"¿Tiene actualmente Estados Unidos el mismo control que tenía en otras épocas sobre los recursos energéticos del Oriente Medio?
El sistema dictatorial controlado por Occidente está erosionándose.
De hecho, lleva tiempo ya debilitándose. Por eso, por ejemplo, si
retrocedemos 50 años, vemos que los recursos energéticos –la principal
preocupación de los estrategas estadounidenses- han sido en su mayoría
nacionalizados. Hay constantes intentos para revertir ese hecho pero no
han tenido éxito.
Tomemos, por ejemplo, la invasión de Iraq. Para
todo el mundo, excepto para algún entregado ideólogo, era totalmente
obvio que invadíamos Iraq no por nuestro amor a la democracia sino
porque es tal vez el segundo o tercer país más rico en petróleo del
mundo y porque se halla justo en medio de la región productora más
importante.
Se supone que no puedes decir esto porque se considera una
teoría de la conspiración.
EEUU fue seriamente derrotado en Iraq
por el nacionalismo iraquí, sobre todo por la resistencia no violenta.
EEUU podía matar insurgentes pero no podía enfrentarse a medio millón de
personas que se manifestaban por las calles.
Paso a paso, Iraq fue
capaz de ir desmantelando los controles establecidos por las fuerzas
ocupantes. En noviembre de 2007 estaba ya muy claro que iba a ser muy
difícil conseguir los objetivos estadounidenses. Y fue precisamente en
ese momento cuando se formularon explícitamente esos objetivos.
Por
tanto, en noviembre de 2007, la administración Bush II apareció con una
declaración oficial acerca de cómo debería ser cualquier acuerdo a que
se llegase con Iraq. Debería cumplir dos requerimientos importantes:
uno, que EEUU debía ser libre para llevar a cabo operaciones de combate
desde sus bases militares, que conservaría; y dos, “promover el flujo de
inversiones extranjeras hacia Iraq, especialmente de las inversiones
estadounidenses”.
En enero de 2008, Bush dejó todo esto claro en una de
las declaraciones con firma. Un par de meses después, en vista de la
resistencia iraquí, EEUU tuvo que olvidarse de ello. El control de Iraq
se le está escapando ya de las manos.
Iraq fue un intento de
restituir por la fuerza algo parecido al viejo sistema de control pero
ese intento fue repelido. Pienso que, por lo general, las políticas de
EEUU se han mantenido constantes y se remontan a la II Guerra Mundial.
Pero su capacidad para llevarlas a la práctica está reduciéndose. (...)
Si leemos revistas de política exterior de ahora o si se nos ocurre la
tontería de ponernos a escuchar los debates de los republicanos, oiremos
que están planteándose: “¿Cómo podemos prevenir nuevas pérdidas?”. (...)
Echemos un vistazo al último número del año pasado de Foreign Affairs, la principal revista del establishment.
En la portada, en negritas, pregunta: “¿Están acabados los EEUU?”. Es
la queja habitual de quienes piensan que deberían tenerlo todo. Si tú
piensas que debes tenerlo todo y hay algo que se te escapa, eso es una
tragedia, el mundo se está viniendo abajo.
Por tanto, ¿están acabados
los EEUU? Hace mucho tiempo perdimos China, perdimos el Sureste
Asiático, perdimos Sudamérica. Quizá perdamos los países del Oriente
Medio y el Norte de África. ¿Están acabados los EEUU? Es una especie de
paranoia, pero es la paranoia de los riquísimos y los poderosísimos. Si
no lo tienes todo, es el desastre. (...)
Toda la preocupación acerca del Islam político es tan sólo la
preocupación ante cualquier desarrollo independiente. Todo lo que sea
independiente tiene que preocuparte porque podría debilitarte. En
realidad, es un poco irónico, porque EEUU y Gran Bretaña han apoyado
tradicionalmente y de forma decidida el fundamentalismo radical
islámico, no el Islam político, como fuerza para bloquear el
nacionalismo laico, que es su auténtica preocupación.
Por eso, por
ejemplo, Arabia Saudí es el estado fundamentalista más extremista del
mundo, un estado islámico radical. Tiene auténtico celo misionero y está
extendiendo el Islam radical en Pakistán, financiando el terrorismo.
Pero es el bastión de la política estadounidense y británica.
Lo
apoyaron firmemente contra la amenaza del nacionalismo laico de Gamal
Abdel Nasser en Egipto y Abd al-Karim en Iraq, entre otros muchos. No
les gusta el Islam político porque podría independizarse de ellos." (David Barsamian/Noam Chomsky, Tom Dispatch, Rebelión, 08/02/2013)
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