27/6/13

¿Cómo hacemos una economía cooperativa? Satisfaciendo el máximo de necesidades de consumo dentro de la red...

"Doce empresas consolidadas del sector cooperativo madrileño vinculadas a REAS Madrid dieron el pistoletazo de salida en 2009 para crear una red de intercambio de productos y servicios. Y desde entonces se ha fortalecido mucho el proyecto a nivel estatal. (...)

Las ferias que ya se han organizado en Aragón o en Cataluña en el marco de REAS son un importante referente, por eso replicamos su formato. 

Uno: es una feria sostenida con el trabajo voluntario de muchas entidades y personas consumidoras, así como con el aporte económico de las entidades y patrocinadores afines. 
 Dos: los productos y servicios que se ofertan comparten los principios de la economía solidaria. 
Tres: se compra con moneda social; en Cataluña fueron los ecosoles, aquí son los boniatos.  
Cuatro (el toque personal): un centro de medios para difundir en directo las diversas actividades.

 Tan importante es producir bienes y servicios cuyo objetivo no es el beneficio económico sino la riqueza social, como que se haga tratando de respetar los límites biofísicos de los ecosistemas. No menos importante es que en cada entidad haya una cultura de trabajo democrática y equitativa.

 Cómo nos relacionamos entre las entidades también nos hace singulares, queremos compartir recursos, no poseerlos, ensayando estrategias de intercooperación y de trabajo en red. Y caminar hacia todo eso, articulando discursos y llevándolos a la práctica, lleva su tiempo. 

 ¿Cómo lo hacemos? Satisfaciendo el máximo de necesidades de consumo dentro de la red, produciendo para tener más diversidad de bienes y servicios en el MES y utilizando la banca ética. (...)

La participación es nuestro sello. “Sin una base social que se siente protagonista del proyecto es muy difícil fomentar el trabajo en red con otras organizaciones aliadas. Sin la participación, esta relación entre organizaciones pierde su potencial transformador, quedando en el mejor de los casos reducido a meros acuerdos comerciales”, escribe Peru Sasia, de la banca ética Fiare, en el blog Idearia.

Pero hay procesos que son más lentos, como el uso de la moneda social. Nuestra moneda no tiene una representación física, las transacciones con boniatos se realizan mediante una interfaz web en la que cada usuario dispone de una cuenta propia

Ahora usamos la plataforma suda­fricana CES (Community Exchan­­ge System), pero nos estamos cambiando a una nueva aplicación de la fundación holandesa Social Trade Organization, que además de ser de software libre es más intuitiva y podrá utilizarse desde el móvil. 

Además, hay otro problema que apunta Antonio Hernández, de la cooperativa Garúa y de la comisión de moneda social: “Nos cuesta mucho cambiar nuestros hábitos de consumo”. Así que además de mejores herramientas para Antonio es fundamental un cambio de hábitos:
 “Tene­mos que ser conscientes de que construir una cosa económica diferente supone dedicarle esfuerzo, puedes pensar que desde el punto de vista monetario no te compensa pagar en boniatos, pero así no vamos a cambiar nada”. (...)

Hasta ahora la mayor parte del esfuerzo por consolidar este proyecto lo asumimos entre más de 30 personas y organizaciones con trabajo no remunerado.

 “En la medida que crezcamos será necesario profesionalizar algunas tareas, sobre todo más técnicas, pero el control político tiene que estar en las entidades y en las personas participantes”, concluye Antonio cuando trazamos escenarios de futuro."         (Diagonal, 14/05/2013)

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