"Doce empresas consolidadas del sector cooperativo madrileño vinculadas a REAS Madrid dieron el pistoletazo de salida en 2009 para
crear una red de intercambio de productos y servicios. Y desde entonces
se ha fortalecido mucho el proyecto a nivel estatal. (...)
Las ferias que ya se han organizado en Aragón o en Cataluña en el marco
de REAS son un importante referente, por eso replicamos su formato.
Uno:
es una feria sostenida con el trabajo voluntario de muchas entidades y
personas consumidoras, así como con el aporte económico de las entidades
y patrocinadores afines.
Dos: los productos y servicios que se ofertan comparten los principios de la economía solidaria.
Tres: se compra con moneda social; en Cataluña fueron los ecosoles, aquí son los boniatos.
Cuatro (el toque personal): un centro de medios para difundir en directo las diversas actividades.
Tan importante es producir bienes y servicios cuyo objetivo no es el
beneficio económico sino la riqueza social, como que se haga tratando de
respetar los límites biofísicos de los ecosistemas. No menos importante
es que en cada entidad haya una cultura de trabajo democrática y equitativa.
Cómo nos relacionamos entre las entidades también nos hace singulares,
queremos compartir recursos, no poseerlos, ensayando estrategias de
intercooperación y de trabajo en red. Y caminar hacia todo eso,
articulando discursos y llevándolos a la práctica, lleva su tiempo.
¿Cómo lo hacemos? Satisfaciendo el máximo de necesidades de consumo
dentro de la red, produciendo para tener más diversidad de bienes y
servicios en el MES y utilizando la banca ética. (...)
La participación es nuestro sello. “Sin una base
social que se siente protagonista del proyecto es muy difícil fomentar
el trabajo en red con otras organizaciones aliadas. Sin la
participación, esta relación entre organizaciones pierde su potencial
transformador, quedando en el mejor de los casos reducido a meros
acuerdos comerciales”, escribe Peru Sasia, de la banca ética Fiare, en el blog Idearia.
Pero hay procesos que son más lentos, como el uso de la moneda social. Nuestra moneda no tiene una representación física, las transacciones con boniatos se realizan mediante una interfaz web en la que cada usuario dispone de una cuenta propia.
Ahora usamos la plataforma sudafricana CES (Community Exchange System),
pero nos estamos cambiando a una nueva aplicación de la fundación
holandesa Social Trade Organization, que además de ser de software libre
es más intuitiva y podrá utilizarse desde el móvil.
Además, hay otro
problema que apunta Antonio Hernández, de la cooperativa Garúa y
de la comisión de moneda social: “Nos cuesta mucho cambiar nuestros
hábitos de consumo”. Así que además de mejores herramientas para Antonio
es fundamental un cambio de hábitos:
“Tenemos que ser conscientes de que construir una cosa económica diferente supone dedicarle esfuerzo, puedes pensar que desde el punto de vista monetario no te compensa pagar en boniatos, pero así no vamos a cambiar nada”. (...)
Hasta ahora la mayor parte del esfuerzo por consolidar este proyecto lo
asumimos entre más de 30 personas y organizaciones con trabajo no
remunerado.
“En la medida que crezcamos será necesario profesionalizar
algunas tareas, sobre todo más técnicas, pero el control político tiene
que estar en las entidades y en las personas participantes”, concluye
Antonio cuando trazamos escenarios de futuro." (Diagonal, 14/05/2013)
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