de rescate de las personas, como alternativa al
rescate bancario, cuyo objetivo de restaurar el crédito está resultando
fallido.
Incluso el propio programa de compra de activos (APP) del Banco
Central Europeo, mediante el cual se están empezando a comprar activos
empresariales, podría ser un marco adecuado para modificar los programas
de flexibilización cuantitativa (QE) de forma que que se incluyan activos de pymes.
Este
puede ser un camino adecuado, siempre que las contrapartidas de la
creación monetaria sean acciones, obligaciones sin intereses, o ayudas,
pero no si se distribuyen con la exigencia de una retribución del
capital financiero, pues no estaríamos haciendo más que alimentar el
mecanismo de creación de deuda que ya tenemos.
Otra posibilidad para derivar el dinero convencional
hacia la inversión en infraestructuras de acceso (entre ellas, las
enfocadas a la transición energética) será sustituir el dinero
convencional por moneda social aceptada en la comunidad como pago (o
como parte del pago) de bienes producidos localmente, e invertir el
dinero convencional así obtenido en sufragar dichas infraestructuras.
Los municipios están en una posición excelente para liderar este tipo de
acciones, pues ofrecen una cierta garantía a los ciudadanos y pueden
así ofrecerles acceso a las rentas de las inversiones. Existe ya una
propuesta teórica para financiar la transición energética con moneda
complementaria de Shann Turnbullxxx.
Por ejemplo, para financiar la inversión en generadores de energía
renovable por parte de la población y acceder a la co-propiedad de los
generadores, he planteado un mecanismo de moneda social descrito en este
documento que lleva por título “Financiación del operador energético de
Barcelona en moneda social”xxxi.
Las comunidades y la financiación del procomún
Las comunidades constituyen lugares vibrantes en los
que se están produciendo cada vez más bienes comunes. Normalmente se
financian con Crowdfunding y se articulan con frecuencia a través de
fundaciones y asociaciones.
La búsqueda de financiación de los comunes
han llevado a un grupo de personas a reunirse para encontrar estrategias
para para generar dinero y capital para los comunes. David Bollier y
Pat Conaty ha resumido en un documento estas posibilidadesxxxii,
algunas de ellas siguen estando dentro del sistema monetario y
financiero convencional, pero también apuntan ya a la necesidad
ineludible de crear sistemas monetarios complementarios para llevar a
cabo este tipo de transformaciones.
Para la financiación del procomún desde el ámbito
comunitario existe un modelo que probablemente tenga muchas
posibilidades de prosperar. Esencialmente, se trata de destinar los
beneficios producidos por una empresa en la economía de mercado a la
producción de bienes públicos. Sería como unir economía de mercado con
producción pública.
Un ejemplo es Guerrilla Translation, una cooperativa
que trabaja en el ámbito de la P2P Foundation. Se trata de una
cooperativa de traductores cuyos beneficios se utilizan para traducir
textos de interés público y poca salida comercial.
Es decir, los
beneficios de la cooperativa obtenidos con encargos de traducción
convencionales pagan las horas de trabajo de los propios trabajadores
dedicadas a traducir textos que aportan algo al bien común. El resultado
es una cooperativa sin ánimo de lucro.
La clave de este modelo es incorporar fuentes de
ingresos de la economía de mercado a un modelo de distribución
democrática de los beneficios, invirtiéndolos en la financiación del
procomún.
Este modelo puede extenderse a ciertos ámbitos
gubernamentales, como son los ayuntamientos. Los gobiernos locales
tienen la posibilidad de generar fuentes de ingresos (el operador
energético mencionado puede ser un ejemplo) que puedan luego revertirse
en el abaratamiento de ciertos servicios. Pero en este caso, los
beneficios de la producción para el mercado también pueden utilizarse en
el pago de algún formato de renta básica o para sufragar otros gastos
públicos.
El procomún y la transformación de las infraestructuras productivas
En el ámbito de la producción las estructuras tienen
que adaptarse al nuevo paradigma. Una cuestión básica será la
transformación de los procesos de toma de decisiones y la gobernanza. En
un artículo de la P2P Foundation titulado Plan para una sociedad P2Pxxxiii
se analizan importantes cuestiones en este respecto.
Una de ellas es
cómo definir qué se produce. El márquetin deja de ser algo que se pone
en marcha cuando hay que vender el producto para ser algo que se pone en
marcha cuando hay que crearloxxxiv.
Si antes había que crear primero un producto y después se vendía
utilizando herramientas de marketing, el bien desmercantilizado habrá
que venderlo primero, como método para calibrar el interés de la gente
en su producción, para poder financiarlo y crearlo después.
En mi libro
apuntaba a esta opción definiendo el premercado como el ámbito donde se
define qué producir xxxv, y recientemente el artículo Crowdfunding: más crowd que fundingxxxvi defendía la misma idea.
Proteger el beneficio cuando llega a cero
Las empresas pequeñas y medianas son las que peores ratios de productividad tienenxxxvii
pero también son las que más cumplen con los requisitos que la
legislación local les obliga a cumplir, pues su capacidad de
deslocalización es mucho menor o incluso nula.
Las pymes no solo son la
fuente de más del 90% del empleo, además están ligadas al territorio,
tienden a operar en competencia perfecta y su capacidad de hacer lobby
es muy baja. Esto hace que, si hay alguna posibilidad de transformar el
sistema productivo en aquel que es óptimo para los objetivos ambientales
y sociales de la mayoría de la población, esta posibilidad pasa
indudablemente por las pymes, por mejorar su productividad y su
competitividad.
La tendencia a la caída del beneficio que venimos
señalando se combina con otros factores que amenazan a las pymes que
operan en economía de mercado. Si la razón fuese la excelencia
empresarial de las empresas que sobreviven estaríamos dentro de los
límites tolerados de “destrucción creativa”, pero en muchos casos estos
fracasos empresariales se están produciendo por el dumping social,
fiscal o ambiental de empresas que producen en instalaciones
deslocalizadas, o por causas financieras, como la retirada súbita del
crédito que dejó a miles de empresas españolas solventes en la ruina por
falta de liquidez entre 2008 y 2012 a causa de la cancelación de
pólizas de crédito por parte del sistema bancario, azotado por la crisis
generada por ellos mismos.
La financiación convencional cada vez
alimenta menos a la economía productiva. Hace poco se calculaba que solo
el 1,4% de la financiación ofrecida por el sistema bancario británico
va a parar a las empresas productivasxxxviii.
En este escenario, una estrategia para mantener este
tipo de empresas, de producción y de empleo, puede articularse mediante
la creación de sistemas de moneda complementaria. Este tipo de sistemas
permiten la generación de una liquidez estable, libre de intereses y a
muy bajo coste.
Los mecanismos de publicidad del sistema, como revistas o
páginas web donde figuran todos los integrantes, proporcionan a las
empresas nuevos clientes entre los demás participantes en el sistema. En
una estructura económica diversificada, este tipo de sistemas
constituyen un factor de competitividad esencial para muchas empresas
pequeñas y medianas, pues blinda su acceso a la liquidez y las
desvincula de los avatares del mercado financiero global.
Los sistemas
de monedas sociales y complementarias actúan de forma contracíclica,
aumentan el multiplicador económico en su ámbito de actuación y aportan
estabilidad macroeconómica, tal como se ha probado en el caso del WIR
suizo, una moneda complementaria suiza creada por un grupo de
empresarios para su propio uso en la gran depresión y que ha sido
estudiado en sus 80 años de existenciaxxxix:
en las épocas buenas no crecen mucho, pero en las contracciones
económicas que son típicas en las crisis financieras, suponen una tabla
de salvación para numerosas empresas y sus participantes aumentan en
número y grado de actividad.
Los sistemas de moneda complementaria pueden tener un
importante papel adicional y es el de convertir a los consumidores y
empleados de las mismas en prosumidores. Susan George dijo en El informe
Luganoxl
que no tiene sentido seguir separando los mercados de producción
(buscando lugares cada vez más baratos) y los mercados de consumo
(buscando lugares con consumidores de alto poder adquisitivo) pues se
trata de una aritmética imposible.
En el fondo, los empleados y los
consumidores son las mismas personas. Las monedas complementarias pueden
suponer una herramienta de proteger el empleo de calidad. pues
aceptando una parte del salario en moneda social el empleado garantiza
la demanda de producto a su empresa y a todas las que como ella cumplan
la regulación local (que el ciudadano como sujeto político ha
participado en elegir) que garantiza los derechos del empleado y otros
objetivos sociales y medioambientales.
En la medida en que el empleado
voluntariamente acepte moneda social generada por empresas locales, que
cumplen la normativa local, en pago por su trabajo, se compromete a
gastar esa renta en adquirir el producto de esas empresas, garantizando
las ventas de las mismas y protegiendo así la supervivencia de su
empleador y de su proveedor.
Es más, la demanda de cada consumidor se
convierte de este modo en un arma de negociación que le permite optar a
un puesto como participante en el proceso productivo, y al reparto de
ingresos del proceso productivo.
Reducir la demanda energética
La transición energética hacia fuentes de energía
renovable no es más que el principio del camino para llegar a un
horizonte de sostenibilidad medioambiental. Es también esencial la
reducción de la demanda energética.
Que el crecimiento económico
incrementa la demanda energética es un hecho probado, y también hemos
mostrado aquí y en otros trabajos cómo el imperativo de crecimiento
económico surge del sistema monetario y financiero a causa de la
creación monetaria como crédito con intereses.
Prescindir de este modo
de creación monetaria sería indispensable para reducir el imperativo de
crecer y la demanda energética. Los sistemas de moneda complementaria
aportan dos factores adicionales en este sentido.
En primer lugar, este tipo de sistema genera una
renta que no puede ir a ningún paraíso fiscal. Solo puede gastarse de
forma local propiciando una sustitución del producto global por el
producto local, en la medida en que haya producto local adecuado
disponible, reduciendo así la distancia kilométrica de la cadena de
suministro (entre el punto de producción y el de consumo) y la huella
ecológica.
En segundo lugar, este tipo de sistemas suelen
generar el dinero mediante crédito sin intereses, algo que también
reduce el imperativo de crecimiento económico. Para crear este tipo de
sistemas hay que afrontar el reto de gestionar el riesgo de crédito sin
pago de intereses.
Esto ha sido trabajado en el proyecto Eurocat, que
propone la creación de una moneda complementaria para Cataluña, con una
propuesta denominada Capital confianzaxli,
en el que el crédito se basa en determinados criterios sociales, como
los avales de otras empresas, que se traducen en un control social y
descentralizado del crédito.
Un sistema monetario y financiero compatible con la era de la abundancia
El debate monetario, que ha sido muy vivo durante un
tiempo en los países de la zona euro, se ha despachado con la cuestión
sobre si salir o no del euro, enfrentando a aquellos que prefieren tener
una moneda fuerte sin soberanía con aquellos que quieren una moneda
soberana pero débil y sometida al castigo de la especulación del mercado
de divisas.
Este es un debate superficial, pues la servidumbre consiste
en tener que elegir entre un mal o el otro. La oportunidad es superar
este debate con una transformación real del sistema monetario y
financiero.
Y esta transformación inevitablemente pasa por la obtención
del reconocimiento del derecho ciudadano a participar en la toma de
decisiones sobre el diseño y gestión del sistema monetarioxlii y respetar el derecho de todo ciudadano a crear dineroxliii, y por lo tanto, no poner trabas al proceso de desmercantilización el dinero y el crédito que ya se está produciendo.
En todas estas propuestas hay numerosas instrumentos
monetarios y financieros. Es pronto para saber qué forma tendrá el
sistema financiero del futuro. Todas las formas de creación monetaria
descrita pueden trabajar de forma aislada o en combinación unas con
otras. Por ejemplo, la moneda ciudadana para financiar el Estado puede
también financiar a las empresas, o quizá las empresas pueden generar su
propia moneda respaldada con su producción.
La moneda generada en una
plataforma de economía colaborativa al compartir casa podría servir
también en una plataforma de compartir coche, o restringirse al uso
dentro de la plataforma en la que fue creada. Esta nueva generación de
sistemas monetarios podría ser una industria nueva, que sustituiría al
oligopolio bancario por una infraestructura generada por parte de los
prosumidores que necesitan utilizarla.
Se trataría de generar la
infraestructura necesaria para producir dos bienes, el dinero y el
crédito. En el momento actual hemos sido ya testigos de un paso en esa
dirección. El Bitcoin tiene muchas posibilidades de ser a la industria
bancaria lo que Napster fue a la industria discográfica. No solo está
acaparando un buen número de operaciones de envío de divisas a otros
países, incluso apunta ya a constituirse en el nuevo activo refugio en
caso de crisis, tal como se ha visto en el caso del Brexitxliv.
La consecuente reducción de los ingresos de la industria bancaria les
ha obligado a movilizarse en el mayor consorcio de entidades bancarias
que se ha creado en mucho tiempo a la búsqueda de soluciones. Este
consorcio se llama R3 y su razón de ser era crear Cordaxlv,
una especie de bitcoin centralizado, que no va a servir para proteger
su oligopolio.
No es que el sistema bancario no pueda mejorar su
eficiencia aplicando la cadena de bloque, que sí puede. La cuestión es
que la cadena de bloque elimina la necesidad de tener un sistema
bancario, lo cual nos lleva a un escenario en el que el monopolio se
desactiva.
El procomún del dinero y del crédito
Una parte importante de la infraestructura necesaria
para producir este bien es la confianza. El dinero es una institución
social basada en la confianza. Los usuarios de la moneda dan su tiempo y
sus bienes a cambio de la moneda de su país, lo que constituye la
esencia del poder del dinero.
Esa confianza históricamente ha sido
tejida entorno a figuras autoritarias como reyes o Estados, pero en la
actualidad es el sector bancario quien la detenta, aunque la
desinformación al respecto es tal, que la creencia de que el dinero lo
crea el Estado sigue muy extendidaxlvi.
La innovación que ha aportado Bitcoin en este sentido es una evolución
de la confianza en el dinero, que en este caso se basa en la tecnología
que garantiza la escasez del Bitcoin y la inviolabilidad de su código.
Sin embargo, el acceso a la producción del bitcoin no está al alcance de
cualquiera, su producción es descentralizada pero tiene enormes
barreras de entrada, no cualquier puede producir bitcoins por el coste
que supone en infraestructura y energía, por lo que el bitcoin
difícilmente puede ser un medio que permita el acceso a los prosumidores
a la creación monetaria y que elimine sus barreras de entrada.
Para poder financiar las operaciones necesarias para
que estas nuevas circunstancias puedan ser plenamente aprovechadas por
la sociedad en general, será necesario el desarrollo de una nueva
generación de sistemas monetarios y financieros que consigan mantener la
escasez relativa, sin la cual el dinero no tiene valor y no funciona,
pero garantizando el acceso de cualquier persona a su producción, que es
lo que bitcoin no puede hacer, aunque la tecnología de cadena de bloque
que da base a Bitcoin sí podría seguir siendo relevante para cumplir
este propósito.
En este sentido, será necesario crear otros mecanismos
de confianza autogenerados desde la ciudadanía que podríamos denominar
el procomún del dinero. Se trataría de mecanismos o protocolos para
producir una confianza que sirva para dar respaldo a las monedas
sociales y complementarias.
Además de todo lo que lo que la tecnología
de cadena de bloque pueda aportar en este sentido, podrían tener un
papel central mecanismos para registrar la reputación de personas y
empresas, que les permitan confiar las unas en las otras para respaldar
la solvencia de estos nuevos instrumentos monetarios.
El hecho de que
muchos de estos nuevos instrumentos monetarios se crean a base de
crédito mutuo, ha llevado a articular la idea del procomún del créditoxlvii
concepto introducido por Thomas Greco y desarrollado Matthew Slater y
un grupo de personas, entre las que me encuentro, para generar
protocolos de convertibilidad entre monedas sociales, así como la
propuesta de Capital confianza antes mencionada, en la que un factor
para respaldar el crédito son los avales de otros participantes en el
sistema.
Un nuevo modelo para la era de la abundancia
En definitiva, estas son las 7 cuestiones que centrales en una nueva era de la abundancia:
-
Renta básica. En un primer momento, se debería
garantizar un ingreso mínimo a todas las personas, como medida de choque
en la situación actual de alto desempleo sin esperanza alguna de ser
eliminado. Con posterioridad, una vez se haya testado la medida, será
necesario encontrar soluciones complementarias a la renta básica en
moneda convencional para hacer frente a la reducción de la renta, o
sustituirla por otra medida más adecuada.
-
Reducción del tiempo de trabajo. Si el empleo se
reduce, será necesario repartirlo como sistema de garantizar unos
ingresos en moneda convencional a todo el mundo, que les permitan
financiar infraestructuras de acceso y otras necesidades. El desempleo
no puede desaparecer. Solo puede convertirse en horas de ocio
equitativamente distribuidas.
-
Nueva fiscalidad: El Estado deberá empezar a
financiar sus ingresos con base en otros criterios diferentes a la
generación de rentas.
-
Nuevas gratuidades y ahorros. Si la era de la
abundancia está marcada por la desmercantilización del bien producido,
probablemente la principal forma de aprovecharla será dentro de esa
misma lógica, es decir, ofrecer fuera del mercado el acceso al bien
generado fuera del mercado, ya sea de forma gratuita, a un precio bajo,
en moneda convencional o complementaria, o condicionando el acceso al
bien a haber contribuido en su creación o mantenimiento de alguna
manera, como en el modelo de autoprestación.
-
Reducir la dependencia del ingreso de las personas.
Mientras haya productos, especialmente todo lo que se puede producir en
formato de autoprestación, se debería garantizar el derecho democrático a
contribuir a su producción en las condiciones adecuadas, para generar
derechos de acceso al producto, y comenzar así un proceso de reducción
de la dependencia de los ingresos en forma de renta por parte de la
población, no solo del Estado. Esto podría incluir el acceso o
financiación de infraestructuras técnicas, tecnológicas o incluso
también tierra para cultivar.
-
Sistema financiero y monetario: Será imprescindible
sustituir el sistema financiero actual que se moviliza solo ante la
escasez. Se puede modificar la forma en que el sistema monetario y
financiero actual crea el dinero, lo que constituye un objetivo
político, pero también es posible generar nuevos sistemas monetarios
palalelos o complementarios y hacer que estos vayan gestionando cada vez
más una mayor proporción de la economía, en concreto, los sectores
desmercantilizables. Esto hará presión para la transformación del
sistema convencional gestionado por los bancos centrales. Además,
permitirá generar estrategias en las que la moneda convencional se ponga
al servicio de financiar infraestructuras de acceso, sustituyéndola
allí donde se pueda por monedas complementarias para poder hacerlo. Los
sistemas de moneda sociales y complementarias pueden financiar algunas
actividades importantes en la transición a un modelo económico de
abundancia, como:
-
Financiación ciudadana del Estado: Esta moneda nace
cada año en el pago de impuestos (Ciudadano→Estado) y muere en el pago
de servicios públicos (Estado→ Ciudadano). Se trata de una moneda
emitida por el ciudadano para pagar al Estado contribuciones con las que
el Estado financia servicios públicos que llevan a cabo los ciudadanos.
Los ingresos del Estado se desvinculan de la obtención de renta, tanto
del ciudadano como del Estado.
-
Moneda emitida desde el Estado mediante el pago al
ciudadano (por ejemplo de la renta básica). Se destruye con oxidación,
pago de impuestos y servicios públicos (vendibles). El pago desde el
Estado es un esquema bastante tradicional de emisión monetaria, la única
novedad en este caso sería hacer lo pagando una renta básica ciudadana.
-
Financiación empresarial: la moneda se pone en
circulación cuando el empresario paga insumos productivos (empresa→
empresa o empresa→ ciudadano) y se destruyen con el cobro del producto
en moneda complementaria (ciudadano→ empresa o empresa→ empresa). El
mecanismo se origina con el fin de obtener financiación para la
actividad productiva. Estas monedas proporcionan financiación estable y
sin vaivenes originados en “los mercados financieros”. No se van a
paraísos fiscales. Su coste es muy reducido (mucho menor que el interés
bancario) y generan una renta local que se puede gastar solo localmente,
provocando la sustitución de producto global por producto local cuando
existan sustitutivos adecuados, y reduciendo la demanda energética.
-
Inversión en infraestructuras: La moneda se crea
cuando el ciudadano cambia moneda convencional a moneda complementaria.
Se redimen cuando el ciudadano paga un servicio (producido por esa
infraestructura) en moneda complementaria. La moneda convencional se
sustituye por moneda complementaria para el consumo, y con esa moneda
convencional se pagan infraestructuras de acceso. El ciudadano a cambio
puede obtener una parte de la propiedad de la infraestructura así
financiada. Este mecanismo se podría aplicar a la financiación de
fuentes de energía renovable, asi como a la construcción de
infraestructuras de otro tipo: vehículos solares o eléctricos, redes de
telecomunicaciones (como güifi.net), viviendas sostenibles, etc.
7. Nuevos indicadores: Necesitamos indicadores que reflejen el
verdadero bienestar de las personas y las sociedades y abandonar el PIB o
la renta per cápita como medida de progreso. Una propuestaxlviii
consiste en crear una lista de bienes a fomentar, y una lista de males a
reducir. Ambas serían definidas mediante encuestas por los propios
ciudadanos. El indicador de progreso recogería la reducción de los males
y el incremento de los bienes, cuya evolución sería medible. Existen
otras propuestas que podrían ser igualmente válidas, como el índice de
desarrollo socioeconómico.
Conclusiones
Durante años hemos estado viviendo el incremento
constante del tamaño del mercado a causa de la financiarización del
sistema económico. El mercado ha invadido de forma paulatina cada
parcela de nuestra vida.
La revolución digital nos trae el movimiento
contrario: la desmercantilización. La desmercantilización toma dos
formas: productos que se vuelven bienes libres con muy pocas
posibilidades de ser vendidos, y la auto-prestación: soluciones
articuladas por parte de prosumidores organizados que anulan monopolios
de productos y reducen márgenes empresariales de las industrias que
venían produciéndolos.
La desmercantilización marca una tendencia natural
hacia el estancamiento económico, si se quiere expresar dentro de los
parámetros económicos actuales. Si se quiere analizar con un poco más de
rigor y perspectiva, lo que realmente nos anuncia es el fin del modelo
económico centrado en los bienes escasos, los productos, y el comienzo
de un nuevo modelo económico. Esta economía de la abundancia nos impone
sus condiciones que deberemos entender para aprovechar su potencial.
Uno de los factores diferenciales de esta nueva
economía es que el pacto keynesiano que dio base a la socialdemocracia
se rompe y el desempleo tecnológico se convierte en desempleo definitivo
que no puede ser resuelto solo con prestaciones sociales
convencionales. Esto nos lleva a la necesidad de repartir el empleo con
reducciones de jornada laboral, de forma que el desempleo se transforme
en ocio democráticamente distribuido.
Por otro lado, la desmercantilización lleva a que el
mercado y la renta tiendan a reducirse y, como consecuencia, los
ingresos fiscales del Estado que graban la renta también lo harán. Esto
exige medidas explícitas encaminadas a reducir la dependencia de la
renta (o del ingreso) tanto de las personas como de los gobiernos.
Para ello, serán necesarios nuevos mecanismos
monetarios y financieros, ya que el sistema monetario y financiero
convencional solo se moviliza ante la expectativa de beneficios.
Una
tasa de retorno del capital muy superior a la tasa de crecimiento nos
llevará a incrementar las desigualdades sociales, por lo que, en un
escenario de decrecimiento, será esencial activar formas de creación
monetaria desligadas del crédito con interés y de la expectativa de
beneficios. Estas nuevas soluciones serán especialmente necesarias en
materia de financiación pública.
Pues, aunque se espere una reducción de
los recursos del Estado, también se espera una importancia relativa
creciente de la producción pública. Esto se debe a que un producto
desmercantilizado, que no se puede vender, solo puede producirse con
criterios de bien público.
Esto no quiere decir que la esfera de
producción estatal sea la única posible para los bienes públicos.
También es factible la organización de la producción desde esferas
comunitarias o privadas, pero el Estado no dejará de tener un papel
importante.
Como suele ocurrir, esta crisis del modelo actual
trae consigo el germen de las soluciones. Se desencadena por el hecho de
que el ser humano se convierte en el medio de producción que más valor
produce, y de ese hecho precisamente surgen las soluciones:
Frente a la
dicotomía del consumidor y el empleado como figuras diferenciadas, crece
en importancia la figura del prosumidor y de los sistemas de
colaboración que le permiten organizarse en una economía compleja como
la nuestra, formando esquemas de auto-prestación para acceder a los
productos que estima necesarios con el mínimo esfuerzo y libera
potencialmente al prosumidor, en el proceso de producción, de las
exigencias de los dueños del capital.
El paso definitivo de este proceso
es culminar la desmercantilización del sector que, precisamente, ocupa
el lugar central del modelo económico actual: el sector monetario y
financiero, para que los prosumidores de dinero y crédito puedan hacerse
así con las riendas del capital y del poder. Pues en todo este proceso,
la transformación clave va a ser la de las estructuras de poder.
La
abundancia estará disponible solo para aquellos que dispongan de las
infraestructuras de acceso a ella, y la capacidad de emitir dinero
estará estrechamente ligada con la posibilidad hacerse con estas
infraestructuras. De ahí la necesidad de una soberanía financiera
ciudadanaxlix
que dé entrada al ciudadano para decidir los asuntos relativos al
sistema monetario de forma democrática, respetando el derecho
fundamental de emitir dinero por parte de cada ciudadano.
Por un lado,
hay una serie de propuestas de modificación en la política de compra de
activos por parte del BCE o por parte del BEI, lo que significaría una
modificación del sistema monetario y financiero convencional, algo que
constituye una clara vía de acción política.
Por otro lado, los sistemas
de moneda sociales y complementarias pueden financiar algunas
actividades importantes en la transición a un modelo económico de
abundancia, como la financiación de una nueva fiscalidad independiente
del nivel de renta, la financiación empresarial de la economía
productiva, la financiación de infraestructuras de acceso a la
abundancia. Muchos de estos esquemas son compatibles entre sí y pueden
complementarse unos a otros.
Un modelo económico de la abundancia podría tener
muchas posibilidades de generar sociedades más vibrantes, sanas,
equilibradas y justas, pero sobre todo, permitirá la recolocación de la
escasez donde realmente está, nuestra capacidad de polucionar y destruir
la biodiversidad es lo que cada vez tiene un margen más escaso, si es
que no queremos extinguirnos.
Un sistema monetario y financiero
desmercantilizado nos liberará del imperativo de crecimiento económico y
nos permitirá gestionar adecuadamente esta escasez.
Autora: Susana Martín Belmonte
Licencia Creative Commons 3.0.
Versión en para descargar: La era de la abundancia y sus condicionantes-2016-09-02
NOTAS
i Martín Belmonte, Susana (2011) Nada está perdido. Un sistema monetario y financiero alternativo y sano. Editorial Icaria, Barcelona.
ii
Escuché la denominación de desmercantilización a Marco Berlinguer en la
conferencia de los comunes (procomuns.net) en Barcelona en marzo 2016
refiriéndose al caso de Wikipedia. Hasta entonces yo hablaba de la
destrucción del producto o expresaba esta idea con otros circunloquios.
Marco Berlinguer, Mayo Fuster y otros investigadores han estado
estudiando el valor de los bienes comunes dentro del proyecto europeo
P2P value (más información en https://p2pvalue.eu).
iii El cierre de oficinas bancarias conduce a la reducción de la competencia en el sector (20/05/2016) Mundiario Disponible en: http://www.mundiario.com/articulo/economia/cierre-oficinas-bancarias-conduce-disminucion-competencia-sector-financiero/20160520131558060163.html
iv Mesh networking: https://en.wikipedia.org/wiki/Mesh_networking
v RALN: Publicado en la web de güifi.net. Disponible en https://guifi.net/es/ProcomunXOLN#ProcomunXOLN. Consultado en agosto de 2016.
vi Entrevista a Jeremy Rifkin: “En 35 años el capitalismo ya no será el modelo dominante” – 21/09/2014 – Huffingtonpost – disponible en: http://www.huffingtonpost.es/2014/09/21/jeremy-rifkin-entrevista_n_5851246.html
vii Sobre la economía colaborativa procomún puede encontrarse más información en la convocatoria de la conferencia procomuns.net. Celebrada en marzo 2016. “Construyendo economías colaborativas procomunes en Barcelona: http://in3.uoc.edu/opencms_portalin3/opencms/es/activitats/seminaris/agenda/2016/agenda_005
viii Definición del protocolo BitTorrent publicado en: https://es.wikipedia.org/wiki/BitTorrent Consultado en Agosto 2016.
ix
El proyecto GNU fue iniciado por Richard Stallman con el objetivo de
crear un sistema operativo completamente libre, tal como lo define
wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Proyecto_GNU Consultado en Agosto 2016.
x Zaman, Asad (2016) Economic Theory as Ideology. Publicado en WEA- Disponible en: https://weapedagogy.wordpress.com/2016/07/13/economic-theory-as-ideology/#more-1259 Consultado en Agosto 2016.
xi Lista de las 2000 empresas que cotizan en bolsa más grandes del mundo 2016 – Forbes – disponible en: http://www.forbes.com/global2000/list/ consultado en julio 2016.
xii Martín Belmonte 2011, pg. 153.
xiii El falso auge tecnológico puede estar condenándonos al estancamiento económico (08/04/2016) MIT, disponible en: http://icvdecreixement.blogspot.com.es/2016/04/el-falso-auge-tecnologico-puede-estar.html
xiv
La consultora IDC en la presentación de sus predicciones de 2013 en
Madrid (13/02/2013), reconoció que una de las tendencias de 2012 que no
se había cumplido fue el crecimiento del sector tecnológico generado por
el internet de las cosas.
xv Roberts, Michael (29/07/2016) Shopping for growth – The Next Recession Blog: https://thenextrecession.wordpress.com/2016/07/29/shopping-for-growth/
xvi Koo, Richard () The other half of macroeconomics. The Real World Economics Blog – Disponible en: https://rwer.wordpress.com/2016/07/21/the-other-half-of-macroeconomics-richard-koo/
xvii Mazzucato, Mariana (2014) El Estado emprendedor – RBA libros.
xviii Piketty, Thomas (2014) El capitalismo en el siglo XXI – Fondo de Cultura económica de España.También TED Talk:
https://www.ted.com/talks/thomas_piketty_new_thoughts_on_capital_in_the_twenty_first_century?language=es
https://www.ted.com/talks/thomas_piketty_new_thoughts_on_capital_in_the_twenty_first_century?language=es
xix
Griera i Roig, Jordi y Martín Belmonte, Susana (07/2016) Funcionamiento
del sistema monetario y financiero convencional. Disponible en: http://www.monedasocial.org/funcionamiento-del-sistema-monetario-convencional/
xx Uber se alía con Volvo para su flota de coches sin conductor – (20/08/2016) – diario El País.
xxi Lapavitsas, Costas (2015) Beneficios sin producción – Traficantes de Sueños. Reseña disponible en: https://www.traficantes.net/noticias-editorial/lanzamiento-de-beneficios-sin-produccion-de-costas-lapavitsas
xxii Martín Belmonte 2011 – Pg. 104.
xxiii Propuesta de modelo económico-social sostenible y estacionario (2014) El viejo topo. Reseña: http://tienda.elviejotopo.com/alternativas/1082-hacia-un-nuevo-modelo-economico-social-sostenible-y-estacionario-9788494209765.html
xxiv Demos es una moneda social en Gran Canaria. Más información: www.monedademos.es Consultado en Agosto 2016.
xxv MacMillan, Jonathan (2014) The End of Banking – Amazon books. Más información en: http://www.endofbanking.org/
xxvi 5 estrategias para recuperar nuestra hegemonía digital (17/03/2016) P2P Foundation. http://www.guerrillatranslation.es/2016/03/17/estrategias-para-recuperar-nuestra-hegemonia-digital/
xxvii Scholz, Trevor (2016) Cooperativismo de plataforma – Dimmons.net – Disponible en: http://dimmons.net/wp-content/uploads/2016/05/maq_Trebor-Scholz_COOP_PreF_DP.pdf
xxviii Operador energético de Barcelona- Medida de gobierno del ayuntamiento de Barcelona (junio 2016) https://barcelonaencomu.cat/es/programa/navega/detall/promover-la-creacion-de-un-operador-energetico-verde-integral. Consultado en Agosto 2016.
xxix Propuesta Dinero Verde: http://www.eldiario.es/economia/proponen-Verdes-reorientar-politica-monetaria_0_516548424.html. Consultado en Agosto 2016.
xxx Turnbull, Shann (2009) Money, Market and Climate Change http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=1304083. Consultado en Agosto 2016.
xxxi Martín Belmonte, Susana (2016) – Soberanía financiera – Financiación del operador energético de Barcelona en moneda social: http://soberaniafinanciera.org/transicion-energetica-financiada-con-moneda-social/ Consultado en Agosto 2016.
xxxii Bollier, David & Conaty, Pat (2016) Democratic Money and Capital for the Commons- P2P Foundation -Disponible en: https://blog.p2pfoundation.net/democratic-money-and-capital-for-the-commons/2016/03/02 Consultado en Agosto 2016.
xxxiii Bauwens, Michael (2014) Plan para una sociedad P2P (12/02/2012) P2P Foundation. Publicado en castellano en Consumo Colaborativo. Disponible en: http://www.consumocolaborativo.com/2012/04/27/plan-para-una-sociedad-p2p-el-estado-socio-y-la-economia-etica/ Consultado en agosto 2016.
xxxiv Martín Belmonte 2011, pg. 246.
xxxv Martín Belmonte 2011, pg. 177.
xxxvi Acconcia, Valentí (2015) Por qué el crowdfunding es más crowd que funding – Ouishare. Disponible en http://magazine.ouishare.net/es/2015/10/crowdfunding-mas-crowd-que-funding/Consultado en Agosto 2016.
xxxvii Panorámica de la industria 2007-2009 – INE –Página 76 – Disponible en: http://www.ine.es/ss/Satellite?L=es_ES&c=INEPublicacion_C&cid=1259925129176&p=1254735110672&pagename=ProductosYServicios%2FPYSLayout¶m1=PYSDetalleGratuitas
xxxviii Is Finance fit for Purpose? (31/03/2016) Michael Roberts blog “The next recession”. Disponible en: https://thenextrecession.wordpress.com/2016/03/31/is-finance-fit-for-purpose/ . Consultado en Agosto 2016.
xxxix Caso del WIR. Documentado en el centro de recursos de monedas sociales y complementarias – Disponible en: http://community-currency.info/es/monedas/wir-bank/ . Consultado en Agosto 2016.
xl George, Susan (2001) Informe Lugano – Pg. 46 – Icaria Editorial – Barcelona.
xli
Martín, Belmonte Susana (2015) Notas para una propuesta de
dinero-crédito descentralizado y basado en la reputación – International
Social currency conference. Disponible en: https://socialcurrency.sciencesconf.org/conference/socialcurrency/pages/Capital_confianzafinal.pdf
xlii Dinero
positivo es un movimiento que hace campaña en favor de la obtención del
reconocimiento del derecho ciudadano a participar en la toma de
decisiones sobre el diseño y gestión del sistema monetario.
xliii Martín Belmonte 2011, pg. 169
xliv Bitcoin como valor refugio tras el Brexit: la criptomoneda se va haciendo mayor (18/07/2016) El blog Salmón. Disponible en: http://www.elblogsalmon.com/economia/bitcoin-como-valor-refugio-tras-el-brexit-la-criptomoneda-se-va-haciendo-mayor
xlv R3 Consortium Blockchain Initiative. What makes Corda different? (2016) Cryptocoinsnews. Disponible en: https://www.cryptocoinsnews.com/r3-consortiums-blockchain-initiative-what-makes-corda-different/. Consultado en Agosto 2016.
xlvi Poll results: Only 1 in 10 MPs understand that banks create money (19/08/2016) positivemoney.org – disponible en: http://positivemoney.org/2014/08/7-10-mps-dont-know-creates-money-uk/ Consultado en Agosto 2016. En
Reino Unido, la organización Positivemoney.org hizo una encuesta a los
diputados del parlamento británico preguntándoles quién creaba el
dinero. Más del 80% dieron una repuesta equivocada.
xlvii Slater, Matthew (2016) Credit Commons – A for the solidarity economy – Disponible en: http://creditcommons.net/ Consultado en Agosto 2016.
xlviii Martín Belmonte 2011, Pg. 189
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