18/9/09

El cerebro del hombre, el de la mujer, el violento...

"¿Son incapaces, por ejemplo, de sentir compasión por los otros?

Eso es la empatía. Entre los hombres y las mujeres es distinta. Las mujeres son más empáticas que los hombres. Las mujeres detectan mejor el estado emocional de quien tienen enfrente. Hay un experimento muy divertido que lo demuestra. Enseñan a un grupo de personas imágenes muy desagradables de maltrato, por ejemplo, lo que activa la amígdala cerebral (se ve gracias a las técnicas de imagen), una zona que nos despierta el sistema de alarma de sensación de peligro y emergencia. Esas personas se identifican con la víctima. Pero luego ves a la víctima, a su vez, maltratando a un niño. Y le vuelves a enseñar la imagen primera. Pues bien, a las mujeres se les sigue iluminando la amígdala. Siguen sintiendo empatía hacia la primera víctima a pesar de saber que es un cabrón. En los hombres, nada. Como si le estuvieran pegando a un saco. Es una simplificación, pero básicamente ésa es la observación.

Aparte del desafío ético que va a suponer la manipulación del cerebro, habrá que aceptar en el futuro esas diferencias entre hombre y mujer y quizá entre un europeo y un chino o entre un blanco y un negro.

Exactamente. Y habrá que tener muy en cuenta el componente hereditario. Porque cada uno tiene una determinada carga genética para que el cerebro acabe conectando todos sus circuitos de una manera automática. Lo que llamamos inteligencia está genéticamente muy predeterminada, lo que quiere decir que es imposible ir más lejos que eso. Un cerebro se puede llevar al máximo, pero no por encima de su capacidad genética.

Así que no se puede amueblar el cerebro, como decimos coloquialmente, de manera extraordinaria.

Puedes amueblar al máximo en tus 180 metros cuadrados, pero si tienes 40 metros cuadrados, amueblas 40 metros. El apartamento puede ser muy coqueto o puede ser un asco. Lo que más me preocupa es que lo más fácil es que sea un asco. Por eso me obsesiona la educación de los niños. Es un periodo determinante para que una persona vaya por un lado o por otro, dada la enorme plasticidad del cerebro. Hay circuitos que en un determinado momento de la vida se quedan cerrados para siempre. Estoy convencido de que ocurre con la violencia. Al que es maltratado en un momento determinado se le activan unos circuitos de emergencia que se quedan para toda su vida. Es una especulación mía, pero hay datos que sugieren que eso es así. A las ratas les das de comer una comida que tiene un sabor o un olor determinado que las hace vomitar cuando son chiquititas y no vuelven a tomar ese alimento jamás. Jamás. Es un circuito primitivo de supervivencia. Es sorprendente comprobar el número de niños que son maltratadores después." (Carlos Belmonte: Leeremos y manipularemos el cerebro como queramos. El País Semanal, 13/09/2009, p. 30)

No hay comentarios: