"Con sorpresa leo que Izquierda Unida propone una ley de renta básica en
Andalucía como desarrollo del artículo 23.2 de nuestro Estatuto, algo
que solo puede terminar en una chapuza que engañe de nuevo a los
andaluces. (...)
Tal como está redactado dicho artículo (“Todos tienen derecho a una
renta básica que garantice unas condiciones de vida digna y a recibirla,
en caso de necesidad”) lo que tenemos los andaluces no es el derecho a
una renta básica.
La red mundial que la defiende (Basic Income Earth
Network) la define como “un ingreso pagado por el Estado, como derecho
de ciudadanía, a cada miembro de pleno derecho o residente de la
sociedad incluso si no quiere trabajar de forma remunerada, sin tomar en
consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma,
independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de
renta, y sin importar con quien conviva”.
Por tanto, la renta básica es
un ingreso que, a diferencia de lo que dice el Estatuto, no se recibiría
solo en caso de necesidad sino por el solo hecho de ser andaluz o de
residir aquí.
Para establecer una renta básica en Andalucía habría que dedicar a
ello (según el umbral de “vida digna” que se estableciera) entre el 30% y
el 50% de nuestro PIB. Una cantidad inalcanzable en las actuales
circunstancias, aun contando con lo que se pudiera ahorrar.
Además,
conllevaría la eliminación paralela de otros servicios y transferencias
sociales y grandes cambios impositivos que obligarían a entrar en una
discusión muy complicada sobre cuyas consecuencias no quiero ni pensar.
Pero incluso si hubiera dinero suficiente para implantar una renta
básica creo que sería una opción inadecuada y que siempre me ha chocado
que propongan organizaciones como IU.
No me explico que una organización
que se declara anticapitalista y que aspira al socialismo cambie el
justo principio de Marx (“a cada uno según su necesidad y de cada uno
según su capacidad”) por el de la renta básica que podría expresarse
como “a todos por igual y de cada uno según su voluntad”.
Yo defiendo que el Estado garantice que todos los ciudadanos sin
excepción dispongan de ingresos suficientes para vivir con dignidad.
Pero no creo que la mejor forma de lograrlo sea la renta básica porque
desvincula derechos de obligaciones y supone tratar igual a los
desiguales, principios que no comparto, como creo que le ocurre a muchas
personas.
Porque no tiene en cuenta la individualización de las
capacidades humanas y su desigual alcance y porque me parece que
establecerla sin modificar la división sexual y social del trabajo o los
procesos de socialización multiplicaría la desigualdad, sobre todo
entre mujeres y hombres.
Además, creo que la experiencia demuestra
claramente que para combatir la pobreza y la exclusión son mucho más
eficientes el pleno empleo masculino y femenino, la desmercantilización y
el reparto del trabajo, los salarios dignos, las pensiones públicas, la
corresponsabilidad entre mujeres y hombres, la provisión de suficientes
servicios públicos y la transferencia de ingresos a quienes se encuentren en situaciones de especial necesidad.
En España y en Andalucía tenemos un déficit social muy grande y que
está creciendo. Lo urgente es aumentar los recursos para garantizar los
servicios y derechos de bienestar que son las defensas más potentes que
conocemos frente a la pobreza y la exclusión. Tratar de implantar una
renta básica es empezar la casa por el tejado.
Distinto es que se quiera otra cosa, garantizar o extender (porque el
llamado salario social existe en Andalucía desde hace tiempo) el
derecho a un ingreso mínimo de personas en situación de pobreza extrema.
Eso me parece bien, pero, en ese caso, se debe ser riguroso y no hablar
de renta básica porque entonces se confunde de nuevo a la gente." (
Juan Torres
, El País, 8 DIC 2013 )
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